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Medicina Alternativa En La Colonia

aliciaalvarenga15 de Octubre de 2013

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NATURALISTA, ENFERMEROS Y MÉDICOS MISIONEROS

Los misioneros que venían al Nuevo Mundo, ya sean jesuitas o miembros de otras congregaciones, se preparaban especialmente para desempeñarse en sus funciones, y dada la instrucción o educación que recibían en universidades euro¬peas y después en las de América, eran muy versados en cien¬cias naturales, y muchos de ellos también con medicina y cien¬cias afines. A cada instante esos misioneros debían verse en la contingencia de tener que atender a enfermos, ya sea en la vida conventual o en las misiones o aún en casos de epide¬mias, que frecuentemente asolaban a las poblaciones organi-zadas en América.

En cuanto al ejercicio de la medicina por religiosos, el Concilio de Viena, 1312, había dispuesto que el cuidado del cuerpo era atribución de los seglares y el cuidado de las almas, de los religiosos. Pero la realidad de la vida en el Nuevo Mundo, sin hospitales y sin médicos, hizo con que es¬tas disposiciones primeras, fuesen cambiadas posteriormen¬te, para facilitar la labor de los misioneros.

En 1532 don Carlos V en Ratisbona dictó disposiciones especiales en la Contitutio Criminalis Carolina confirman¬do la prohibición a religiosos de ejercer la medicina salvo en los conventos y en casas particulares de caridad.

Nuevamente, por disposición de la S. Congregación de Propaganda Fide el 20 de noviembre de 1626 el ejercicio de la medicina es prohibido a sacerdotes y religiosos .

Para ciertos casos, empero, se concedieron -privilegios. Es así corno Gregorio XIII concedió el 11 de febrero de 1575 licencia para que "Los religiosos jesuitas peritos en medicina puedan ejercer este oficio sin recurrir en censuras y penas y libres de escrúpulos de conciencia... y siempre que no haya cómodamente a mano médicos seglares. .. contando con el permiso de sus superiores... puedan libres y lícitamente curar a cualesquiera personas enfermas, ya sean religiosos de la misma compañía, ya seglares y extraños a ella, sin escrúpu¬lo alguno de conciencia y sin incurrir en censuras y senten¬cias algunas o en otra suerte de penas, exceptuando, sin em¬bargo, el hacer por si mismo cauterios e incisiones".

Posteriormente las congregaciones facultaron en casos especiales a sus misioneros el ejercer la medicina basadas en una disposición de la S. Congregación de Propaganda Fide del 4 de Agosto de 1628 permitiendo el ejercicio de la medicina a sacerdotes misioneros mediante dispensa bajo dos condiciones: prestar gratuitamente los servicios médicos y no recibir de lo que ofrezcan expontáneamente sino lo necesario para el sustento.

Es así que la Congregación franciscana, por ejemplo dispuso el 20 de Noviembre de 1641 que los sacerdotes misioneros en caso de necesidad no necesitaban de dispensa para el ejercicio de la medicina y la cirugía y siempre que concurriesen estas condiciones: que el sacerdote misionero fuese perito en el arte de la medicina, que la ejerza gratis, que opere sin zajar ni pinchar y que en el lugar donde el misionero vive no hayan médicos laicos.

La práctica de la cirugía era también prohibida a sacer¬dotes y religiosos, así como practicar cauterios e inci¬siones. Pero más tarde se permitió a misioneros practicar incisiones en caso de necesidad y hasta amputar (un dedo por ej.) para salvar un miembro (un brazo por ej.).

Desde la llegada de los primeros misioneros jesuitas, los PP. Saloni, Ortega y Fields en 11 de Agosto de 1588, a los que se agregaron en 1594 los PP. Lorenzana, Alonso de Barzana y el Superior Juan Romero, y más aún con la erección de la Provincia del Paraguay en Mayo de 1604 por el General de la Compañía P. Claudio Acquaviva con la de¬signación como Provincial al P. Diego de Torres Bollo, desde esos primeros pasos hasta la expulsión de la Compañía por Real Orden de Carlos III, del 27 de Febrero de 1767, principalísimo papel cupo a los jesuitas como naturalistas, enfermeros y médicos en el Paraguay y las Misiones, así como en otras partes de América.

En las Reducciones de los indios guaraníes los padres misioneros tuvieron que actuar como médicos, cirujanos enfermeros y refiere el Padre jesuita e historiador Guillermo Furlon (que escribió una voluminosa obra, "Misiones y sus pueblos guaraníes", y otra "Médicos argentinos durante la dominación hispánica", ambas muy importantes por los datos que trae de los jesuitas) autoridad en la materia y a quien seguimos en esta parte, que Roque González de Santa Sruz, Antonio Ruys Montoya, Pedro Romero, Francis¬co Díaz Taño, Diego de Boroa, José Catalino, Cristóbal Alta¬mirano y otros, sin ser médicos, tuvieron que actuar como tales y como enfermeros y curanderos. Refiere este autor que en las reducciones del Paraná y del Uruguay no hubo médico alguno entre 1610-1696 pero sí varios enfermeros que atendían en los hospitales instalados en cada Reducción y que había sí, tres médicos para todas las Reducciones del Guairá y Chiquitos: uno del Paraná en Candelaria, otro del Uruguay, en San Nicolás, y el tercero en una Reducción de Tarija o Chiquitos; que los médicos aparecieron en las Mi¬siones recién después de 1700; y que Protomédicos en las Reducciones del Paraná, con interrupciones, fueron el her¬mano Joaquín de Zubeldía, de 1703 a 1730, el hermano Pedro Hormaer, de 1735 a 1744, el hermano Ruperto Dalhamer en 1748, y él hermano Tomás Heyrle, en 1753 a 1767, siéndolo también a la vez de las Reducciones del Uruguay. En estas fueron Protomédicos, también con interrupciones, el Her¬mano Pedro Montenegro, 1703 a 1724, y el Hermano Tomás Heyrle, de 1735 a 1767.

Refiere el Padre Furlong que en Asunción actuaron como Enfermeros dos Hermanos jesuitas, alcanzando gran renom¬bre.

El hermano Diego Bassauri, natural de Villa Medina, que ingresó en la Compañía de Jesús en 1609 y vino al Río de la Plata al año siguiente, estuvo en Córdoba durante dos años y pasó luego a Asunción donde durante 15 años fue enfermero. Adquirió gran prestigio como médico y escribió un libro sobre medicina. Murió en 1629.

El hermano Antonio Rodríguez, portugués estuvo en Chile y luego pasó a Asunción donde durante 30 años atendió como médico, así como en las Reducciones vecinas, llegando a tener gran fama. Murió en 1656 a los 79 años de edad.

También actuó en Asunción, alguna vez entre 1725 y 1730, como enfermero, el Hermano Juan Francisco Dávila, que después pasó a ponerse al frente de la Botica de los jesuitas en Buenos Aires hacia 1730.

Según el mismo historiador jesuita, actuaron como en¬fermeros en las Reducciones de 1610 a 1688:

el Hermano Francisco Couto, portugués nacido en 1604; casóse en Asunción, enviudó e ingresó en la Compañía de Jesús; sin ser médico, entendía mucho de medicina y aten¬día a los enfermeros en San Ignacio Guazú y en otras Reduc¬ciones a donde era llamado. Murió en 1664 viajando a Asunción.

El Hermano Juan de Montes, nacido en Cerdeña en 1639 ingresó a la Compañía de Jesús a los 24 años y estuvo en las Reducciones durante 20 años ejerciendo de Enfermero y Cirujano y falleció en 1687.

El Hermano Domingo Torres, que adquirió fama como herborista, y que falleció en 1688 en Apóstoles.

Así también el Hermano Marcos Villodas, "cirujano y médico", oriundo de Victoria (Castilla), que estuvo en las Reducciones guaraníticas en 1724-1725 y en 1732-1735 actuando con mucho éxito, pasando luego a Córdoba, donde fue jefe de la Botica de los jesuitas, hasta 1737, al parecer con poco éxito.

Ya citamos anteriormente al Hermano Antonio Rodriguezque atendía como médico en Asunción y en las Reducciones vecinas.

El Padre Segismundo Asperger, nacido en Innsbruck, Tirol, en 1687, fue médico y botánico afamado en las Misiones guaraníes, aunque no hay seguridad de que haya cursado estudios médicos. Llegó al Río de la Plata en 1716. terminó sus estudios de Teología en Córdoba y allí ya mostró su ha¬bilidad como médico durante la peste de viruela que asoló la ciudad en 1718. Pasó luego a las Misiones donde residió de 1735 a 1772; estuvo en San Nicolás, Martires, Concepción, Apóstoles. Se le atribuyeron varios libros botánicos y mé¬dicos, entre ellos una Memoria sobre las virtudes de las plantas medicinales de las Misiones, pués era gran estudioso de las plantas medicinales del Paraguay, pero no hay segu¬ridad de que tales obras le pertenezcan. Se afirma que eran de Montenegro, o de Suarez o de Falkner, También se afirma que fue el creador del famoso bálsamo o elixir de las Misiones, preparado con aguarayvá (género Schinus, familia Terebentináceas), usado para casi toda clase de dolencias, pero especialmente como depurativo y para tratar heridas, granos, sarnas, etc. y que era enviado en cantidad a Europa.

Estaba en Apóstoles cuando la expulsión de los Jesuitas en 1767, pero a muy anciano y enfermo, siendo el único que no pudo ser llevado. Allí murió en 1772 a los 85 años de edad, no siendo, por lo tanto, cierto que haya muerto a la avanzada edad de 112 años como afirma Azara.

El Padre jesuita Buenaventura o Ventura Suarez nacido en Santa Fé en 1679 era muy versado en el uso de plantas medicinales y actuó en las Misiones Guaraníes de nuestro

país como enfermero y médico desde 1706, siendo también un competente astrónomo aficionado. Estuvo en Asunción (1740). San Cosme y Damián, Santa María la Mayor, (1747) Corrientes, Apóstoles, Itapúa etc. Se le atribuye haber es¬crito una valiosa reseña de las plantas medicinales del Para¬guay y las Misiones: "Indice alfabético histórico-médico, de las raíces, árboles y plantas medicinales que se encuentran en estas provincias".

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