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Enviado por   •  13 de Julio de 2015  •  1.457 Palabras (6 Páginas)  •  118 Visitas

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El extraño caso del portátil que fallaba y la junta de arbitraje. Para reír o para llorar.

EL PORTÁTIL

Un día (5 de enero) compré un portátil en los grandes almacenes “Maya” en Santa Cruz de Tenerife por un “módico precio” de 1.089 euros. El equipo en cuestión era un Toshiba Satellite U300-13H con 2 GB de RAM y 200 GB de disco duro.

LOS PROBLEMAS

Los problemas comenzaron al par de meses. En marzo el lector DVD fallaba y el portátil daba problemas varios. A través del amigable número de asistencia al cliente de Toshiba (un 902, es decir, teléfono con sobrecargo al usuario que realiza la llamada) me intentaron dar indicaciones hasta finalmente, derivarme a servicio técnico, del que por cierto no disponían en Sevilla capital, con lo que tuve que desplazarme a un polígono industrial en un pueblo cercano.

El servicio técnico devolvió el portátil, pero los problemas persistían. De nuevo con el amigable 902 de laceración al cliente, me gestionaron la recogida del portátil para que lo viera un servicio técnico en Madrid, la capital del reino. El portátil fue devuelto indicando que le habían sustituido la unidad óptica y verificada el correcto funcionamiento. Estamos en abril.

En mayo más problemas, el ordenador tenía vida propia y la unidad dvd para qué contar. Escribí al servicio de atención al cliente de Toshiba y a los propios almacenes Maya solicitando alguna solución del tipo cambio o devolución. La respuesta de Toshiba fue correcta pero muy japonesa, y venía a decir algo así: “Acusamos recibo de su reclamación y le indicamos que desde Toshiba no podemos gestionar el cambio del equipo, puesto que la Garantía Internacional Limitada que tiene Toshiba con sus equipos, cubre el coste de las piezas de recambio y la mano de obra necesarias para restablecer el correcto funcionamiento del Sistema y no la sustitución del producto. Lamentamos no poder ofrecerle otra alternativa pero la garantía de nuestros productos está estipulada así y de esta manera se informa a los clientes”.

Maya no respondió.

LA RECLAMACIÓN Y LA ADHESIÓN AL ARBITRAJE

En junio me personé en los almacenes Maya y les pedí alguna solución. Me respondieron que llevara el ordenador a servicio técnico, lo que a mi juicio no era una solución puesto que el ordenador llevaba meses recorriendo servicios técnicos suponiéndome un grave perjuicio pues mientras el ordenador se divertía viajando yo no podía disfrutar de su compañía. Formulé una hoja de reclamación que en los días posteriores trasladé a la oficina de consumo correspondiente.

En julio me llegó una carta desde la oficina de consumo dándome la posibilidad de adherirme al sistema de arbitraje por el cual la reclamación podía ser estudiada por un tribunal o colegio arbitral, que el extraño caso del portátil que fallaba y la junta de arbitraje estudiaría el caso y emitiría una resolución de obligado cumplimiento para las partes, en un tiempo mucho más breve de lo que supondría un proceso ordinario. A finales de julio presenté la documentación para adherirme al proceso de arbitraje.

El ordenador funcionaba a duras penas, pero en octubre llegó el colapso total. Ni arrancaba ni era posible recuperarlo con el software original ni con la amigable asistencia del 902 de Toshiba. Me ofrecieron la posibilidad de enviar el portátil a servicio técnico (una vez más) y, vistas las opciones, decidí que era mejor que tenerlo cogiendo polvo.

En noviembre me llegó el ordenador de vuelta con la indicación como informe técnico de que “se procedió a la sustitución de BU1 RAM DDR 667 1G”. Notifiqué esta incidencia al colegio arbitral para que tuvieran constancia, en su arduo proceso de estudio, de esta novedad. Después de esta última reparación las turbulencias continuaron…

LA AUDIENCIA

A principios de diciembre me comunicaron por carta una citación para mantener una Audiencia en la Junta Arbitral de consumo de Canarias. La audiencia se celebró con participación de:

- El reclamante o su representante.

- El reclamado o su representante.

- El colegio arbitral con su presidente, árbitro vocal representante de los consumidores y árbitro vocal representante del sector empresarial.

En la audiencia las partes expusimos nuestro punto de vista:

a) “El reclamante se ratifica en la solicitud de arbitraje y manifiesta que el aparato fue llevado en diversas ocasiones al servicio técnico, y pese a ello sigue teniendo actualmente problemas. Se remite y ratifica en todo lo aportado

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