Noveno mes y el parto

Noveno mes y el parto

Cuando llega el noveno mes los cambios en la madre se detienen y lo que toma relevancia es la ansiedad porque llegue el momento tan ansiado y desconocido: el parto.

El cuerpo ya tiene sus mamas listas para comenzar a producir y brindar el vital alimento que será en los dos primeros días calostro (“secreción escasa, amarillenta y de turbidez y viscosidad variables”)1 y luego leche con la cual se alimentarán pura y únicamente durante los primeros seis meses de vida.

Los bebes al posicionarse para el momento de dar a luz se colocarán boca abajo (apoyado sobre el cuello del útero uno de los bebés) lo cual le generará molestias a la mujer en las caderas e incluso en la pelvis a raíz de la presión que ejercerá el peso de los niños. A su vez oprimirán la vejiga lo que le ocasionará a la madre orinar más seguido. Lo anteriormente explicitado también generará que la madre se encuentre molesta, cansada, dolorida e incluso estresada.

Molesta y/o cansada a raíz de que:

• Duerme en posiciones poco cómodas o en las cuales no está habituada, incluso puede sufrir de insomnio.
• No logra  bañarse o secarse completamente (no llega a los pies).
• Pierde practicidad en varios movimientos de rutina: sentarse, pararse, lo cual requerirá de que la ayuden a realizar algunos movimientos lo que derivará en sentimientos de incompetente y/o inutilidad.

Incluso extraña y desea usar su talle de ropa y dejar de sentirse una “carpa”. Aparte de extrañar su silueta, muchas veces la mujer se ve fea ya que en ocasiones le salen manchas en el cutis, se le hinchan las piernas y el ombligo puede o suele sobresalir por los últimos estirones que sufre la piel de la barriga.

El estrés muchas veces es por “culpa de los demás” que comienzan a preguntar ¿para cuándo? ¿y? ¿nada?, lo cual genera una situación de culpa por no tenerlo cuando los demás quieren.

Los dolores son ocasionados por lo general a raíz de las modificaciones o cambios corporales normales durante el periodo de gestación. Pueden aparecer varices (por problemas circulatorios) que pueden permanecer luego; estrías por la poca turgencia de la piel las cuales pueden ser evitadas hidratando la misma desde los primeros meses del embarazo y de este modo la elasticidad a la que se someterá la piel con el correr del tiempo no dejará rastros.

Otra consecuencia del embarazo es la aparición de hemorroides lo cual incomodará mucho a la madre y pueden perdurar.

La ansiedad como ya dijimos se acrecienta, siguiendo los consejos de las abuelas el bolso se preparó a los siete meses y ya es hora de “ver puesto” las batas y peleles comprados en el primer mes de embarazo, los souvenirs ya están listos sólo les falta colocarles la fecha de nacimiento, pero sobre todo cada contracción (muy distanciadas aún) generan la incertidumbre, la expectativa de que ya puede ser el momento y hay que comenzar a controlar la respiración y a masajear la zona lumbar.

En el noveno mes cada día puede ser el último de la etapa de gestación.

Para evitar y prevenir complicaciones se realizarán monitoreos para oír los ritmos cardiacos de los bebés y apreciar su situación intrauterina, si se percibe por ejemplo que alguno de los bebés está sufriendo, se planificará la cesárea rápidamente, de lo contrario el embarazo seguirá su curso normal. Cabe aclarar que la mayoría de los embarazos múltiples no llegan a término.  

El comienzo del fin se puede manifestar de distintas maneras y puede durar pocas o muchas horas.

El trabajo de parto puede comenzar manifestándose con la rotura de la bolsa, la pérdida del tampón mucoso o con las contracciones. Cualquiera de las tres son sensaciones desconocidas para la madre y le despertarán sentimientos encontrados, como por ejemplo miedo y felicidad. En ese momento el apoyo y la contención del padre son fundamentales, ya que le brindará seguridad, confianza y tranquilidad a la madre.

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