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Obsolescencia Programada


Enviado por   •  25 de Septiembre de 2014  •  1.283 Palabras (6 Páginas)  •  142 Visitas

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Obsolescencia programada o cómo las empresas fabrican productos caducos

Tras más de 9 años de investigación, el empresario español Benito Muros junto a un grupo de ingenieros internacionales, ha desarrollado la tecnología y la fórmula necesarias para fabricar una bombilla que tiene una duración de por vida.

Con esta lámpara de luz, que será comercializada en breve, Muros no solo pretende revolucionar el mercado, sino también acabar con la "obsolescencia programada", una práctica comercial cada día más habitual y que consiste en diseñar productos para que se estropeen pasado un determinado tiempo de uso.

¿Compraría un móvil si supiera que está programado para dejar de funcionar tras 200 horas de uso? ¿Y una bombilla que se va a fundir tras 500 horas de utilización? La pregunta no debería ser si lo haría, sino si sabe que ya lo está haciendo. Lavadoras, bombillas, baterías de móviles, medias de mujer...

Gran parte de los productos que compramos en la actualidad están hechos para que dejen de funcionar pasado un determinando tiempo. De esta forma, sus fabricantes obligan al consumidor a comprar un producto nuevo, incrementando sus ingresos y, por tanto, sus beneficios.

Esa programación del fin de la vida útil de un producto se denomina obsolescencia programada o planificada y no solo perjudica a nuestro bolsillo sino que pone en peligro la sostenibilidad del planeta al suponer un derroche constante de recursos.

El primer caso, la bombilla

El 21 de octubre de 1879, Thomas Alva Edison presentaba una lámpara práctica y viable que permanecía encendida durante 48 horas ininterrumpidas. Unos meses después, las autoridades estadounidenses le concedieron la patente del que se considera uno de los inventos más útiles de la historia.

Han pasado casi dos siglos y, hoy en día, las lámparas de luz siguen siendo el motor de nuestra sociedad. Las hay en todas partes: En nuestra casa, en nuestro trabajo, en la calle, en los aeropuertos...

Teniendo en cuenta el tiempo transcurrido desde que Edison patentó su invento, cabría pensar que las bombillas que utilizamos hoy en día son mejores que las de antaño. Pero no. Son peores. Y no porque no tengamos la capacidad necesaria para hacerlas más eficaces, sino porque los fabricantes las hacen, a propósito, con una programación de vida limitada.

Cuando la bombilla fabricada por Edison comenzó a comercializarse, se anunciaba a bombo y platillo que, gracias a su filamento de gran estabilidad, tenía una duración de 1.500 horas. Unos años después, en 1924, otros fabricantes anunciaban lámparas con una duración de 2.500 horas.

Hoy en día, sin embargo, una bombilla incandescente convencional tiene aproximadamente unas 1.000 horas de vida, lo que supone, aproximadamente, un año de uso. Es decir, casi 200 años después, con todos los avances que se han producido en el ámbito de la ciencia y la tecnología, no solo no utilizamos bombillas mejores sino que las actuales se estropean antes que las pioneras.

El cártel 'Phoebus'

Pero, ¿por qué ocurre esto? Imagine que es un fabricante de principios del siglo XIX, y que sus ingenieros han conseguido crear una bombilla que dura, por ejemplo, 150 años. Al principio, usted estaría feliz, porque sus bombillas se venderían como churros, lo que incrementaría sus ingresos. Pero, ¿qué ocurriría pasados, pongamos, dos o tres años desde su comercialización? La respuesta es sencilla: Que nadie las compraría y sus ventas caerían en picado.

¿El motivo? Su bombilla sería tan buena que nadie necesitaría comprar otra en más de un siglo. Es probable que, con el tiempo, su idea, en un principio brillante, dejara de parecérselo. O quizás, incluso, que acabara arrepintiéndose del logro conseguido, teniendo en cuenta que, a la larga, había supuesto el fin de su negocio. Pues eso es lo que les pasó a los fabricantes de bombillas.

Pronto descubrieron que prolongar la duración de la vida de las mismas solo supondría el fin de sus lucrativos negocios. Por eso, un 25 de diciembre de 1924 se reunieron en

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