Propiedades En Los Suelos
czaralejandro10 de Febrero de 2014
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Licuefacción
¿Qué es?
La licuefacción de suelo describe el comportamiento de suelos que, estando sujetos a la acción de una fuerza externa (carga), en ciertas circunstancias pasan de un estado sólido a un estado líquido, o adquieren la consistencia de un líquido pesado. Es un tipo de corrimiento, provocado por la inestabilidad de un talud. Es uno de los fenómenos más dramáticos y destructivos y, además, más polémicos y peor explicados que pueden ser inducidos en depósitos por acciones sísmicas.
Es más probable que la licuefacción ocurra en suelos granulados sueltos saturados o moderadamente saturados con un drenaje pobre, tales como arenas sedimentadas o arenas y gravas que contienen vetas de sedimentos impermeables.
Durante el proceso en que actúa la fuerza exterior, por lo general una fuerza cíclica sin drenaje, tal como una carga sísmica, las arenas sueltas tienden a disminuir su volumen, lo cual produce un aumento en la presión de agua en los poros y por lo tanto disminuye la tensión de corte, originando una reducción de la tensión efectiva.
Los suelos más susceptibles a la licuefacción son aquellos formados por depósitos jóvenes (producidos durante el Holoceno, depositados durante los últimos 10,000 años) de arenas y sedimentos de tamaños de partículas similares, en capas de por lo menos más de un metro de espesor, y con un alto contenido de agua (saturadas). Tales depósitos por lo general se presentan en los lechos de ríos, playas, dunas, y áreas donde se han acumulado arenas y sedimentos arrastrados por el viento y/o cursos de agua. Algunos ejemplos de licuefacción son arena movediza, arcillas movedizas, corrientes de turbidez, y licuefacción inducida por terremotos.
Según cual sea la fracción de vacío inicial, el material del suelo puede responder ante la carga bien en un modo de ablandamiento inducido por deformación o alternativamente sufrir endurecimiento inducido por deformación. En el caso de suelos del tipo ablandamiento inducido por deformación, tales como arenas sueltas, los mismos pueden alcanzar un punto de colapso, tanto en forma monótona o cíclica, si la tensión de corte estática es mayor que tensión de corte estacionaria del suelo. En este caso ocurre licuefacción de flujo, en la cual el terreno se deforma con una tensión de corte constante de valor reducido. Si el terreno es del tipo endurecimiento inducido por deformación, o sea arenas de densidad moderadas a altas, en general no ocurrirá una licuefacción por flujo. Sin embargo, puede presentarse un ablandamiento cíclico a causa de cargas cíclicas sin drenaje, tales como cargas sísmicas. La deformación durante cargas cíclicas dependerá de la densidad del terreno, la magnitud y duración de la carga cíclica, y la magnitud de inversión de la tensión de corte. Si es que ocurre una inversión de la tensión, la tensión de corte efectiva puede ser nula, en cuyo caso puede ocurrir el fenómeno de licuefacción cíclica. Si no ocurre inversión de las tensiones, no es posible que la tensión efectiva sea nula, en cuyo caso puede ocurrir el fenómeno de movilidad cíclica.
La resistencia de un suelo sin cohesión frente a la licuefacción dependerá de la densidad del terreno, las tensiones de confinamiento, la estructura del terreno (textura, antigüedad y cementación), la magnitud y duración de la carga cíclica, y de si ocurre inversión de la tensión de corte.
La licuefacción de los suelos es un proceso observado en situaciones en que la presión de poros es tan elevada que el agregado de partículas pierde toda la resistencia al corte y el terreno su capacidad soportante. Se producen en suelos granulares:
Arenas limosas saturadas
Arenas muy finas redondeadas (loess)
Arenas limpias
Rellenos mineros
Debido a la gran cantidad de agua intersticial que presentan, las presiones intersticiales son tan elevadas que un seísmo, o una carga dinámica, o la elevación del nivel freático, pueden aumentarlas, llegando a anular las tensiones efectivas. Esto motiva que las tensiones tangenciales se anulen, comportándose el terreno como un pseudolíquido.
¿Cuáles son sus efectos?
La licuefacción puede causar daño a estructuras en varias maneras. Los edificios cuyos cimientos están directamente en la arena que se licúa experimentan una pérdida de apoyo repentina, que resulta en el asentamiento drástico (asentamiento absoluto) e irregular (asentamiento diferencial) del edificio. La licuefacción causa asentamientos irregulares en el área licuada, y esto puede dañar los edificios y romper los cables de servicio público subterráneos donde los asentamientos diferenciales son grandes. Las tuberías de distribución de agua y gas y otros ductos pueden flotar y desplazarse hacia la superficie. Forúnculos de arena pueden entrar en erupción en los edificios a través de bocas de conexión de servicios, con lo que el agua puede ingresar y dañar la estructura o sus sistemas eléctricos. La licuefacción del suelo también puede causar colapsos de plataformas. Las áreas de recuperación ambiental de suelo (rellenos sanitarios) son propensas a la licuefacción porque muchas son recuperadas con relleno hidráulico, y a menudo se asientan sobre suelos blandos que pueden amplificar la sacudida de los terremotos.
La mitigación del daño potencial debido a la licuefacción forma parte del campo de la ingeniería geotécnica.
¿Cómo se evita?
Evitar áreas donde pueda ocurrir la licuefacción y el flujo lateral.
• Cambiar el trazado horizontal de las tuberías.
• Cambiar el trazado vertical de las tuberías mediante el uso de la perforación direccional para que crucen los ríos por debajo de los materiales licuables.
Estabilizar el material licuable.
• Reemplazar el material con relleno compactado. Hay que observar el ancho adecuado para que resista el movimiento de los suelos licuables contiguos.
• Usar muros de contención.
• Compactación dinámica. Dejar caer pesos de 2 a 200 toneladas (1.800 a 180.000 kg) de alturas de hasta 120 pies (36 m).
• Vibroflotación. Usar un vibrador para realizar agujeros en el terreno con la ayuda de un chorro de agua a presión con espaciamientos entre 5 a 10 pies (1,5 a 3 m) y volver a llenar con arena luego de la extracción.
• Columnas de piedra. Usar un vibrador para realizar agujeros en el terreno con la ayuda de un chorro de agua a presión con espaciamientos entre 5 a 10 pies (1,5 a 3 m) y llenar con grava luego de la extracción. Las columnas de piedra proporcionan resistencia y drenaje.
• Inyección para impermeabilización. Llenar los vacíos con una lechada de cemento utilizando silicatos, cemento o productos químicos.
• Inyección para compactación. Expandir la cavidad de los huecos preperforados y bombear concreto líquido (aplicable a cimientos de construcciones in situ).
• Pilotes de compactación. El terreno se consolida durante la instalación de tuberías.
• Mezcla de suelo profundo. Aplicar a diámetros mayores en donde se bombea una mezcla de suelo y concreto líquido.
• Drenaje: Por gravedad o bombeo.
Colocar los cimientos por debajo del material licuable.
• Pilotes.
• Excavar hasta el material adecuado.
Agregar peso a la estructura para lograr una flotabilidad neutral.
• Agregar masa de concreto.
Usar material flexible al movimiento.
• Losa pesada, conexiones flexibles de tuberías.
• Tubería con uniones fijas, dúctiles y flexibles.
Aceptar el daño.
• Proporcionar válvulas de corte.
Tubificación
¿Qué es?
Fuerzas de filtración y estabilidad de talud
Desde el punto de vista mecánico, el agua contenida en los medios porosos interactúa con el esqueleto sólido mediante la presión de poro. En suelos saturados, se distinguen dos fuentes responsables de los cambios en la presión de poro. La primera de ellas está asociada con la generación y la disipación de las presiones de poro, que se deben a la deformación del esqueleto sólido de los suelos. Bajo las cargas gravitacionales y externas, la deformación por cortante ocurre acompañada por un cambio en volumen. Si los suelos poseen baja permeabilidad, la deformación volumétrica no tiene lugar instantáneamente, por lo cual se genera un exceso en presión de poro.
Este fenómeno tiene carácter transitorio, por lo que el exceso en presión de poro se disipa con el paso del tiempo, tendiendo a desaparecerse para dar lugar a la condición del flujo estacionario, siempre y cuando las condiciones de frontera del flujo de agua se mantengan constantes.
El flujo subterráneo representa otra fuente del cambio en la presión de poro en los taludes. Puede ser transitorio o del estado estacionario, teniendo lugar igual en taludes artificiales que naturales. La hidrodinámica del agua subterránea, en combinación con la fluctuación de niveles del espejo de agua, puede observarse durante eventos, tales como lluvias, variación en el nivel de los vasos, o cuando existen manantiales. Durante lluvias intensas, la infiltración de aguas pluviales, a través de las zonas vadosas, satura el talud y eleva el nivel freático. Este proceso equivale a la aplicación del campo de fuerzas de filtración sobre el esqueleto sólido de los suelos, pudiendo llevar el talud a su condición de seguridad más crítica. Dependiendo de la intensidad y duración de lluvias, se generan diferentes condiciones de estabilidad, de las cuales una de las más estudiadas es aquella en la que
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