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Psicología Y Filosofía


Enviado por   •  13 de Febrero de 2013  •  979 Palabras (4 Páginas)  •  379 Visitas

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Immanuel Kant (1724-1804): el apogeo de la Ilustración

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Un filósofo para una época: la Ilustración

Decir de Kant que es un filósofo ilustrado no es del todo exacto. Habría que matizar la presentación y afirmar que Kant es el filósofo ilustrado. Por un lado, fue capaz de abordar en su filosofía todos los temas que habían sido objeto de la reflexión filosófica a lo largo de su siglo. Por otro lado, es una referencia obligada: no es fácil encontrar a un solo pensador posterior a Kant que no incluya en su obra alusiones a las ideas y los textos kantianos. Nacido en Königsberg, capital de Prusia Oriental, fue educado en un ambiente rígido y disciplinado (actualmente Kaliningrado, Rusia), con una fuerte presencia del pietismo, corriente protestante que potenciaba la experiencia religiosa individual y valores como la austeridad, la humildad o el rigor moral. Durante su paso por la universidad se interesó por materias muy diversas: filosofía, ciencias naturales, física y matemáticas. No llevó una vida puramente académica: comenzó trabajando como profesor particular hasta que en 1755 logró acceder a la universidad de Königsberg, impartiendo materias como lógica, metafísica, matemáticas, física, geografía, pedagogía, derecho natural, filosofía moral o teología natural. En estos primeros años, sus obras giran en torno a temas científicos. Durante algunos años (1766-1772) desempeñó también las funciones de bibliotecario del castillo de su ciudad. Sus clases eran muy concurridas y conocidas: años después, Herder se referiría a Kant como “un maestro de humanidad”.

Su gran capacidad docente e intelectual no fue recompensada por la institución académica: Kant tendría que esperar a 1770 para lograr un puesto de profesor titular de lógica y metafísica. Su reconocimiento no dejó de crecer, rechazando por varias ocasiones el trabajar en otras universidades, y ocupando el puesto de rector durante los años 1786 y 1788. Los últimos años de su vida estuvieron marcados por sus problemas con la censura: sus tesis sobre religión le enfrentaron a los gobernantes de su tiempo, que obligaron a Kant a renunciar a cualquier pronunciamiento sobre religión. Kant mantuvo su promesa hasta la muerte del rey, retomando el tema en textos posteriores.

Tradicionalmente se ha presentado a Kant como el “prototipo” del filósofo, atribuyéndole excentricidades como una puntualidad tan obsesiva como sus rígidos horarios. La visión de Kant como el pensador preocupado única y exclusivamente por su trabajo es absolutamente parcial e inexacta: durante su juventud participó activamente de la vida social de Königsberg, en la que su compañía era altamente apreciada, considerándole un hombre entretenido y divertido. Sólo hacia la mitad de su vida modificó sus hábitos y horarios por motivos de salud, centrándose de un modo principal en su actividad filosófica y docente.

La intensa vida de Kant queda en un segundo plano si la comparamos con sus extraordinarias aportaciones a la filosofía.

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