Recursos Naturales Y Sostenibilidad

Nuestra huella sobre el planeta. Si bien es cierto, la actividad del hombre ha dejado huella profunda en nuestro entorno, la Tierra hoy lo reclama, pero no es sino hasta hace unos pocos años que vemos campañas de concientización y uno que otro oportunista vendiendo cualquier servicio o aparato “amigable con el ambiente”.

La minería ha tenido una historia muy similar, de ahí su fama actual. Antiguamente compañías mineras se instalaban y extraían el mineral a la vez que se arrasaba con todo lo que estuviera a su paso, de una manera descontrolada y codiciosa, donde las tecnologías no permitían utilizar técnicas más depuradas que afectaran a la madre Tierra que nos daba sus recursos y donde nunca se pensó en la restauración del sitio que se abandonaba.

Al lado de toda esta actividad, surgían también afectaciones sociales, la mayoría de las veces en zonas rurales, en sectores marginados donde gente sencilla se llenaba temporalmente de dinero, y con ellos venían diferentes costumbres, vicios, alcohol y prostitución. Todos tenían suficiente para vivir, la minería les daba un buen nivel de vida, pero ¿a qué precio? La desintegración familiar y la denigración de la sociedad eran fácilmente palpables y una vez que las mineras se marchaban, lo peor no era el paisaje de desolación, sino la huella que dejaba en una población acostumbrada ya a lo que ellos consideraban un buen vivir, y que de repente no tenían nada, no había trabajo y no quedaba más que buscar otro lugar donde ir. Ejemplo de ello es la zona minera de Río Tinto, en el sur de España, que fue explotada entre los siglos XIX y XX por los ingleses, siendo hoy un lugar donde solo quedan recuerdos, tajos abiertos y aguas ácidas de drenajes mineros, sumado a un par de lindos museos y un tren para turistas que ayudan a sostener lo que hoy es un pueblo que busca actividades alternativas para subsistir, pero donde el auge económico de aquellos tiempos es solo historia.

Moral y consumo. Vivimos en una sociedad de consumo, hoy en día no es suficiente con lo necesario para subsistir y darnos algún pequeño lujo. Siempre queremos más: el último televisor, la última versión del iPod, la más poderosa computadora, el teléfono celular más llamativo y el automóvil del año financiado porque no hay como más pagarlo. Aquí es donde cabe la pregunta de ¿cuántos de estos productos son hechos con materias primas provenientes de la minería? La respuesta es fácil: todos. Entonces ahora nos podemos preguntar también dónde queda el espacio para una moral donde se castiga una actividad y por otro lado seguimos consumiendo y adquiriendo desenfrenadamente toda clase de bienes provenientes de eso que nos parece malo.

Desarrollo… ¿sostenible? La búsqueda de una mejor vida, de mejores condiciones son válidas, el estar mejor como país y como sociedad lo anhelamos todos. Pero muchas veces pensamos que actividades con un impacto fuerte sobre el medio natural no pueden ser sostenibles y sí lo son, por ejemplo Minas Sossego y Carajás en Brasil, quienes poseen además de sus tajos,

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