Reporte sobre historia del coleccionismo

EL MUSEO

Teoría, praxis y utopía

AURORA LEÓN

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CAPÍTULO PRIMERO

Historia del coleccionismo y de los museos

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Antonio Orozco Navarro

En el capítulo primero podemos encontrar un análisis cronológico de lo que ha sido el coleccionismo a lo largo de la historia, particularmente en Europa y Estados Unidos, pasando por los diferentes periodos.

Independientemente de la época, coleccionismo y poder van de la mano. Sacerdotes egipcios, cónsules romanos, iglesia medieval, nobleza renacentista, monarquías absolutas, burguesías ascendentes, estadounidenses adinerados…

Me resulta bastante interesante el proceso que ha atravesado el coleccionismo. Desde las antiguas culturas orientales, cuando no existía el fenómeno como tal.

Grecia da un paso ya que fabrica objetos de tipo religioso y los colocan en palacios para que fuesen admirados por los ciudadanos.

En Roma sobresale la visualidad, la imagen lo es todo. Las colecciones comienzan a surgir gracias a los botines de guerra.

Con el Humanismo (Renacimiento), ocurre una renovación total del coleccionismo. La estimación del objeto clásico es ahora estética e histórica. La burguesía compra obras para adorno de su casa. El Manierismo, lo raro, lo maravilloso, lo superfluo o lo precioso son preferencias que cobran carácter en las colecciones. Aparecen museos de ciencias naturales ya que resulta más interesante por lo que enseña que por su belleza.

Después viene el coleccionismo católico y protestante.

Posteriormente, en el siglo XVIII, se producen dos tipos de coleccionistas: los “curiosos” y los filosóficos” (ya algo parecido a la actualidad).

Luego vienen las colecciones privadas del Romanticismo, por último, las colecciones actuales de nuestros días (Estados Unidos entra en escena, adquiriendo piezas sumamente importantes con las que forman las exquisitas colecciones).

Grupos siempre minoritarios, con poder y/o riqueza, son los que a lo largo de la historia han sido poseedores de las grandes colecciones. Es triste que así sea y que así tenga que ser, pero al menos en la actualidad existen museos, iglesias, catedrales, etc., en los cuales se exhiben obras de belleza sublime e inigualable.

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