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Responsabilidad de los Medios de Comunicación en Venezuela

niscadiazTutorial27 de Abril de 2013

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I. Responsabilidad de los Medios de Comunicación en Venezuela

En Venezuela se ha vivido una de inestabilidad e incertidumbre política en una etapa de transición que se ha prolongado. Y ha sido un caso en América Latina que se presenta distinto a las formas tradicionales por sus matices neopopulistas y autoritarios de nuevo cuño1. Asimismo, de allí la importancia del rol que los medios de comunicación (Mass-Media) en especial la TV, radio y prensa, han tenido dentro del debate y confrontación política actual que se presenta de suma importancia para la discusión política de la opinión pública. Vale decir, los Mass-Media están influyendo de manera preponderante en el debate político, y su respectiva toma de decisiones dentro de las democracias en construcción. Pero se advierte que la discusión política generada dentro de los parlamentos, Asambleas (caso venezolano), o Congresos sigue siendo la máxima para establecer consenso dentro de las democracias representativas para la solución de sus conflictos2. Ello como punto de partida.

Asimismo la discusión público-política que se genera, en y hacia los medios, parte de una representación colectiva que éstos ejercen sobre grandes masas de ciudadanos receptores de sus mensajes. En muchos sentidos discursivos, los medios han adquirido una preeminencia importante frente a las instituciones tradicionales creadas en la primera modernidad. Y ello está cambiando las bases de representación política de la democracia. Es decir, los medios de comunicación masiva electrónicos han logrado desde la puesta de los satélites en orbita (finales de los sesenta) para acá, una mayor cobertura en los ámbitos internacionales, nacionales y locales. Posición que les permite (gracias a sus grandes inversiones) ampliar su radio de acción dentro de la función discursiva y deliberativa en las democracias, tanto consolidadas como por consolidarse. Ello se observa con mucha más profusión por la discusión social que se genera en los ciudadanos, y ello tiene impacto en el cumplimiento de la gestión pública que se presenta deficiente tanto en los partidos como en las instituciones, por el déficit de la democracia.

De allí que los políticos profesionales y los líderes busquen escenificarse en la palestra pública que los medios de comunicación masiva le proporcionan, y de ése modo poder hacer llegar a los ciudadanos sus proyectos y planteamientos políticos a un colectivo en especial, tanto local, nacional como internacional.

Dadas las tendencias políticas en la actualidad, “la exposición periódica mediática como periodista o integrante del espectáculo prácticamente garantiza un ingreso exitoso a la política nacional y local”…”Sólo los políticos que saben moverse en los medios son capaces de conservar sus cargos políticos, y eso mientras no se perfile otra personalidad mediática capaz de superar sus niveles de popularidad” (García Jr, 2004:121).

Sin embargo, Francisco Laporta ha puesto el dedo en la llaga denunciando la perversa desnaturalización que sufre la prensa libre tanto cuando se somete al poder ejecutivo como cuando trata de competir con él, ejerciendo un poder paralelo e incontrolado sobre los ciudadanos. Y si esta corrupción periodística se generaliza, también se pervierte la democracia, que no puede funcionar sin una prensa libre e independiente3.

Asimismo para el tema que nos ocupa podemos destacar nuevas formas interpretativas como el término metapolítica, término que se presenta de suma importancia a la hora de establecer las nuevas formas de pensar la democracia. Es decir, la metapolítica se presenta desde tres dimensiones: medios, política y democracia4, y por ello, en los actuales momentos de profundos cambios globales y locales entorno a las estructuras del Estado, no podemos pensar ninguna de ellas sin el concurso de las otras.

En nuestras democracias en la región (siempre en continuo conflicto de transición y establecimiento) el papel y rol de los Mass-Media pone el barómetro para la discusión de las agendas dentro de las democracias.

Incluso, sin los medios, el político en nuestra época se haya a la deriva para publicitar sus reivindicaciones políticas y sociales5. Es decir, las democracias y en especial en nuestra región, se presentan conflictivas e inseguras, por neopopulistas autoritarios de nuevo cuño, políticos anti-instituciones fuera de la forma partido de conducir la democracia que no permiten la producción y reproducción de estructuras institucionales estables cooperativas para el desenvolvimiento de la política y lo político en la praxis social.

Estos liderazgos personalistas se valen de la crisis social y del agotamiento de la democracia, para proyectarse como “los salvadores y rescatadores de los valores perdidos” en un mesianismo, proyectado en la pantalla chica de los medios y publicitado en muchos de los diarios de gran tiraje nacional. Casos que se han vislumbrado en países como Ecuador, Argentina, Perú, Bolivia y Venezuela en la última década.

De hecho las sociedades que viven en sistemas políticos con altos niveles de desconfianza, y en donde, los actores políticos no garantizan los acuerdos, pactos, reglamentos y los derechos humanos, es muy difícil lograr construir, y generar confianza en los ciudadanos para crear Capital Social6, tanto político, como económico. Por la falta manifiesta de los agentes y actores políticos, para crear un ambiente idóneo para la cooperación de capacidad asociativa en sus gobiernos. Lo que termina generando la crisis de la gobernabilidad.

Así las cosas, y como bien lo señala Sandro Macassi Lavander en reciente escrito: “crecientemente los medios de comunicación sustituyen a la comunicación política, constituyéndose ellos mismos en escenarios, en actores y en catalizadores de la comunicación política” (Macassi, 2002:106).

Asimismo, los medios de comunicación e información se reconfiguran como los actores en competencia de la comunicación política en el juego de las negociaciones (arena política) políticas dentro de los sistemas de gobierno. Bien sean éstos democráticos o autoritarios, porque en los regímenes autoritarios o dictatoriales por lo general los medios se legan (de manera forzada) al régimen para aprovechar las prebendas que éste les facilita, o por leyes creadas para su control. Aunque para el caso venezolano y bajo el desgobierno de Chávez, han sido los medios los que le están dando la batalla frontal. Incluso, estos son los que han logrado dinamizar el descontento de los ciudadanos, provocando en la población exigir más responsabilidad hacia los políticos por la enorme corrupción e inoperancia del desgobierno de Hugo Chávez.

En tal sentido, para Alfredo Ramos Jiménez; “el régimen del chavismo se instala desde entonces como desgobierno, en el sentido de que las tareas de gobierno son desplazadas y sustituidas por acciones y decisiones encaminadas a la preservación de las posiciones de poder legítimamente adquiridas: en otras palabras, el titular del Gobierno y sus colaboradores dejan de gobernar a fin de mantenerse en el poder” (Ramos J., 2004: 22).

Ahora bien, “los medios de comunicación, por su parte, operan en la primera etapa de los conflictos pues son los primeros en visibilizar o no las necesidades de los grupos sociales, en dar publicidad a las demandas colectivas, o en dar voz y autoría social a los líderes que las representan” (Macassi, 2002:106).

En todo caso en la Venezuela de estos tiempos se percibe el auge y caída de la popularidad y legitimidad de Hugo Chávez y su grupo. Y no en vano, tanto su auge como su pérdida de popularidad fueron, y es, propiciada por los medios de comunicación masiva, bajo las demandas de la sociedad civil en Venezuela.

La raíz del declive popular del presidente de Venezuela se debe a su posición de confrontación con todos los sectores vivos de la nación, incluyendo los medios de comunicación. De allí, estos medios de comunicación venezolanos con un gran poder económico y social actúan como la oposición más aguerrida. Al reconocerles este papel a los medios de comunicación, se presenta una debilidad institucional en la función de los partidos políticos en Venezuela como gestores políticos para la resolución de los problemas sociales en la construcción y establecimiento de la democracia7.

Ahora bien, la democracia en Venezuela la están reestructurando los medios y la unión (por cierto de suma debilidad institucional) de distintos partidos políticos, reunidos entorno a la Coordinadora Democrática (CD). En efecto, la eficacia dentro del discurso manejado por los medios de comunicación e información y su influencia en la mayoría de la sociedad civil adversa al “proyecto revolucionario” de Chávez a resultado en la repolitización de la sociedad en general para deslegitimar el poder político del actual presidente del Gobierno. Es allí, en donde los medios como representantes del disgusto colectivo toman la palestra pública actuando como una oposición hacia la función de gobierno por la grave crisis de gobernabilidad y la baja institucionalización de los partidos políticos adversos al régimen.

Cabe destacar que en Venezuela en los últimos tiempos se ha transformado en un país con una gran confrontación político-social y mediática a raíz de un populismo de nuevo cuño. Ello a su vez, afecta el imaginario colectivo, encendiendo las pasiones de lado y lado. Tanto para los opositores al régimen, como a los adeptos a él. Por su parte, Alfredo Ramos Jiménez ha observado el hecho de que el “ingrediente posmoderno

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