TERMINOLOGÍA BÁSICA DE LA SEXUALIDAD - CONCEPTOS BÁSICOS
camachoingris19 de Noviembre de 2014
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TERMINOLOGÍA BÁSICA DE LA SEXUALIDAD - CONCEPTOS BÁSICOS
Sexo. El término sexo se refiere al conjunto de características biológicas que definen al espectro de humanos como hembras y machos.
Sexualidad. Es el término que se refiere a una dimensión fundamental del hecho de ser un ser humano: basado en el sexo, incluye el género, las identidades de sexo y género, la orientación sexual, el erotismo, la vinculación afectiva, el amor y la reproducción. Se experimenta o se expresa en forma de pensamientos, fantasías, deseos, creencias, actitudes, valores, actividades, prácticas, roles y relaciones. La sexualidad es el resultado de la interacción de factores biológicos, psicológicos, socioeconómicos, culturales, éticos religiosos y espirituales. Si bien la sexualidad puede abarcar todos estos aspectos, no es necesario que se experimenten ni se expresen todos
Salud sexual. Es la experiencia del proceso permanente de consecución de bienestar físico, psicológico y sociocultural relacionado con la sexualidad.
Género. Es la suma de valores, actitudes, papeles, prácticas o características culturales basadas en el sexo. Tal como ha existido de manera histórica, el género refleja y perpetúa las relaciones particulares de poder entre el hombre y la mujer.
Identidad de género. Define el grado en que cada persona se identifica como masculino o femenina o alguna combinación de ambos. Es el marco de referencia interno, construido a través del tiempo, que permite a los individuos organizar un autoconcepto y a comportarse socialmente en relación a la percepción de su propio sexo y género.
Orientación sexual. Es la organización específica del erotismo y/o el vínculo emocional de un individuo en relación al género de la pareja involucrada en la actividad sexual.
Identidad sexual. Incluye la manera como la persona se identifica como hombre o mujer, o una combinación de ambos, y la orientación sexual de la persona.
Erotismo. Es la capacidad humana de experimentar las respuestas subjetivas que evocan los fenómenos físicos percibidos como deseo sexual, excitación sexual y orgasmo, y que por lo general se identifican con placer sexual.
Vínculo afectivo. Es la capacidad humana de establecer lazos con otros seres humanos que se construyen y mantienen mediante las emociones.
Actividad sexual. Es una experiencia conductual de la sexualidad personal donde el componente erótico de la sexualidad es el más evidente.
Prácticas sexuales. Son patrones de actividad sexual presentados por individuos o comunidades con suficiente consistencia como para ser predecibles.
Comportamientos sexuales responsables. Se expresa en los planos personal, interpersonal y comunitario. La persona que practica un comportamiento sexual responsable se caracteriza por vivir la sexualidad con autonomía, madurez, honestidad, respeto, consentimiento, protección, búsqueda de placer y bienestar. No pretende causar daño y se abstiene de la explotación, acoso, manipulación y discriminación.
Reproducción. La reproducción humana es el proceso por el cual se forman nuevos individuos de una misma especie, manteniendo su continuidad.
Función sexual. La Función sexual se refiere a la actividad relacionada con los órganos, glándulas y hormonas sexuales. Mediante ella se expresa la sexualidad humana, se perpetúa la especie y se permite a la pareja mantener una íntima comunicación y el disfrute de sensaciones placenteras. . La función sexual comprende:
a) Impulso o deseo sexual. b) Erotismo. C) Autocontrol.
DIFERENCIAS ENTRE SEXO Y GÉNERO. (CUADRO SINOPTICO)
DIMENSIÓN HISTÓRICA, SOCIAL Y CULTURAL INHERENTES AL DESARROLLO SEXUAL HUMANO
Problematizar la sexualidad, el género y la diversidad sin una modalidad histórica, intersubjetiva y social, implica dejar de lado postulados que variarán el resultado de todo análisis que desde el enfoque de los Estudios de Género han sido fundamentados. Por ejemplo, con una perspectiva histórica podemos decir que: “el instinto materno” no existe, es una construcción socio histórica (Badinter, 1981), la distancia psicoafectiva paterna (Sullerot, 1992) y el desarrollo de la autoexpulsión del ámbito doméstico también son constructos.
El patriarcado
Lo podemos pensar a partir de Castells (1999) como una organización social caracterizada por la autoridad e impuesta desde las instituciones a todas las personas dentro y fuera de la familia. Dicha autoridad es ejercida desde la producción y el consumo a la política y la cultura […]. Sin la familia patriarcal, el patriarcado quedaría desenmascarado como una dominación arbitraria que fue mantenida bajo sometimiento a lo largo de la historia, y terminaría siendo derrocado. El patriarcado como sistema social y familiar se está desnaturalizando y problematizando, lo que implica un pasaje de la hegemonía a la ideología, esta última posibilita el debate político en la comunidad y la producción científica de conocimiento (Laclau, 1985).
La sexualidad y su coyuntura patriarcal se componen de símbolos y estos son normativos, en tanto dependen de imperativos que están en raizados en la estructura psíquica de los individuos a través de la socialización. Por ejemplo, si bien en la clase media está sucediendo un movimiento respecto a la representación colectiva en cuanto a la posibilidad de ser madre y padre así como la manera de ejercer esos roles de género, el mandato social de tener hijos/as habilita a una pareja al sentimiento de “ser una familia” por un lado y por otro organiza de alguna manera políticamente a la sociedad, por lo tanto la distribución económica (en un sentido amplio incluido el número de la prole) intra y extra familiar y también a nivel macro, generar aún cambio en las relaciones políticas en diferentes niveles (la familia y el Estado). Cuando hablamos de economía también nos referimos a cómo se distribuye el afecto a nivel social.
El género y las masculinidades
Hacen un aporte al estudio de las subjetividades masculinas y femeninas, en las que se incluyen la vivencia de la sexualidad compartida. Godelier (1986) considera la masculinidad como fundante de la estratificación social, coincidiendo con Bourdieu (1998), quien estudia las sociedades humanas como caracterizadas por la dominación masculina. El proceso de derrumbe del patriarcado es irreversible (Gil, 2002) y tomó impulso durante el S XX, a partir de la interacción de diversos factores: un mayor acceso laboral femenino, el control tecnológico de la reproducción(la anticoncepción), los movimientos sociales originados por el feminismo activista y académico ,y a través de los Men`s Studies (estudios de los varones) la reivindicaron de los derechos masculinos, lo que llevó a promover la modificación de algunos imperativos sociales de género que producen malestar, inequidad y patologías psíquicas y orgánicas exclusivas de varones y mujeres.
En el artículo de Robert Connell sobre: “La organización social de la masculinidad”, se plantea claramente de qué manera la masculinidad es una entidad fundante de la estratificación social así como plantea el género como una estructura de la práctica social.
El falo (go) centrismo
Es un término acuñado por Derrida, el cual condensa en sí mismo el significante Falo con la voz griega Logos, riquísima en acepciones: verbo, palabra, discurso, relato, razón, valor, argumento, entre otras (Camerlo, 2004). El falogocentrismo “es una lógica interna del patriarcado; por ejemplo la división simbólica del trabajo entre los sexos, es el sistema establecido por el falogocentrismo. En este sistema, lo masculino y lo femenino están en una posición estructuralmente asimétrica, los hombres representan lo universal y las mujeres lo otro, los varones, como los referentes empíricos de lo masculino, encarnan el falo, es decir, la visión de la virilidad abstracta”.
El falocentrismo se refuerza a través de la valorización de lo uno (lo masculino) en detrimento de lo otro (lo femenino, lo infantil, las minorías sexuales y determinadas etnias). A.M. Fernández (1993) propone el análisis de esta dicotomía desde lo que llama la Episteme de lo Mismo, lo que implica que lo mismo (lo masculino) siempre será eje de medida (polo positivo) y lo otro (lo femenino) será siempre el doble, la sombra, el reverso (el polo negativo).Es así que lo otro queda desvalorizado y en una posición inferior frente a uno mismo.
El heterocentrismo
Es la creencia social de que todos y todas somos heterosexuales, como única forma posible de orientación sexual. El heterocentrismo genera estereotipos de género y produce desigualdad social, en base a la negación de la existencia de otras posibilidades de vivir la sexualidad y el proyecto de vida, como son la homosexualidad, la bisexualidad y el transgénero. Es un paradigma tan arraigado a nivel social que muchas parejas homosexuales también funcionan con una lógica heterocentrada, la que los lleva a reproducir una dinámica de pareja tal que se manejan con los roles de género tradicionales para varones y mujeres.
El coitocentrismo
Refiere a la tendencia de considerar el coito (la penetración) como una práctica imprescindible para lograr el placer y la satisfacción plena durante las relaciones sexuales.
Este es un modelo que se transmite desde la infancia y durante toda la vida se reproduce en el colectivo social imaginario, generando diversas disfunciones sexuales en la adultez por la exigencia que sienten sobre todo los varones en tener que experimentar una erección para poder disfrutar del acto sexual. Este estereotipo
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