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Teoría Del Conocimiento

makrenp0511 de Diciembre de 2012

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Cosmogónico

Conocimiento Cosmogónico o Cosmogonía es el conjunto de creencias y mitos que narran los orígenes del universo, que pretende establecer una realidad y dar respuesta o construir una percepción del universo y del origen de los dioses, la humanidad y elementos naturales, es decir, explican cómo el mundo, tanto cósmico como humano, fue generado y devino de lo que es.

A su vez, permite apreciar la necesidad del ser humano de concebir un orden físico y metafísico que permita conjurar el caos y la incertidumbre.

Generalmente, en ella se nos remonta a un momento de preexistencia o de caos originario, en el cual el mundo no estaba formado, pues los elementos que habían de constituirlo se hallaban en desorden; en este sentido, el relato mítico cosmogónico presenta el agrupamiento paulatino o repentino de estos elementos, en un lenguaje altamente simbólico, con la participación de elementos divinos que pueden poseer o no atributos antropomorfos.

La Cosmogonía habla de procesos dinámicos, acontecimientos paradigmáticos sucedidos en el tiempo primordial, y realizados por seres trascendentes y, por tanto, llenos de realidad y de sentido, que han provocado que el mundo en el que el hombre vive sea como es.

En todas las generaciones, el hombre ha tratado de encontrar respuesta satisfactoria, a la incógnita de su propio origen, y el de las cosas y mundos que lo rodean.

Las claves de que se ha servido para dar respuesta satisfactoria a esas dudas, estuvieron en manos de las religiones, las cuales antes de estatuir sus códigos de moral y ética, esta tulleron el Génesis del cosmos y del hombre.

El hombre, al analizarse, con relación a la tierra en la cual habita, a los seres que la pueblan, a todo aquello que está bajo su planta y todo aquello que está sobre su cabeza, se siente diferente, extraño; siente su soledad y le aterra, siente su pequeñez y se acobarda, siente su debilidad ante la magnitud y fuerza de los elementos, se mueve, goza de independencia y sin embargo se sabe un prisionero de la tierra.

Ante este miraje, se repliega sobre sí mismo, y así, se encuentra en sí mismo.

Pero esa Génesis, objeto de sus dudas e incertidumbres aunque diferentemente expuesta la conclusión era la misma: El hombre era una resultante, no una causa. Por analogía deductiva, comprendió que el planeta en el cual habitaba por sus elementos constituyentes era también una resultante y no la causa o principio.

La Causa o Principio generatriz de esas resultantes estaban más allá del alcance de sus sentidos y de sus facultades; esa causa, era Dios en la síntesis de lo deducido, o eran Dioses en la observación parcial de Causas.

La observación de los distintos fenómenos cósmicos, naturales y humanos dio origen a los diferentes Mitos y se fue encauzando el conocimiento en sus diferentes ramas. De ese modo el cielo fue plasmando en la conciencia del hombre la Astronomía, la Naturaleza, plasmó la agricultura, etc., el hombre plasmó en el hombre la sociología, filosofía, etc. la Génesis plasmó la teogonía y teología.

El aforismo de Hermes y la Tabla Esmeraldina llegaron a su tiempo a ser el compendio de todas estas ciencias; la respuesta lógica y aclaratoria a las incógnitas del hombre y la síntesis de saber que el pensamiento del hombre, generación tras generación fue acumulando. Los sabios de la era antigua para conocer al hombre; al Cosmos y sus leyes, se valieron de la introspección; el hombre se conoció a sí mismo y conoció al Universo. Esta era la clave o método seguido por los antiguos; la ciencia moderna día a día, confirma las conquistas del saber ya obtenidas por los sabios en pretéritas edades.

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