VIOLENCIA MEDIATICA Y OSTETRICA FORZADA
yervis12345624 de Junio de 2014
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Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria
Universidad Bolivariana Paraparal
Misión Sucre – UBV
PFG Estudios Jurídicos
U.C. Papel Social de la Familia
6to. Semestre
Profesora: Autor(a):
Abg. María Gamboa Elba Farfán
Los Guayos, Mayo de 2013
Violencia Mediática
La violencia mediática es una de las formas más comunes en la que se expresa la discriminación hacia las mujeres. Es la exposición en los medios de comunicación y difusión de la figura femenina con fines económicos y de dominación. Esa exposición explota, humilla y atenta contra nuestra propia humanidad, porque termina proyectando el cuerpo femenino como un objeto sexual, una mercancía al servicio del hombre.
La violencia ejercida por los medios proyectan una sociedad absolutamente caótica, que de manera permanente hace apología a la violencia contra las mujeres, la prostitución, al consumo de drogas, en fin, a la imposición de pautas que terminan rigiendo la vida social, y que transmiten una serie de modelos culturales y antivalores incompatibles con la sociedad socialista que queremos construir. En el caso específico de las mujeres, la agresión a la dignidad femenina es una constante, el lenguaje sexista, y en especial los roles y estereotipos de género que asignan a las mujeres una posición jerárquicamente inferior.
La violencia mediática, conjuga de manera constante discriminaciones por género, clase y etnia, no es casual que la mujer “perfecta” de la publicidad se corresponda con el tipo físico blanca, flaca, alta, cabello rubio, vinculada a clases altas. Por otro lado, la imagen de la mujer de clases populares suele vincularse a roles del hogar y de menos valor social. Los medios se convierten en mecanismos de reproducción de las lógicas patriarcales y capitalistas.
Las mujeres somos diversas, por eso es necesario rechazar la idea de la belleza como algo único, estático y ajeno a nuestras características morfológicas. La industria cultural tiene como objetivo vender. No podemos seguir supeditadas a un ideal de mujer que frivoliza, banaliza, e invisibilidad nuestro rol como sujetos sociales capaces de transformar la sociedad. La transculturación ha sido para Occidente el arma ideológica más potente para imponer su modelo de vida como sueño de nuestros pueblos. La violencia mediática debe ser combatida desde todos los sectores del pueblo organizado. Para ello, el marco jurídico nos ofrece la posibilidad de organizarnos en comités de usuarias y usuarios. No dejar pasar por alto la necesidad de una nueva ley de medios comunitarios y alternativos que establezca la obligatoriedad de un espacio para mujeres y feministas que contribuya en la lucha contra la hegemonía mediática de la burguesía.
En el Articulo 15, numeral 15 de la Ley Orgánica Sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia define la Violencia mediática como: La exposición, a través de cualquier medio de difusión, de la mujer, niña o adolescente, que de manera directa o indirecta explote, discrimine, deshonre, humille o que atente contra su dignidad con fines económicos, sociales o de dominación.
Así mismo la Ley de Responsabilidad Social en Radio y Televisión en su Artículo 6 numeral 4, clasifica los tipos de violencia de la siguiente manera:
a) Tipo “A”. Imágenes o sonidos utilizados para la prevención o erradicación de la violencia, que pueden ser presenciados por niños, niñas y adolescentes sin que se requiera la orientación de madres, padres, representantes o responsables, siempre que no se presente el hecho violento o sus consecuencias en forma detallada o explícita.
b) Tipo “B”. Imágenes o sonidos que presenten violencia dramatizada o sus consecuencias de forma no explícita.
c) Tipo “C”. Imágenes o descripciones gráficas utilizadas para la prevención o erradicación de la violencia, que de ser recibidas por niños, niñas o adolescentes, requieren la orientación de sus madres, padres, representantes o responsables, siempre que no presenten imágenes o descripciones gráficas detalladas o explícitas del hecho violento o sus consecuencias.
d) Tipo “D”. Imágenes o descripciones gráficas que presenten violencia real o sus consecuencias, de forma no explícita, o violencia dramatizada o sus consecuencias de forma explícita y no detallada.
e) Tipo “E”. Imágenes o descripciones gráficas que presenten violencia real o dramatizada, o sus consecuencias de forma explícita y detallada, violencia física, psicológica o verbal entre las personas que integran una familia contra niños, niñas y adolescentes o contra la mujer, violencia sexual, la violencia como tema central o un recurso de impacto reiterado, o que presenten, promuevan, hagan apología o inciten al suicidio o a lesionar su propia integridad personal o salud personal.
Violencia Obstétrica
La Violencia Obstétrica en Venezuela Se contempla como una forma de violencia a partir de la entrada en vigencia de la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, que entro en vigencia el día 19 de Marzo de 2007, publicada en Gaceta Oficial numero: 38.647 y que fue nuevamente publicada por error de impresión en fecha: 17 de Septiembre en Gaceta Oficial Numero: 38.770. Esta nueva forma de violencia viene a ser una vindicación en la protección de derechos humanos de las mujeres. El acto médico de parir se ha convertido en una especie de penalización para las mujeres gestantes dentro de los centros de salud, con énfasis en los centros de salud público, donde ciertas conductas del personal médico se han naturalizado en contra de los derechos humanos de las mujeres. El hecho de la gestación que no es una enfermedad coloca a las mujeres en una situación de riesgo a la hora de se le vulneren con mayor facilidad sus derechos: no la contratan para un trabajo evadiendo con esto los derechos laborales, son blanco fácil de la violencia domestica, limita en algunos casos el derecho a la educación por ejemplo de las gestantes niñas o adolescentes, o de las gestantes de alto riesgo, etc. La condición de embarazo o gestación es una condición biológica de las mujeres que deciden ser Madres, según la Organización Mundial de la Salud se define al embarazo como la secuencia de eventos que ocurren normalmente durante la gestación de la mujer y generalmente incluyen la fertilización, la implantación, el crecimiento embrionario, el crecimiento fetal finalizando con el nacimiento luego de un período correspondiente a 280 días o 40 semanas. Esto implica para las mujeres llevar un control médico, recibir información acerca de la alimentación, dietas y actividades durante el embarazo, así como el monitoreo de cómo evoluciona y las condiciones que se van presentando durante la gestación hasta que culmina en el parto, durante todo es te proceso la intervención del personal de salud es importante, en especial la del médico o medica que está controlando el embarazo así como la del que interviene durante el parto.
Durante este proceso la información, consejos e intervención médica se basan en el conocimiento y experticia de estos profesionales que se especializan en el área de gineco-obstetricia y de la cual sus usuarias o pacientes confían. En esa relación que se presenta entre el médico o medica y la usuaria o paciente, se presentan relaciones de poder, que favorecen al médico y algunas personas podrán justificar por la experticia o especialización de quien profesionalmente está atendiendo a una mujer en situación de embarazo o parto, lo que no se justifica es que estas relaciones de poder se tornen jerárquicas disminuyendo la capacidad o autonomía de las mujeres por el hecho o situación de embarazo o parto. Estas relaciones de poder desiguales se enmarcan en actitudes, roles, normas de conductas, políticas institucionales y prácticas que se consolidan en el trabajo médico. Por ejemplo: tiempos de espera, uso de tecnicismos en el lenguaje oral y escrito que dificultan la comprensión de lo que se expresa médicamente; desconsideración por el cuerpo, determinaciones, opiniones, emociones y sensaciones de quien es usuaria o paciente y la falta de sensibilidad o humanidad de parte de quien ejerce el acto médico para generar empatía con su usuaria o paciente trayendo como consecuencia la sustitución de la persona por casos o con el nombre de la dolencia o enfermedad: la señora del embarazo ectópico o la de los morochos transversos, en otras palabras una despersonalización que conlleva a una práctica centrada en casos o historias medicas más que en la personas humanas.
Lo científico o técnico no lucha con el trato humanizado hay una falsa percepción dentro del ámbito medico el creer que el buen trato y empatía con las personas que no implica el involucramiento con sus usuarias y pacientes significa atentar contra lo científico o técnico y ha sido una excusa generalizada que se traduce en una práctica de esto último y de lo comentado en el párrafo anterior se deja en evidencia: un manto fino y transparente que cubre el acto médico, bajo el que se esconde la concepción de que la persona que solicita atención y tratamiento respecto de su salud es inferior respecto de quien la imparte, por lo que implicaría la necesidad de atribuirse, en forma tutelar, sobre ella, incluso
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