Vida de esfuerzo

Vida de esfuerzo

En su infancia “Entero” (como lo llamaban sus amigos) solía jugar con sus primos de una forma muy amena su deporte favorito; “agujeren al eritrocito” en donde solía ser muy bueno en darle al blanco con sus dardos de citolisinas. Enterococcus solía hacerlo solo como un hobby, solo cuando lo permitía el ambiente; como un clima hospitalario, un pronóstico de Ig, complemento y policías blancos bajos en la temporada. Sin embargo la vida nunca fue tan dulce.

Cuando se dio cuenta que era diferente, Enterococcus, prefirió dejar a un lado a su familia, aunque nunca se quito su apellido que aún lleva en su acta de descubrimiento y que lleva orgullosamente en una solapa con el titulo “Streptococcus grupo D entéricos”. Se fue a vivir a lugares lejanos donde nadie se atrevía a ir, lugares muy extremos, con precipitaciones, y tornados tóxicos. Un lugar llamado “aparato digestivo”, el lugar en realidad era muy grande así que se mantenía viajando por todo esa zona, encontrando favorito siempre el gran condado del “Colon” donde sus grandes pasturas y lagunas como su PH lo hacían agradable para vivir. Desde entonces a formado una familia que se compone de 26 individuos únicos del cual Entero se proclamo líder llamándose el gran señor soberano “E. faecalis”. Proponiendo a su familia el modo seguro de vivir (ya que también era considerado el chamán, brujo, sacerdote y sabio del pueblo enteros) primero les enseño que se podía trabajar todos los días con o sin O2, lo mas confortable de vivir a una temperatura de 35 ºC, la clave de su fuerza comiendo vitaminas, ácidos nucleicos, azucares y sangre. Entreno a sus discípulos para atacar en caso de ser necesario y que el medio se prestase (mostrándoles las viejas artes marciales de la β – hemólisis, α– hemólisis o simplemente la sabia decisión de no atacar hasta el momento adecuado), se los llevo de campamento y les enseño como lidiar con las concentraciones altas de sales. En fin les enseño todo lo que sabía. Sin embargo la policía blanca los visitaba seguido y se comía a sus integrantes por que entero nunca les enseño a defenderse de ellos, así que estudio, estudio y estudio mucho para ganarle a uno de sus mas grandes archirrequeterrecontraenemigos; la ¡penicilina! (estudio su estructura, su forma de actuar, hasta su forma de llorar) Al descubrir la forma de resistirse a ella lo compartió a su familia (por secretos a voces en forma de plásmidos) quienes también supieron como defenderse de la tal penicilina. Cuando se sintió preparado para atacar y vengarse por los suyos que habían caído “fagoseados” y aprovechando la distracción por los conflictos de la policía inmune con otros cocos se fueron a la guerra generando y ganando batallas como la de peritonitis, endocarditis o la de infección del aparato urinario. Hasta que linezolida, quinupristina y unas quinolonas le hicieron

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