La justicia en manos de la ciencia

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La justicia en manos de la ciencia

Autor: Revista de Criminalística y Ciencias Forenses

La justicia y la ciencia son ámbitos muy distintos de la actividad humana. Sin embargo, el conocimiento científico brinda un lugar para el surgimiento de una serie de disciplinas aplicadas que son de gran utilidad en la ciencia forense y que tienen el potencial de ser trascendentales en la administración de justicia. El primer problema es reconocer si un tema es realmente científico y si se puede aplicar de manera confiable dentro del marco de la ley. En este sentido, la introducción de las pruebas de ADN es un excelente ejemplo de cuán lentamente se ha adaptado su uso en los tribunales. Además, los laboratorios en los que se practican estas técnicas forenses cuentan con la debida licencia y, al mismo tiempo, los especialistas que allí trabajan son expertos con una sólida formación y en constante actualización. Otro componente crucial es que los profesionales que realizan su declaración deben hacerlo de manera rigurosa y comprensible. En los casos en que se presente un informe pericial basado en un nuevo enfoque científico, éste deberá cumplir una serie de requisitos que los tribunales deben aceptar.
A pesar de este honorífico engañoso de "ciencia" y similares, no todos, y no solo los científicos, son buenos eruditos. Además, no existe un método particular o método de inferencia, usado por y solo por todos los que hacen ciencia, que garantice resultados cuando no son verdaderos, sobre verdaderos, o posiblemente verdaderos, o más cercanos a la realidad, o más razonables empíricamente.
La trata de seres humanos ha sido denominada como uno de los crímenes más atroces contra nuestra humanidad, no sólo por los delitos y hostigamientos que se cometen contra las víctimas, sino también porque este acto ofende al ser humano en el criterio de “cosa” o “mercancía”. sus derechos humanos. La trata de personas se ha convertido rápidamente en uno de los delitos transnacionales más lucrativos para los delincuentes, gracias a las ganancias monumentales que les reporta, aunado a la inercia de los gobiernos y comunidades en general para combatir y denunciar estas prácticas. La trata de personas consiste en convertir a las personas en objetos reutilizables que genera enormes ventajas económicas frente a la comercialización de productos de un solo uso. Por cierto, este es considerado el tercer crimen multinacional más lucrativo, junto al tráfico de armas y drogas. Otras causas de la propagación pueden residir en la religión, ya que existe un riesgo subjetivamente bajo de ser atrapado y castigado, combinado con el hecho de que las penas por estos delitos son subjetivamente bajas. Las preocupaciones de los gobiernos acerca de detener la comercialización de armas y drogas, y las preocupaciones sobre el terrorismo, dejan a los criminales con la impresión de que las leyes sobre trata de personas no se aplican y que sus arreglos de arresto y detención son mínimos en el mejor de los casos. En consecuencia, esta falsa sensación de estabilidad también alimenta la voluntad de los traficantes de continuar su viaje económico ilegal.
Opinión: El pensamiento científico es una característica de nuestro escenario, de nuestras comunidades más jóvenes. Y, por supuesto, esta relación también se refleja en el ámbito jurídico. Una de las interrelaciones entre el derecho y la ciencia surge a través del uso de la comprensión académica para resolver controversias en medio de obras de teatro, pero esta relación también surge en algunas ocasiones cuando se trata de decidir cómo se debe interpretar o incluso constitucionalizar la ley.

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