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La pedagogía liberadora en México

Jose David Martinez GarciaEnsayo29 de Junio de 2025

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LA PEDAGOGÍA LIBERADORA Y SU INFLUENCIA EN MÉXICO

Escrito por: Jose David Martinez Garcia

INTRODUCCIÓN

La Pedagogía Liberadora, desarrollada por Paulo Freire ha tomado un camino distinto junto con las escuelas mexicanas, intentando crear espacios de pensamiento crítico y construcción colectiva de los aprendizajes adquiridos día a día. Paulo Freire, propone un modelo educativo en el cual el maestro y el alumno construyen el conocimiento juntos. Por el contrario, la Pedagogía Bancaria menciona al alumno como un recipiente pasivo de información, lo cual limita su capacidad para pensar críticamente y transformar su realidad. Freire (1970) habla sobre “el papel de la concienciación, sea en la aplicación misma de una educación liberadora es el miedo a la libertad” (p. 18). Dando a entender que, aun sabiendo sobre las pedagogías, siempre habrá un miedo existente al cambio de pensamiento, presentándose más dentro de un aula.

Esta perspectiva pedagógica ha influido tanto en el diseño de los planes de estudio como en el trabajo de muchos maestros que van de la mano con un cambio social. La Pedagogía Liberadora proporciona una forma más justa y humanista frente a los métodos tradicionales, ayudando así a formar ciudadanos más conscientes de sus realidades, más participativos y más críticos hacia las desigualdades presentes en el contexto social.

El problema surge con el modelo que sigue vigente en muchos espacios es aquel que Freire critica, puesto que el profesor deposita el conocimiento en el estudiante, sin considerar sus experiencias, saberes previos y reflexiones (Freire, 1970). Esto sigue reproduciendo desigualdad, falta de conciencia crítica y la falta de preparación para que los futuros ciudadanos sean agentes de cambio en sus comunidades.

¿Y como nos podremos dar cuenta de estas problemáticas? Entendiendo lo que quiere intentar hacer la Nueva Escuela Mexicana con su Plan de Estudio. “La tarea principal de la educación en la Nueva Escuela Mexicana es propiciar que niñez y juventud, junto con sus profesoras y profesores, vayan al encuentro de la humanidad de las otras y los otros, entendidos en su diversidad.” (SEP, 2022, p. 9). Pero esto no se va a lograr si se sigue con la idea “bancaria” para los alumnos, siendo un obstáculo principal para la transformación de los niños y niñas mexiquenses.

DESARROLLO

La pedagogía liberadora, parte de la idea de que la educación debe ser un proceso de concientización y liberación de los oprimidos. En su obra Pedagogía del oprimido, Freire plantea una educación en la que tanto docentes como alumnos son sujetos activos del aprendizaje (Freire, 1970). Este modelo ataca a la “educación bancaria” tradicional: Freire describe la educación bancaria como aquella en la que el profesor deposita conocimientos en los estudiantes de manera pasiva, inhibiendo su pensamiento crítico y perpetuando la opresión (Freire, 1970). La pedagogía liberadora, por el contrario, propone métodos de enseñanza que fomentan el diálogo crítico y la vinculación del contenido con la realidad cotidiana de los alumnos.

En el contexto mexicano, la implementación de este enfoque enfrenta múltiples obstáculos. A pesar de que en los discursos oficiales se habla de fomentar el pensamiento crítico y la participación activa, en la práctica todavía se sigue un modelo tradicional en la repetición de contenidos. Esta contradicción se hace aún más evidente cuando se considera el concepto de inteligencias múltiples (Teoría de Gardner), el cual ha influido en propuestas pedagógicas contemporáneas que buscan dar equidad a las formas de enseñar y aprender.

En este sentido, Barrenechea (2010) destaca que “el alumno, teniendo en cuenta el concepto de inteligencias múltiples, ya no es visto como un agente que absorbe datos que le son suministrados, sino que construye su propio aprendizaje” (p. 6).

Esto aun no logra consolidarse en las escuelas mexicanas, debido a que el sistema continúa favoreciendo esquemas estandarizados de evaluación y enseñanza que ignoran las diversas formas de aprender, limitando con ello la posibilidad de desarrollar una pedagogía verdaderamente crítica y liberadora.

Esta falta de igualdad entre el discurso y la práctica refleja una desconexión entre las necesidades de los alumnos y los programas educativos. Aunque el Plan de Estudios 2022 menciona la importancia de reconocer la diversidad y contextualizar el aprendizaje, muchas veces estas intenciones quedan solo en el papel. La estructura escolar rígida, centrada en el cumplimiento de programas y en la preparación para escalas estandarizadas, dificulta que los docentes diseñen experiencias de aprendizaje significativas que surjan de los intereses, contextos y formas de inteligencia de cada estudiante.

En lugar de permitir que el aula sea un espacio de diálogo, exploración y transformación, se sigue presionando bajo una enseñanza que responde más a objetivos institucionales que a los procesos individuales de construcción de conocimiento. Esto no solo desmotiva a los estudiantes, sino que sigue dando pie a una cultura educativa que debilita la creatividad, la autonomía y el pensamiento crítico, pilares fundamentales de la pedagogía liberadora.

El sistema educativo ha buscado avanzar hacia una formación integral de los estudiantes. El Plan de Estudios para la Educación Básica 2022, publicado por la Secretaría de Educación Pública (SEP), enfatiza el desarrollo de las capacidades, su integridad, la equidad y la mejora continua, con el fin de formar ciudadanos críticos y participativos (SEP, 2022).

A pesar de estos objetivos, la práctica sigue marcada por estructuras tradicionales. Por ejemplo, muchos docentes siguen planeaciones estrictas y planifican sus clases para cubrir los contenidos marcados por el calendario escolar oficial. Esta orientación hacia la memorización de contenido y el cumplimiento de metas limita la posibilidad de trabajar metodologías más reflexivas o contextualizadas en el aula (SEP, 2022). 

En la práctica, aun cuando se promueve el pensamiento crítico y la atención a la diversidad, la vida cotidiana de las escuelas continúa con métodos convencionales de enseñanza, similar al modelo bancario criticado por Freire.

Esta contradicción evidencia la necesidad urgente de repensar la práctica docente desde una perspectiva crítica. Debe destacarse inicialmente “el carácter dialéctico del método freireano que se construye articulando teoría y práctica y que surge a partir de las reflexiones sobre la práctica” (Velita, 2021). Es decir, la pedagogía liberadora no puede limitarse a un conjunto de ideas o reformas, sino que debe vivirse y construirse en el día a día del aula, en diálogo constante con las experiencias de docentes y alumnos.

Entre pensar y hacer es lo que permite transformar verdaderamente las condiciones educativas, pues solo al problematizar nuestra propia práctica es posible avanzar hacia una educación que libere, que cuestione las estructuras de poder y que reconozca al estudiante como sujeto histórico y activo en su proceso de aprendizaje.

Existen barreras que dificultan la implementación de la pedagogía liberadora en las escuelas mexicanas. Esto comienza desde la formación de los futuros docentes, en muchas escuelas de formación docente en México, los planes de estudio se centran en metodologías tradicionales y no profundizan en lo crítico ni toman como punto de partida la obra de Freire.

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