Taller de técnicas de expresión escrita

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FACULTAD DE COMUNICACIONES

CICLO 2024-01

TALLER DE TÉCNICAS DE EXPRESIÓN ESCRITA (CO13)

SECCIÓN CM32

TAREA ACADÉMICA

PROFESOR DEL CURSO: Marco Antonio García Falcón

TRABAJO PRESENTADO POR LOS ALUMNOS:

ECHEGARAY MOSCOSO PIERO ALESSANDRO - U202113820

 FLORES COTRINA MARÍA FERNANDA - U202210262

“Un vínculo inquebrantable: La Vaca, el Agua y la Eternidad”

En el corazón de un amanecer, vibraba el calor, palpable y opresivo. En medio de esa inhóspita aridez, hemos de observar el fluir de la densa fuente de vida proveniente de una vaca; en segundos, se alzaba una pequeña figura solitaria: una anciana, enfrentando la implacable sequía, y a su lado, su única compañera de supervivencia en aquella soledad.

Ambos viviendo en medio de un rincón olvidado de la vastedad desértica. Su hogar; apenas más que una choza, se aferraba con firmeza a la sequía que lo rodeaba. En su interior se encontraba aquella foto de su difunto esposo, rodeada por velas que evocan los bellos recuerdos compartidos junto a él en vida; mientras, llenaba aquel recipiente en su memoria con la leche de aquella vaca, el único recuerdo viviente de su ser amado.

Desde ese entonces, ella se aferraba a la rutina monótona de su existencia, observando los rigores de aquella sequía, preocupada por la falta de agua que carecía el pozo, y viviendo a partir de la leche y el pan.

Justo en aquella tarde, la anciana se encontraba descansando plácidamente en las afueras de su hogar; en ese instante, la vaca coje una de sus prendas, enfureciéndola con su inesperada acción. de vestir por la falta de comida y va de largo hacia los horizontes que se extendían al infinito; entonces, la anciana ha de percatarse y comienza a perseguir a su compañera y detenerla.

De repente, en la plena oscuridad de la noche, ha de ocurrir un extraño suceso: los vientos furiosos acechaban con ferocidad y arremetieron contra la ventana, abriéndola con fuerza. Enseguida, inmensas gotas espesas de agua han de llover y esto sorprende a la anciana. No se trataba más que una intensa tormenta, una señal de peligro: la vaca se encontraba afuera. Pero los días transcurren, y aquella tormenta, junto a las lluvias intensas, eran constantes; la preocupación de la anciana era notoria.

Tras un largo periodo de espera y expectativa, el sol finalmente deslumbra; la anciana, con una mezcla de asombro y alivio, sale a las afueras de su casa. Revisando sus alrededores en busca de su fiel compañera después de sorpresivo suceso; a escasos pasos se sorprende al encontrar a la vaca rodeada en medio de un pozo hondo y sin fondo, originado por las densas lluvias provenientes de aquella tormenta. Además, dada su avanzada edad, resultaba imposible para ella cruzarlo.

La anciana, sumida en sus pensamientos, reflexionaba sobre cómo rescatar a su vaca atrapada en el pozo. Divisó en el horizonte una posible solución: un automóvil. Sin embargo, su esperanza se desvaneció al notar que quien conducía era otra anciana, incapaz de prestarle ayuda.

Desolada y cubierta de polvo, salió de su hogar solo para descubrir que su vaca yacía muerta en el pequeño trozo de tierra que la separaba del profundo pozo. Con el corazón destrozado, cayó al suelo y lloró desconsoladamente: su única fuente de sustento se había ido. Pero entonces, divisó a lo lejos a la vaca, aún viva, renovando su esperanza. Se acercó lentamente, solo para descubrir que alguien la estaba ordeñando: eran las manos de su esposo. Un gesto suyo bastó para que ella entrara en el pozo.

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