Acerca de la poesía

Acerca de la poesía

La poesía, que es un decir esencial, es también un lenguaje del ser. El concepto de “ciudad moderna” es opuesto al desarrollo de la propia naturaleza humana. Ciudades  modernas: lugares colmenas hechas para la des personalización, para la deshumanización, para la “robotización” del hombre, que ya no se re-conoce en su hábitat 

.La  poesía, que es el lengua je de  la  revelación, estimula en el  hombre su capacidad  crítica, lo hace más lúcido ,le recuerda constantemente de  qué está  hecho el  hombre: de palabras, de carne verbal, que son las que edifican el poema y brillan en él. La vida del hombre, pues, está amenazada en la ciudad moderna. ¿Cuál es la naturaleza del poema? Ser sólo palabras, ésa es su na tura le-za. Pero palabras que se trascienden a sí mismas; que no sólo

 Significan ,sino que son, es decir, que hablan “el lengua je del ser”. La poesía descubre nuestra naturaleza en un mundo cada vez más desdibujado, mistificado, es puro e “irreal”, monstruo samente irreal .¿Cuál es el “mensaje”, si alguno tiene, de la poesía? ¿Qué dice la poesía?

La poesía habla de nuestras carencias, de nuestros vacíos, imperfecciones, de nuestra problematicidad en un mundo que nos resulta hostil, porque agrede al poeta, al hombre sensible. Pero la poesía también es el lenguaje de la plenitud, en el sentido de que es el lengua je de la imaginación y el de seo: a través del deseo, nos reconocemos en nuestra necesidad de Dios, del Absoluto, de “lo sagrado”. La poesía es el lengua je de lo sagrado. A través de la poesía nos realizamos, es decir, adquirimos una presencia en el mundo, alcanzamos nuestra realización. Ficción y deseo, la poesía habla con un lengua je inusual, extraño, hermético incluso, porque, contradictoriamente, es el lenguaje de la revelación. La conciencia poética está hecha de revelaciones. Frente a la idiotización y robotización del “avanzado mundo contemporáneo”, la poesía propone el primigenio lenguaje del ser; o sea, el lengua je de las esencias, de las sustancias

, que es exactamente lo opuesto a la vulgaridad, la trivialidad e insustancialidad de una “conciencia enajenada”, como la del “hombre- masa” (como diría Ortega), como la del hombre contemporáneo, sometido a las mistificaciones del mundo moderno. Toda la parafernalia del poder  –como decía Aldo Pellegrini– pare-ce estar he cha para ena je nar al hom- bre, para hacerlo un extraño de símismo, un individuo que ha perdidosu “mis midad”, o sea: su con cien ciade sí, de su natu raleza más ínti ma einaliena ble.La poesía, por el contrario, recon-cilia al hom bre consigo mismo, logana para la vida, para la es pi ri tua li-dad, para la lucidez.Toda lucidez, sin em bargo, pro-voca malestar: al adquirir concienciade sí, de su “mismidad”, el hom bresufre la angustia de su enfrenta-miento con un mundo que lo niega yenloquece o ena jena.El mundo como pro blema y laconciencia como malestar: he aquílas dos vertientes por donde transcu-rre la poe sía.El va lor de la poesía esta rá dado por su

 autenticidad, la autenticidad de su len gua je;

 es de cir, por su ca- paci dad para re velar al hom bre y suentorno (ideológico, histórico, lin-güístico, vital) en lo que el hom bremás plenamente es.La poesía, por tanto, no es eva-sión ni huida de la realidad; tam po-co niega al mundo; al contrario, se pro pone el mundo como pro blema –a través de lo que obsede y persi-gue al hom bre–; la poesía –comoquería Pellegrini– es “una místicade la rea lidad”, en el sentido de que

 El centro fijo de una llama inmóvil 

es un afán, una necesidad, un deseode

verdadera realidad 

, de lo que esesencial, sustancial al hom bre, aveces oculto por el velo de las apa-riencias, de lo frívolo, de lo vulgar,de lo insustancial de la rea li dadmisma.La poesía es un acto de re vela-ción, pero tam bién un acto de cono-ci miento, a través de la poe sía cono -cemos más profundamente nuestranaturaleza humana, nuestra realidadvital.Las pala bras del poema convocany re claman para sí la verda dera na-tu rale za de las cosas, a tra vés de la poesía entramos en contacto con elmisterio y la be lleza de la vida: la poe sía con ju ra el va cío –en el cualnos movemos, en el cual existimos– y nos acerca a la ple ni tud.Una as piración a la plenitud, unacomunión con lo sagrado: he aquí loque son las pala bras del poema.

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Toda reflexión so bre la poesía,como so bre cualquier actividad ar-tística es, tam bién, cele bración go -zosa del es píritu. Triunfo del es píri-tu, afirmación de los dones del es pí-ritu frente a todas aquellas condicio-nes, situaciones y adversidades que pretenden negar el origen y la natu-rale za misma del arte: no sólo ex - presión de una sensi bilidad, sinoacto trascendente del es píritu que semani fiesta en los es pa cios de la ima-ginación, el juego y el deseo.Deseo imaginante o epítome delimagi nario creador, la obra de artehunde sus raíces en ese

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