Ambientes De Aprendizaje

La evaluación es el proceso de reunir, interpretar y sintetizar información para facilitar la toma de decisiones en el salón de clase. Si se cuenta con buena información para evaluar, se tendrán elementos para tomar decisiones acertadas.

La esencia de la evaluación escolar consiste en analizar una muestra del desempeño de los alumnos y servirse de ella para hacer una generalización o predicción respecto al desempeño que darán en tareas parecidas no observadas.

A menudo los maestros se forman impresiones duraderas de las personalidades o motivación de sus alumnos basándose en unas cuantas observaciones breves hechas en la primera semana de clases. Observan una pequeña muestra del comportamiento y a partir de ella emiten juicios generales como “esta desmotivado”, “es un niño problema” o “son muy trabajadores”. Estas son generalizaciones informales que se hacen sistemáticamente basándose en una muestra reducida e la conducta escolar de los estudiantes.

La característica más importante de una buena evaluación es su capacidad de ayudar al maestro a tomar la decisión correcta. A esto se le da el nombre de validez. Sin ella los datos de la evaluación no facilitarán la toma de decisiones acertadas. Cuando un maestro se formula la siguiente pregunta, que todos los maestros deberían hacerse ¿estoy reuniendo el tipo de información adecuada para la decisión que deseo tomar?, se plantea el problema de la validez de su evaluación (Linn, 1997; Moss, 1995).

La validez indica si la información que va a recabarse es en verdad relevante y apropiada para tomar la decisión deseada, la validez es el aspecto más importante que debe tener dicha información, pues sin ella carece de utilidad, los problemas de la validez afectan a toda la evaluación escolar y no sólo a la que exige métodos formales de papel y lápiz.

Una segunda e importante característica de una buena información para evaluar es su uniformidad, llamada también confiabilidad.

La confiabilidad se refiere a la estabilidad o uniformidad de la información obtenida, es decir, al hecho de si es o no representativa del comportamiento del alumno.

Si la información para evaluar no aporta datos estables y uniformes, el maestro habrá de utilizarla con cautela para tomar una decisión acerca de un alumno o grupo. La información destinada a la evaluación: cuando es poco confiable o incongruente no ayuda a tomar decisiones de las cuales uno pueda estar seguro.

Debido a que una evaluación aislada ofrece una muestra limitada del comportamiento del alumno, ningún método o instrumento por sí solo suministrará información perfecta y sin error (Thorndike, 1990). Toda la información para la evaluación contiene cierto grado de inconfiabilidad o incongruencia debido a factores como la ambigüedad de los reactivos de la prueba, las interrupciones durante su realización, las diferencias en el rango de atención de los alumnos, la claridad de las instrucciones, la suerte de los alumnos par adivinar, los cambios en su estado de ánimo, los errores al calificar y la obtención de una muestra demasiado pequeña de la conducta que no permita a los alumnos mostrar un desempeño uniforme y estable (Frisbie, 1998).

Si un maestro no está seguro de la estabilidad ni de la uniformidad de la información que recabe en el proceso evaluativo, procurara no basar en ella decisiones importantes.

La validez se refiere a la medición correcta de las características en cuestión, en tanto que la confiabilidad se relaciona con la congruencia de la información.

Una evaluación confiable no necesariamente es válida.

La evaluación es más que una mera actividad técnica, es una actividad humana que influye en muchas personas y las afecta: estudiantes, padres de familia, maestros, asesores, consejeros de admisión

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