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Antología Policiaca.

criselguapo110 de Enero de 2013

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ANTOLOGÍA POLICIACA

CUENTOS

INDICE

El asesinato perfecto 3

EL misterio de la ciudad de Helston 8

La sombra que robó un banco 10

El ladrón de aspiradoras 11

La muerte de Juan 13

Dos hermanos muertos a puñaladas 15

La sonata del diablo 16

El hombre y el ladrón 17

La pata de cabra 18

Crimen de burdel 19

El culpable no es el ambicioso 21

La sombra de un asesino despiadado 23

Carlos y la señora de la noche 25

Carnaval 27

La última cena 28

Amor asesino 29

El asesinato perfecto

Leidy Torres

30 de junio de 1996.Mi nombre es Gloria, tengo 23 años y vivo en Ambato. Cuando era pequeña vivía en una finca junto a mis padres; esa casa de madera se encontraba en Catamayo, un pueblo de clima tropical ubicado en la ciudad de Loja.

Cuando cumplí seis años mi padre me llevó a la librería y me obsequió un libro genial escrito por un tal Alan Poe. De regreso a casa al auto azul que conducía papá le falló un neumático y él no pudo controlarlo. Como consecuencia de ese accidente perdí mi ojo izquierdo porlo cual mi mamá nunca perdonó a mi padre. A pesar de mi deficiencia física conseguí mi título de detective, aunque a veces pienso que fue un error haberlo obtenido.

Dejé a mis padres cuando cumplí los 15. Creo que ese hombre triste al que leí de pequeña influyó en mi destino y por eso ingresé a la escuela de criminalística a los 18. Estudiar no fue fácil. Esa historia, sin embargo, no interesa, lo que hoy me preocupa es la muerte de papá.

Ha pasado un año desde que falleció. Nunca se supo la causa de su muerte ya que los policías no se interesaron en averiguarlo; por eso hoy he decidido investigar por mi cuenta.

La finca sigue manteniendo su arquitectura original y pese al descuido que ha sufrido refleja un buen estado de conservación. Es fácil ingresar a ella, basta hacer un truco simple en la cerradura para que se abra y listo. Una vez dentro comienzo a buscar pistas y a encajar las piezas una por una.

Primero. Sabía con certeza que se encontró el cuerpo en la cocina; por eso me dirijo hasta allí, veo el lugar e imagino la tétrica escena. Busco por todas partes y no halló nada útil. Este día hubiera resultado infructuoso de no ser por lo que me contó la vieja señora Luz, pobladora del lugar.

- Su padre guardaba secretos, dijo como evocando su imagen.

- No lo sabía, respondí.

- Tenía un romance con una mujer llamada Vanesa López. Búsquela, me recomendó y se marchó enseguida.

Esa revelación me dejó sorprendida. Ahora enterada de esto comprendo porque mamá siempre le reclamaba cosas a papá, que por cierto se llamaba Juan. La pregunta ahora es ¿Dónde está mamá?

Lunes 01 de julio de 1996. Hoy es un día muy soleado; aún estoy tratando de solucionar el caso pero es muy confuso todo. Durante la mañana he buscado a varios amigos de mi infancia pidiendo información sobre mamá ya que no la veo desde que tengo 15 años. Recuerdo que ella no podía dormir y aseguraba ver cosas raras.

Lucía, mi compañera de escuela, me dijo que mamá había enloquecido.

-¡Pobre de ella!

La única esperanza de encontrar respuestas es encontrando a la amante de papá, tal vez ella puede darme información aunque también puede que sea su asesina.

Han pasado tres días y no logro encontrarla. Los lugareños aseguran que después de la muerte de papá decidió ir a vivir en Cuenca; no tengo otra salida que buscarla en esa fría ciudad.

Jueves 05 de julio de 1996. El viaje fue muy cansado. Durante estos días algunas dudas me han quitado la calma. Por ejemplo: ¿qué tal si papá se suicidó?, ¿o tal vez fue Vanesa quien acabó con él?, ¿por qué lo matarían?, ¿acaso por dinero? Nada está claro.

La prioridad es encontrar a Vanesa López. Voy a una biblioteca gigante ubicada en la parte céntrica de Cuenca y pido una guía telefónica.

-¡Bingo! Avenida de las rosas, número de casa 26 – 74.

Doy con su dirección exacta. Al timbrar el portón metálico una mujer me atiende y me sorprende ver lo vieja que es, tiene una mirada de tristeza. Me presento con cortesía y ella me invita a pasar a su sala. Voy directo al punto.

- ¿Qué tiempo conociste a papá?, le pregunto.

- Desde hace 30 años, me responde serena.

O sea que yo no nacía y ella ya estaba con mi padre. Tomo apuntes y continúo el interrogatorio.

- ¿Tienes hijos?

Sus ojos se llenaron de lágrimas.

- Tenía dos hijos pero murieron a causa de los golpes que les dio mi marido. El muy cobarde huyo después del crimen y no lo he vuelto a ver desde entonces.

Ahora entiendo porque su mirada reflejaba una tristeza muy grande, me dio mucha pena escuchar su historia. Luego que se calmó le pregunté.

-¿Sabes qué le ocurrió a mi padre?

- Dejé de verlo una semana antes de que fuera asesinado. Lo juro. No supe jamás quién pudo haberle hecho daño.

Eso quitó mis dudas de que ella fuera la asesina, al parecer amaba a mi padre.

Viernes 6 de julio de 1996.Son las 14:30 y he vuelto a Catamayo a la escena del crimen. Me fijo bien en el lugar cuando de repente, debajo de un viejo armario, observo la pipa de papá. La tomo con cuidado y pienso en enviársela a Susana, una amiga de universidad experta en analizar objetos.

Luego de este valioso hallazgo continúo observando con mayor atención y descubro con asombro que la pequeña ventana de la cocina ha sido falseada. ¿Será que por la ventana entró alguien y lo mató? Todo sigue siendo muy confuso. Un fuerte dolor de cabeza interfiere en mi investigación, creo que esto es todo por hoy.

Recostada sobre la cama del hotel donde estoy hospedada trato de reubicar mis ideas y de despejar muchas incógnitas. Mañana será otro día.

Sábado 07 de julio de 1996. Son las 06:30. Iré a ver a Susana quien para suerte mía trabaja en el Departamento de Policía de Catamayo desde hace cuarenta días y dirige el Laboratorio de Análisis. Supe que estaba aquí luego de llamarla a su teléfono para pedirle ayuda.

Mientras voy de camino al laboratorio escuchó a dos señoras hablar de una mujer que ha escapado del Centro Psiquiátrico hace 10 meses y aún no dan con su paradero. Eso me deja muy consternada ¿Será que es mamá? ¿Será una persona peligrosa? Tal vez la culpa de su locura la tuvo mi padre ya que el serle infiel a una mujer es un golpe duro para el corazón y la mente.

Tomo el colectivo y trato de calmarme. Luego de 15 minutos bajo del vehículo y me dirijo al Departamento de Policía. El Laboratorio de Análisis es un lugar equipado con objetos de cristal y computadores. Susana me saluda y nos abrazamos con afecto; toma la pipa y me ordena que espere.

Luego de varios minutos me pide que la acompañe al salón de resultados y me explica que en la pipa halló diminutas partículas de una sustancia blanca que al ser analizada resultó ser veneno para ratas. Papá fue envenenado. Ahora la incógnita es saber ¿quién lo envenenó?

Susana decide ayudarme a resolver el caso, yo acepto su propuesta porque esto se está saliendo de mis manos.

- Regresemos a la finca, le digo.

- Ese es el mejor lugar para encontrar pistas invisibles para el ojo humano, me contesta entusiasmada.

De camino a la vieja casa cruzamos un pequeño parque hasta llegar a la avenida principal. Sobre un puente muy grande esperamos el colectivo.

-Este puente me trae buenos recuerdos a la memoria, le digo a Susana. En aquel extremo solía arrojar aviones de papel.

- Fíjate bien, me dice. Allí hay algo.

Por una escalera metálica descendemos y nos asusta ver tantos papeles con imágenes horrorosas y entre borrones un nombre.

Juan

JuAn

jUaN

- Será qué alguien vive aquí, exclama Susana.

- Pero quién, si aquí no hay nadie, respondí.

Detrás de nosotras como traída por la nada, aparece una mujer que tiene una mirada consternada y el rostro muy sucio, no logro reconocerla pero al parecer ella sí.

-Hija, me dice.

Me quedo pasmada no sé cómo reaccionar ante esta situación. Es ella, en verdad es mamá, veo de reojo que Susana se acerca hasta mí para hablarle pero cuando está aquí mamá la confunde con Vanesa y se lanza contra ella queriéndola ahorcar. Yo sigo pasmada.

Los gritos, sin embargo, me hacen reaccionar e intento separarlas; la mirada de mamá ha cambiado, ahora refleja maldad. Trato de tranquilizarla.

- Te voy a matar, grita.

Susana aprovecha que tengo sujetada fuertemente a mamá y le inyecta un calmante en el brazo izquierdo, ellas e desploma enseguida. La llevamos al centro psiquiátrico y pedimos al guardia que no deje de vigilarla. Siento que estoy a punto de resolver el caso.

Junto a Susana decidimos ir a la finca para escudriñarla totalmente. Hurgando el lugar, en el soberado de la bodega, ubicada junto a la cocina encontramos un diario de mamá.

25 de junio de 1995

“Hoy

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