Borron y patria nueva

Borrón y Patria Nueva por Hamos Galib

Ya es hora de crear una patria nueva.

Ya es hora de perdonarnos los unos a los otros, los errores de los unos y de los otros. Ya es hora de creer en nosotros mismos, de unirnos en nuestro orgullo de pueblo noble y joven. Ya es hora de sembrar sin descanso y con dedicación la semilla de la puertorriqueñidad, a lo largo y a lo ancho de la gran nación puertorriqueña, que va desde el autoexilio de Boston, Chicago y Nueva York, hasta los rincones más tranquilos de la Cordillera Central.

Que nuestra voz sea una sola voz, producto de nuestra conciencia de pueblo que desde hace rato es nación con un sentido muy claro de lo que somos y de lo que no somos, aunque muchísimas veces nos falta valentía y perseverancia en afirmarlo.

Qué diáfano que no somos ni seremos norteamericanos. No está en nosotros. No vibra ni vibrará nuestro corazón al amor que no sea un pedazo de tierra que nos palpita desde Aguadilla hasta Fajardo.

Y es que la patria se siente, se quiere. La patria no se piensa, no se debate en consideraciones económicas o de ajustes políticos. La patria es emoción que camina, que se huele, es color que se ve en una cotorra, es playa y montaña, es una bandera tranquila, unas décimas de Lloréns y el cantar del coquí. Lo demás es añadidura. Somos nación y esconderlo es negar nuestras riquezas para enseñar nuestros miedos, cosa que hemos hecho en el pasado y costumbre que debemos de terminar.

El esfuerzo debe estar en enseñarnos a nosotros mismos que ya somos nación y este mensaje tiene que ir de casa en casa, de batey en batey, de ciudad en ciudad, de proyecto en proyecto, de caserío en caserío, de rascacielo en rascacielo. Es el mensaje de la puertorriqueñidad.

El español nuestro nos da la fuerza motriz para preservar nuestra cultura y para sustentar nuestra forma de ser. El idioma es nuestro recurso más importante porque es el alma… Los niños deben aprender el español bien y deben saber que es la lengua de su patria, de sus padres y de sus amigos. ¡Que crezca el amor por el idioma que nos cobija y que les dará identidad a nuestros nietos!

Desde hace muchos años hemos estados desunidos, con resentimiento dentro de la misma casa… y una casa dividida no puede triunfar. Los partidos han sido muy arrogantes. Encuesta tras encuesta demuestran que el pueblo sufre el colapso de la salud, la violencia sin límites, el acoso de las drogas, la pérdida de recursos naturales y los tres partidos se gastan millones de dólares en campañas políticas… ¿Cuándo se han reunido los comités del diálogo a discutir la salud mental, el maltrato conyugal, el hacinamiento en las cárceles, la violencia y las drogas, el problema de la cultura y la enseñanza, los sueldos de los policías, de los maestros y de las enfermeras…?

¿Qué están haciendo nuestros líderes? ¿Están unidos bajo el mismo techo, o cada cual tiene su agenda exclusiva de ser diferente, y por lo tanto inconsecuente?

De qué nos sirven los partidos así… que fueron importantes en su tiempo, pero están decrépitos. Quizás nos sirvan para entretenernos cada cuatro años en las elecciones carnaval, con las mismas caras agotadas, los mismos actores de siempre y lo peor, la misma trama.

¿Cuándo los líderes dejaran de oír sus propias voces para oír las voces de su pueblo? ¿Cuántos niños tiene que morir por falta de cuidado básico, cuántos se volverán drogadictos por falta de educación, y cuántos morirán de falta de recursos para atender la salud mental…?

Por eso, los tres partidos políticos que conocemos y que nos quedan de tiempos pasados, están sumamente atrasados y pasados de moda. Ya no responden al Puerto Rico de hoy. Tienen que ser reestructurados, reconstituidos. Ninguno de ellos está en la brega con el pueblo, solo debaten entre sí. No están con el oído en la

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