CIUDAD Y ESPACIO PÚBLICO
François ÉperviersApuntes22 de Abril de 2018
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CAPÍTULO II
En este apartado se discutirán sobre las categorías de ciudad y espacio público, partiendo desde una visión política, social y cultural. Es así que la ciudad se considerará como el lugar donde se produce el encuentro. Por un lado, entre la diferencia, la heterogeneidad de sujetos, la diversidad de culturas, pensamientos y actividades; y por otro lado, la igualdad en el acceso a los recursos y al derecho a la ciudad. No obstante no se puede debatir sobre la ciudad sin que en ella esté inserta el espacio público que inicialmente fue concebido como lugar donde los ciudadanos interactuaban, discutían y deliberaban sobre asuntos de interés colectivo pero que hoy en día ha llegado a un estado crítico que provoca cambios notorios en las dinámicas de sus habitantes debido a los miedos que pueden provocar transitar por el espacio público y que trae consigo un sin número de problemas que pone en peligro la esencia de la civilidad.
A partir de las categorías mencionadas, es fundamental en este estudio se sitúe a Quito, como una de las ciudades latinoamericanas que no está exenta de experimentar estos cambios sobre el espacio público y su función como espacio político sin evitar mencionar que con sus propias dinámicas de estructuración han mantenido un claro proceso de segregación social entre las clases dominantes y las clases subalternas que ha generado hasta la fecha desconfianza y miedo al otro.
CIUDAD Y ESPACIO PÚBLICO
La ciudad es uno de los intentos más consistentes, y a la postre, más exitosos del hombre, de rehacer el mundo en el que vive a partir de sus anhelos más profundos. Si la ciudad, en todo caso, es el mundo que el hombre ha creado, es también el mundo en el que está condenado a vivir. Así, de manera indirecta y sin una conciencia clara de la naturaleza de su tarea, al hacer la ciudad, el hombre se ha rehecho a sí mismo. Robert Park
2.1. Ciudad: urbs, civitas y polis
La ciudad es a la vez urbs, civitas y polis. Es decir, que en primer lugar, es la concentración de una población heterogénea en un territorio que está definido por su ´´diversidad social y funcional´´ (Borja & Muxí, 2003). Así mismo, Manuel Castells conceptualiza a la ciudad como lugar geográfico -con un desarrollo técnico y social- que articula una estructura para el funcionamiento de la sociedad desde el cual se sitúa la superestructura político-administrativa y que da cuenta de un sistema de repartición con respecto a la fuerza de trabajo que consta de:
´´ 1) un sistema de clases sociales; 2) un sistema político que asegure a la vez el funcionamiento del conjunto social y la dominación de una clase; 3) un sistema institucional de inversión, en particular en lo referente a la cultura y a la técnica; 4) un sistema de intercambio con el exterior´´ (Mumford, pág.19 citado en Castells, 1980)
En segundo lugar, es un lugar productor e instructor de la ciudanía que permite a todas y todos quienes habitan en un mismo territorio el reconocimiento de derechos y deberes a la accesibilidad de los servicios y actividades propios de la urbe, de ahí que el ideal al que se pretende llegar como colectividad se base ´´(…) en la convivencia y la tolerancia, heterogénea pero con unos valores básicos y unas pautas elementales de comportamiento, que construyen y mantienen algunos elementos de identidad.´´ (Borja & Muxí, 2003, pág. 106).
En tercer lugar, la ciudad desde la antigua Grecia es el lugar de la organización a nivel político-administrativo apto para discutir sobre la cosa pública[1] desde una proximidad entre:
´´ el autogobierno, las instituciones político- jurídicas, de las normas y administraciones públicas y también de la autorrepresentación de la sociedad , de la expresión de las demandas colectivas, de las movilizaciones sociales, de los cambios en las relaciones de poder, de las innovaciones culturales y políticas.´´ (Borja & Muxí, 2003, pág. 107)
Si bien la ciudad desde este punto de vista político es entendida como el escenario donde se sitúa el poder, que por medio de las instituciones figuran la participación y la representación, así mismo posibilitan la oposición y cambios en el mismo.
Enfatizando en las concepciones de la ciudad desde lo político y jurídico , la perspectiva del urbanista ecuatoriano, Fernando Carrión, da cuenta de que la ciudad es ´´el espacio donde nacen y se ejercen los derechos y deberes de ciudadanía, y donde el ciudadano se constituye como el elemento esencial de la vida social´´ (Carrión, 2010), por lo que es pertinente que en el debate se incluya a los derechos de la ciudad y de sus ciudadanos como una alternativa para repensar a nuestras ciudades, es así que
´´la cuestión de qué tipo de ciudad queremos no puede separarse del tipo de personas que queremos ser, el tipo de relaciones sociales que pretendemos, las relaciones con la naturaleza que apreciamos, el estilo de vida que deseamos y los valores estéticos que respetamos. El derecho a la ciudad (…)es un derecho a cambiar y reinventar la ciudad de acuerdo con nuestros deseos´´ (Harvey, 2013)
Es por eso que debe constituirse sobre la base de principios como la democracia, igualdad, sostenibilidad, entre otros., que nos permita integrarlo como un derecho colectivo, así como lo menciona David Harvey, incluye a todos quienes facilitan la producción y reproducción de la vida cotidiana y disfrutan de ´´ (…) ventajas que ofrece la vida urbana: libertad, cohesión social, amparo de los derechos individuales, de expresión y construcción de identidades colectivas, de democracia participativa y de igualdad básica de respeto y tolerancia por la diversidad de las culturas urbanas.´´ (Arias, 2016)
En este aspecto, converge el vínculo entre la ciudad y el espacio público pensada desde su sentido político que propicie la expresión y participación de las colectividades urbanas, por lo que es importante estar al tanto de cuál es la situación del espacio público, la crisis que provoca en la ciudad como ´´cuerpo político operativo sobre el que se podría construir una alternativa anticapitalista civilizada´´ (Bookchin, pág.202 citado en Harvey, 2013) que resalte la importancia de proponer una ciudad más inclusiva, libre de discriminación, con mayor participación, con diversidad cultural y que satisfaga las necesidades y aspiraciones de quienes habitan la urbe.
2.2. Espacio Público
El espacio público ha tenido un gran peso en los debates de la ciudad y varios teóricos coinciden que es inconcebible hablar de ciudad sin que esté inserta en ella el espacio público, Jordi Borja indicó acertadamente que ´´el espacio público es la ciudad´´.
Sobre la base de este significativo planteamiento Fernando Carrión menciona la importancia de mirar al espacio público desde su dimensión física, simbólica y política:
´´ En estricto sentido, las viviendas no son la ciudad sino sus fachadas, porque ellas cierran la plaza y delinean la calle. De allí que no se sale de la casa para ir al exterior, sino que, en rigor, se sale de la casa para ir adentro, para ser parte y construir el espacio público. Se sale de la casa para encontrarse con el otro, hacer ciudadanía y producir pensamiento cívico. Se sale del espacio público para ir afuera, al espacio doméstico, al espacio privado, al exterior; hacia lo no citadino.´´ (Carrión, 2011)
Ampliando esta línea de ideas, que nos direcciona a distinguir al espacio público desde dos ámbitos que le son inherentes: el urbanismo y la política. Desde el urbanismo como disciplina científica que se encarga del ordenamiento de la ciudad,´´el espacio público remite por una parte a un componente sustancial de la trama urbana, -la disposición de lugares y la manera en que se conectan- en tanto las plazas y parques forman parte de las centralidades que articulan la ciudad como puntos de confluencia´´ (Santillán, 2015, pág. 47). Y dentro del pensamiento político, se reconoce a´´ la práctica de la deliberación como momento esencial del procesamiento de las discrepancias propias de la diversidad de puntos de vista. Es en el espacio público donde se establecen los consensos básicos que soportan el funcionamiento de la sociedad´´ (Santillán, 2015, pág. 47). También es atribuido a la esfera pública, propuesto por Jurgen Habermas, mismo que
´´(…)se constituye a partir de las personas privadas que, al referirse, forman un público. Ese público debate con el Estado las reglas que han de regir las relaciones de intercambio privado (pero públicamente relevantes) de mercancías e individuos. Se trata de un proceso comunicativo en el cual los ciudadanos deliberan, interactúan y definen de modo razonado las formas de gobierno. Ese espacio ciudadano solo es posible entre iguales y está orientado a la acción racional. Es además resultado de un proceso histórico de transformaciones sociales y culturales que da paso a la modernidad.´´ (Kingman, 2009)
Sin embargo, cabe aclarar su carácter restringido de la esfera pública que provocó el surgimiento de contra-públicos, mismo que ´´ contestaron las normas excluyentes del público burgués y elaboraron otros estilos de comportamiento político y normas alternativas de discurso público.´´ (Fraser, 1999) en este pertenecían indígenas, afrodescendientes, mujeres y minorías sexuales que habían sido excluidos de la vida pública.
Desde otro punto de vista, las concepciones del espacio público dominantes giran en torno al urbanismo moderno que plantea varias ideas que se han desarrollado alrededor a este concepto, así desde las teorías del urbanismo operacional y de la especulación inmobiliaria el espacio público es´´ (…)lo que queda, como lo residual, como lo marginal después de construir vivienda, comercio o administración´´ (Carrión, 2010). Desde una perspectiva jurídica es considerado como un espacio que está regulado por el Estado, como propietario ´´que posee la facultad de dominio del suelo y que garantiza su accesibilidad a todos y fija condiciones de su utilización y de instalación de actividades´´ (Borja & Muxí, 2003, pág. 44). Otra concepción sostenida desde un plano filosófico señala la transición de lo privado a lo público, en la cual se construye una colectividad y desaparece la individualidad y como consecuencia la enajenación de la libertad.
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