Café de primavera

Café de primavera.

Era primavera, las hojas de cerezo caían con el vaivén del viento. Toda la calle donde solía vivir se encontraba llena de aquellos delicados pétalos de color rosado. Todo Tokyo se encontraba abastecido por ese bello color.

No transitaban muchas personas por las calles, todos se encontraban en el templo, el cual tenía un festival dedicado a la primavera y el arból Sakura. Solo se escuchaba las suaves notas de esa vieja música que la radio del local tocaba. Todo era tranquilo.

El triángulo dorado había sonado, dando a entender que alguien había entrado al local. Sonrisas, miradas divertidas y un “Hola” eran los únicos sonidos que se escucharon después de unos segundos, un joven alto se adentró al lugar.

Mi mirada que se encontraba en la ventana, de un momento a otro pasó a la entrada del lugar por el sonido de la campanilla, y mis ojos no pudieron ver ser más hermoso que el que se encontraba allí. Era alto, de cabello castaño, con una larga gabardina color café; me quede mirándolo como un tonto hasta que lo vi sonreír y me quede perdido en ella, sí me había atrapado.

No reaccione hasta el momento en que lo sentí muy cerca de mí, dirigiéndose hacia el dueño del local, para posteriormente saludarlo y pedir un cappuccino. Lo miré atentamente, todo el tiempo en el que mi café y mi dona duraron y eso quiere decir que fue bastante tiempo, pues cuando él llego ya había estado por la mitad, pero el tiempo paso tan rápido y lo que en un momento fue dos horas se volvieron cinco.

El joven del que me había enamorado a primera vista aún no se iba y yo tampoco lo haría, no sabía cuánto tiempo tardaría en poder verlo de nuevo, por lo que quería seguir admirando su belleza por el poco tiempo que el permanezca allí. Podrían pasar mil horas, pero no me eran suficientes para acabar de contemplarlo y enamorarme más de él.

Dentro de esas horas aprendí bastante de él, como que le gustaba hablar mucho mientras comía, que solía sonreír ampliamente por cualquier chiste que le contarán, que está dotado con unos hermosos hoyuelos que aparecen cuando sonríe en su totalidad mostrando sus blanquecinos dientes.

 Me encontraba tan centrado recordando en lo hermoso que ese chico es, que no me di cuenta que mi celular tocaba la canción “Someone like you”’ en un tono bastante alto, una mano paso frente a mi rostro moviéndose de manera estrepitosa, ahí fue cuando reaccione pero nunca espere ver a ese joven que me había enamorado a primera vista frente a mí.

Levante mi mirada e instantáneamente mis mejillas tomaron un color carmín al verlo.  “Tú teléfono suena”, fue lo único que dijo, a lo que inmediatamente conteste.

Tuve que irme pronto del local, la llamada había sido de mi madre y tenía que regresar a casa porque ya era muy tarde. Pero nunca me arrepentí de haberme quedado hasta tan tarde, pues cuando salí ese joven había tomado mi mano, haciendo que volviera entre mis pasos y cuando voltee, sentí unos finos labios sobre los míos uniéndolos en un delicado beso. Ese había sido el comienzo de una relación muy larga con el que ahora podía llamar primer amor.

Evelyn Ulloa                    Tercero “D’’

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