Coherencia

Coherencia es la correcta conducta que debemos mantener en todo momento, basada en los principios familiares, sociales y religiosos aprendidos a lo largo de nuestra vida.

Con este valor somos capaces de cumplir con mayor eficacia nuestras obligaciones, pues hace falta ser honesto y responsable; en nuestras relaciones personales es indispensable para ser sinceros, confiables y ejercer un liderazgo positivo; para nuestra persona, es un medio que fortalecer el carácter y desarrolla la prudencia, con un comportamiento verdaderamente auténtico.

En primera instancia, el problema de vivir este valor es que somos muy susceptibles a la influencia de las personas y lugares a los que asistimos; por temor callamos, evitamos contradecir la opinión equivocada, o definitivamente hacemos lo posible por comportarnos según el ambiente para no quedar mal ante nadie. No es posible formar nuestro criterio y carácter, si somos incapaces de defender los principios que rigen nuestra vida. Lo mejor es mantenerse firme, aún a costa del cargo, opinión o amistad que aparentemente está en juego.

El principio de la coherencia

Sin lugar a dudas que en el tema de la tolerancia, la no-discriminación y el respeto a la diversidad, el principio de la coherencia es fundamental. No podría ser de otra forma, ya que los estudiantes aprenden a ser tolerantes, vigilantes de las igualdades, comprometidos y responsables frente a todos sin distingos de ningún orden, no desde el discurso moralizante, sino que desde las actitudes, acciones y comportamientos que ellos observan de sus profesores, padres y pares. El modelaje es una metodología central de aprendizaje.

En este sentido, la relación entre lo que se dice y lo que se hace debiera ser estrecha e inseparable. Sería un contrasentido, por decir lo menos, formular un discurso elocuente sobre el valor de la libertad, la autonomía en las decisiones, ya reglón seguido coartarle a los estudiantes la libertad de expresión, de reunión, de tomar decisiones responsablemente, de información, etc. De igual manera, sería inconsistente e inconducente señalar que todos tienen las posibilidades de desarrollarse y crecer al máximo de sus potencialidades y en la práctica cotidiana de la escuela favorecer a los varones sobre las mujeres, a los niños más dotados física e intelectualmente frente a los que no lo son, a los que pertenecen a ciertos grupos sociales. En este mismo sentido, una pedagogía de coherencia debiera respetar la diversidad de ritmos de aprendizajes, los estilos diferentes de estudio, las distintas maneras que tienen los estudiantes de aproximarse al conocimiento. Una pedagogía coherente consulta una multiplicidad de formas de motivar a los estudiantes, presenta materiales didácticos muy diversos, elabora instrumentos de evaluación versátiles y variados. La homogenización de los estudiantes es antitética

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