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Como es la Economia colonial america latina

kekoyashaEnsayo5 de Agosto de 2017

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Licenciatura y Pedagogía en Historia y Ciencias Sociales. [pic 1]

Cátedra: Estado y sociedad civil en América Latina.

Profesora: Adriana Palomera.

Ayudante: Armando Donoso.

Informe de lectura:

La economía latinoamericana:

Génesis, auge y declive del sistema económico neocolonialista.
1820-1930.

Nombre: Abelina Caniuñir.

Fecha entrega: 4 de julio.

Abstract:

Latinoamérica luego de su independencia, de la corona española, hacia 1920, se ve enfrentada a los nuevos desafíos que tiene una nación, uno de ellos es la economía. Es así como se observa el comienzo un nuevo proceso que se da en las ex colonias españolas y portuguesas, llamado neocolonialismo, impulsado por Gran Bretaña y luego por Estados Unidos. Junto con ello, se ve como las oligarquías latinoamericanas, para 1850, se jactaban de haber logrado una institucionalización y un “orden” suficiente, como para que el mundo viera a América Latina como una región llena de potencialidades para realizar negocios. Así también, como hacia 1929 este sistema económico se derrumba y no queda más salida que cambiar el modelo económico hacia afuera, por uno hacia adentro.

Palabras claves: economía, monoproductor, exportación, importación, minería, agricultura, Gran Bretaña, Estados Unidos, oligarquía, neocolonialismo, proteccionismo.

Los primeros indicios de la nueva hegemonía económica.

Luego de la emancipación de las ex colonias españolas y portuguesas, había que volver a organizar las nuevas naciones que emergían, por lo tanto un ámbito a reestructurar es la economía. Y unos de los problemas a discutir eran los modos de intercambio de las mercancías. Como dice José del Pozo, “[…] había que decidir si los contactos con el resto del mundo se harían en un contexto de libre cambio o de un cierto proteccionismo[1].

América latina fue, es y será siendo una economía de carácter agro-mono-exportadora, es decir, generalmente, eran sociedades agrícolas que se dedican al cultivo o producción de un solo producto (dentro de las actividades primarias) que es exportada como materia prima hacia países europeos que se encuentran en una fase de industrialización.

Las emergentes naciones, hacia el decenio de 1820, se encontraban en dificultades económicas, que perduraría por dos décadas. Entre ellas podemos mencionar que se reducen los ingresos reales per cápita; el comercio exterior disminuye, ya que hay una reducción de capitales, ya sea por la fuga de capitales que pertenecían a los peninsulares y/o por el desplome del sistema fiscal (no había forma de mantener impuestos reales, por lo tanto se comienzan a vender los cargos públicos y se mantienen los impuestos hacia los indios); y baja la producción minera, ya sea por el agotamiento de los yacimientos o por las inundaciones y/o destrucción de estos a causa de las guerras de independencia.

Asimismo se producen cambios sobre algunos aspectos de la economía colonial. La eliminación del monopolio hacia el comercio exterior, es uno de ellos. Los mayores beneficiados son los comerciantes británicos, cuyo negocio es la exportación de bienes manufacturados. Junto con ello, las jóvenes naciones americanas promocionan sus territorios para reunir nuevos capitales en el mercado extranjeros. Nuevamente los británicos fueron los inversionistas mayoritarios. Por otra parte, los estados latinoamericanos se ven enfrentados a los gravámenes de las importaciones, que en estricto rigor es, “la sustitución de importaciones baratas de un socio por productos nacionales más caros[2], es decir, se cobra un precio módico las grandes cantidades de productos procedentes de América, en cambio, son caros (y en menor cantidad) los productos de Europa, por el hecho de ser manufacturados. Además la balanza fiscal no se encuentra en las mejores condiciones, ya que se ve enfrentado a gastos adicionales como la mantención de un ejército, pensionar a veteranos de guerra, protección de fronteras, etc. A pesar de todo lo bueno y lo malo dicho anteriormente, estas dificultades se superan.

En cuanto a la agricultura y la ganadería, se puede decir         que, la tierra fue muy valorizada después de las guerras de independencia, ya que a partir de este bien, las elites americanas se enriquecieron. En el decenio de 1820, comienza la diversificarse los cultivos. Por ejemplo, el café fue comenzado a cultivarse en Brasil, Venezuela y América Central (sobre todo en Costa Rica), y esto trae como consecuencia la apertura de nuevas tierras. Otro cultivo importante es la viña, para la producción de vinos para el consumo interno, que se da principalmente en Chile a partir de 1850. La caña de azúcar se diversifica en países tropicales como Puerto Rico y Cuba a partir de 1839, lo que trae consigo una severa deforestación. Junto con ello, “las Antillas españolas, […] se orientan hacia la agricultura tropical, […] por la aparición del tabaco[3] En Argentina la ganadería ovina (y la lana) comienza a emerger en 1830.

En cuanto a la minería[4], era principalmente para satisfacer el sector exportador, pero este decae luego de terminado el proceso de independencia, ya que disminuye la mano de obra y por la fuga de capitales que eran –anteriormente– españoles. Países como México, Colombia, Perú, Bolivia y Chile son los más interesados en restablecer las minas. Inglaterra es una de las potencias que se interesan por recuperar las minas inyectando capital, ya sea para recuperar  la capacidad minera o para buscar nuevos yacimientos mineros, pero esta acción fracasa debido a la falta o por la ineficiencia del transporte y por la poca información sobre nuevos yacimientos. A pesar de eso, la industria minera se recupera en el decenio de 1840. Chile, en el siglo XIX, es el principal –por no decir el primero– productor de plata, cobre y luego de salitre (junto con Bolivia). Perú alcanza grandes pagos por la producción de guano.

También, en América se dieron casos de actividad industrial. Brasil posía fundiciones de hierro y comienza con la construcción de barcos, es por ello que, el Estado fomenta esta actividad con leyes proteccionistas. Otro caso es el de Paraguay, con fundiciones de hierro, que es protegida por el Estado a través de proteccionismo pero decae por la guerra en 1865-1870. La industria textil, que se dio en países como Ecuador, México, Guatemala, fue débil ya que su producción y comercialización era solo en el mercado local.

El libre comercio comenzó a reinar en Latinoamérica luego de su emancipación, “[…]  Ello se explica por las pretensiones de los comerciantes locales y los de origen extranjeros, sobretodo ingleses, que se establecieron desde comienzos de la Independencia en varias ciudades[5]. Y tenía como bases la exportación de bienes, procedentes principalmente de Gran Bretaña, que venían de forma directa, sin mayores intermediarios, libre de impuestos, por lo tanto más baratos. Asimismo, la importación se hacía sin mayores problemas y podían ser toda clase de mercancías. A pesar de lo espectacular que sonaba el libre comercio, había otros que apostaban por el proteccionismo (como se menciona arriba, Brasil y Paraguay), ya que se tenía un cierto temor a “[…] la ruina ante la llegada indiscriminada de mercancía europea[6]. Los políticos, respecto a este tema, no consideraban necesario suprimir el libre comercio; los empresarios tampoco, ya que consideraban que el invertir en la industria no era rentable, lo que sí lo era en la producción agrícola y en la minería. Además, el mercado interno era tan pequeño, que dificultaba el desarrollo de la industria.

La demanda externa se impuso ante las actividades productivas americanas. Con ello también aumentó la exportación de bienes y los principales consumidores era Chile, Argentina, Brasil, Perú, México (en ese orden).

En cuanto a la operación comercial, se puede decir que es controlada mayoritariamente por extranjeros, especialmente por ingleses y su influencia se puede visualizar tanto en las inversiones  –que iban directamente hacia las actividades mineras y para la construcción de ferrocarriles–, como en los empréstitos. En esto últimos, la mayoría de los Estado Americanos que pidieron préstamos, tuvieron problemas en la devolución del dinero, por lo tanto esto dificulta la entrada de capitales exteriores, traducidas en préstamos y/o inversiones.

En cuanto a la construcción de ferrocarriles en Latinoamérica, se puede decir que esta permite la ampliación de los mercados locales y por sobre todo el comercio exterior. Hacia 1850, países como Perú, Chile, México, Brasil, Argentina, ya contaban con grandes redes ferroviarias para el desarrollo del comercio y mejorar las comunicaciones dentro del territorio: “fueron los ferrocarriles que a partir de la década del ’50, comienzan a recorrer el espacio americano venciendo las limitaciones geográficas, enlazando las comunicaciones, y facilitando la extracción de productos sobre todo de la minería.  A través del trazado de ferrocarriles y la obtención de préstamos de procedencia inglesa, […], aparece la posibilidad de los Estados constituyan su economía sobre la base de una modernización de la estructura económica[7]. También, en cuanto al área financiera, la creación de bancos es un hecho a partir de 1830, en Brasil y en México (creación del primer banco de carácter estatal, en un país donde gobernaba el conservadurismo). Asimismo, aparecen bancos ya sean de carácter particular o privado (en Chile por ejemplo, con Agustín Edwards, hacia 1870 ya había creado el Banco Edwards) o extranjeros (bancos ingleses, como el South American Bank)

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