ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Comprencion Lectora

grupoedu9 de Julio de 2014

2.943 Palabras (12 Páginas)330 Visitas

Página 1 de 12

COMPRENSIÓN LECTORA

388  LENGUA Y LITERATURA 1.° ESO  MATERIAL FOTOCOPIABLE © SANTILLANA EDUCACIÓN, S. L. 

Papá juega con nosotros

Lectura

1

Una tarde invité a mis compañeros a venir a casa para

jugar a los cowboys. Estábamos en el jardín y mamá

nos había dicho que nos llamaría para merendar.

–Bueno –dije yo–, vamos a ver: yo soy el bueno y

tengo un caballo blanco, y vosotros sois los bandidos,

pero al final gano yo.

Los otros no estaban de acuerdo, lo cual es un rollo;

cuando uno juega solo, no se divierte; y cuando no

se está solo, los demás arman un montón de discusiones.

–¿Por qué no voy a ser yo el bueno? –dijo Eudes–; y,

además, ¿por qué no voy a tener un caballo blanco

también yo?

–¿Y quién será el prisionero? –pregunté yo.

–Bueno, será Godofredo –dijo Eudes–. Vamos a

atarlo al árbol con la cuerda de tender la ropa.

–¡Eso no está bien! –dijo Godofredo–. ¿Por qué yo?

No quiero ser el prisionero; ¡soy el mejor vestido de

todos!

–¿A qué viene eso? –dijo Eudes–. ¡Yo no me niego a

jugar, aunque tengo un caballo blanco!

–¡Quien tiene el caballo blanco soy yo! –dije.

Eudes se enfadó y dijo que el caballo blanco era de

él y que si no me gustaba me daría un puñetazo en

la nariz.

–¡Prueba! –le dije. Y lo consiguió.

Rufo silbaba a todo silbar y decía:

–Síii, soy el sheriff, síii, y os detengo a todos.

Y Alcestes le dio un hachazo en el quepis, diciendo

que lo hacía prisionero. Y Rufo se enfadó porque su

silbato había caído en la hierba. Y yo lloraba y le decía

a Eudes que estaba en mi casa y que no quería

volver a verlo. Todos gritaban; era estupendo. Nos lo

pasábamos fenómeno.

Y después papá salió de casa. No tenía pinta de estar

muy satisfecho.

–¡Eh, chicos! ¿Qué es todo este barullo? ¿Es que no

sabéis divertiros tranquilamente?

–La culpa es de Godofredo, señor; no quiere ser el

prisionero –dijo Eudes.

–Vamos, niños, voy a enseñaros cómo hay que jugar

–dijo papá–. ¡Yo seré el prisionero!

¡Estábamos realmente encantados! ¡Es estupendo

mi papá! Atamos a papá al árbol con la cuerda de la

ropa y en cuanto acabamos, vimos al señor Blédurt

saltar el seto del jardín. El señor Blédurt es nuestro

vecino y le encanta tomarle el pelo a papá.

–Yo también quiero jugar. ¡Seré un piel roja!

–¡Sal de aquí, Blédurt, nadie te ha llamado!

El señor Blédurt era formidable; se puso delante de

papá con los brazos cruzados y dijo:

–¡Que el rostro pálido contenga su lengua!

Papá hacía esfuerzos graciosísimos para soltarse del

árbol y el señor Blédurt se puso a bailar alrededor

del árbol lanzando gritos. Nos habría gustado quedarnos

para ver a papá y al señor Blédurt divertirse y

hacer el payaso; pero no pudimos, porque mamá

nos llamó a merendar, y después fuimos a mi cuarto

a jugar con el tren eléctrico. Lo que yo no sabía es

que a papá le gustase tanto jugar a los cowboys.

Cuando bajamos, ya por la noche, el señor Blédurt

se había marchado hacía un buen rato, pero papá

seguía atado al árbol, gritando y haciendo muecas.

¡Es formidable saber divertirse así, uno solo!

RENÉ GOSCINNY

El pequeño Nicolás (Adaptación)

1. Relaciona.

• Eudes • era el sheriff.

• Godofredo • quería atar a Godofredo a un árbol.

• Rufo • quería ser el prisionero.

• El padre de Nicolás • no quería ser el prisionero.

2. Indica con números el orden en que suceden estos hechos:

Los niños se fueron a merendar.

Los niños jugaron a los cowboys.

El padre de Nicolás se puso a jugar con los niños.

Los niños se fueron a jugar al cuarto de Nicolás.

Los niños encontraron al padre de Nicolás atado a un árbol.

3. Contesta.

• ¿Por qué dos razones admiraba Nicolás a su padre?

• ¿Qué niño de la pandilla de Nicolás era más agresivo? ¿Por qué?

4. Comenta con tus compañeros.

• ¿Conoces las aventuras del pequeño Nicolás? ¿Qué es lo que más te gusta de ellas?

• ¿Te gustaría que en la pandilla de Nicolás hubiera también niñas y que todos participaran

en los juegos? ¿Por qué?

USO DEL DICCIONARIO

5. Busca la palabra quepis en tu diccionario y marca el dibujo que representa un quepis.

 Escribe el nombre de todos los tipos de sombrero que conozcas.

PALABRAS DERIVADAS

6. Forma palabras derivadas con el sufijo -azo.

• hacha hachazo • timbre • perro

• plato • ojo • rodilla

• bocina • escoba • látigo

 Ahora clasifica las palabras que has formado según su significado.

F F F

F F F

F F F

COMPRENDO LO QUE LEO

1

Indican tamaño grande

Indican golpe

Indican sonido

hachazo,

 LENGUA Y LITERATURA 1.° ESO  MATERIAL FOTOCOPIABLE © SANTILLANA EDUCACIÓN, S. L.  389

COMPRENSIÓN LECTORA

390  LENGUA Y LITERATURA 1.° ESO  MATERIAL FOTOCOPIABLE © SANTILLANA EDUCACIÓN, S. L. 

Un cuento del mar

Lectura

2

Érase una vez un niño que tuvo la suerte de conseguir

un barco para él solo. Era un velero enorme; pero

el niño era experto en cosas de vela y lo podía

manejar sin ayuda.

Durante algunos años, navegó de isla en isla. Pero

un día el tiempo empezó a empeorar. El cielo se llenó

de nubes y el viento comenzó a soplar con tanta

fuerza que las velas quedaron hechas jirones. El niño

se dio cuenta enseguida de que aquella tormenta

estaba dirigida contra él por algún enemigo que sabía

magia negra; por eso bajó al camarote, cerró la

puerta y esperó a ver qué pasaba.

–¡Ja, ja! ¡No pienses que estás solo! –dijo una voz

perversa y cruel a sus espaldas.

El niño se volvió asustado y vio a un loro en la librería

del camarote.

–¡Oh, Dios mío! –dijo el niño–. ¡Qué susto me has dado!

Pensé que eras la bruja que ha causado la tormenta.

El loro ladeó la cabeza y se rascó la oreja con la pata,

lanzando de nuevo una larga y perversa carcajada.

Entonces, para sorpresa suya, el niño vio que el loro

comenzaba a transformarse. Sus alas se convirtieron

en brazos largos y escuálidos; su pico, en una

gran nariz aguileña; y sus brillantes plumas, en harapos

chillones y andrajosos.

Cuando el niño vio que se trataba de una bruja, comenzó

a avanzar poco a poco hacia la estufa del camarote,

donde guardaba su badila 1 mágica. Pero la

bruja le dijo:

–Sé lo que estás buscando. ¡Tu badila mágica! ¡Ja,

ja! La he puesto en un lugar seguro, donde tú no la

encontrarás, jovencito.

–Eso es lo que tú te crees –dijo una voz enérgica

desde las escaleras del camarote. Y para sorpresa

de ambos, la badila apareció y arremetió contra la

bruja.

–¡Bien! –decía el niño complacido–. ¡Dale duro!

¡Échala fuera!

La pequeña y simpática badila persiguió a la bruja

hasta cubierta. Una vez allí, la bruja saltó al mar por

la borda, pensando en que flotaría y podría ponerse

a salvo. Pero no contaba con que la badila mágica

había realizado un cambio maravilloso: había transformado

el mar en dragones, que, tan pronto como

vieron a la bruja, abrieron sus blancas y espumeantes

mandíbulas y se la tragaron. Luego, los dragones

comenzaron a alejarse en diferentes direcciones y el

barco fue descendiendo, hasta que quedó sobre

el arenoso fondo de lo que había sido el mar.

El niño estaba muy emocionado al ver las maravillas

del fondo del mar. Entre ellas, vio los restos de un

viejo galeón español cubierto de algas y percebes.

Enseguida descendió por un costado de su barco y

corrió por la arena a explorar el buque naufragado.

Estaba lleno de cofres de oro y alhajas.

El niño cogió algunos cofres y los almacenó en la bodega

de su velero. Pero una vez hecho esto, comenzó

a preocuparse. ¿Cómo saldría de allí? ¿Cómo iba a

navegar si no había mar por donde hacerlo?

Volvió al galeón y continuó explorando; entonces encontró

un extraño martillo con una inscripción mágica:

Cuando las aguas desaparezcan, da tres martillazos

en el fondo.

El niño cogió el martillo y golpeó la roca. De repente,

el agua comenzó a brotar del suelo a borbollones,

como si todas las tuberías de la Tierra hubieran estallado.

No había tiempo que perder, así que corrió

hacia su barco, y antes de que el agua le llegara hasta

la barbilla, consiguió subir a bordo.

Mientras tanto, el agua rugía, se arremolinaba y subía

más y más deprisa. Al poco rato, el niño notó

que su barco comenzaba a bambolearse, se elevaba

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (20 Kb)
Leer 11 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com