Critica Del Chingonario
VictorCortes0826 de Noviembre de 2014
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El chingonario
Este libro es una recopilación de todos los usos que se le pueden dar a la palabra “chingar”, más que un libro tiene cierta tendencia a ser un diccionario de definiciones, de como el lenguaje mexicano ha perdido variabilidad por utilizar los regionalismos o bien por ocupar modismos o palabras iguales, pero, que pueden tener diferentes significados, este libro está organizado de manera alfabética, para que pueda generar en el lector un sentido de diversión y hasta picardía.
Es importante mencionar, ¿De verdad necesitamos un libro que nos explique cómo y cuándo usar la palabra ''chingar''? La respuesta no es fácil. Menos para aquellos que se dicen expertos en lenguaje español o para quienes su lengua, de tanto mentar madres, no deja de parecer un jardín lleno de flores. Pero vayamos del otro lado, seguro habrá uno que otro adolescente que tenga tantas ganas de saber los usos de esta palabra como algún extranjero curioso para quien éste resulte un libro muy util.
Y es que a primera vista podría parecer un manual; sin embargo, va más allá. Éste es un libro que en algún momento –muchos, a decir verdad– podría hacer sonreír a cualquiera. Tal y como lo menciona en su introducción, el uso de chingar y todas sus variantes nos ha obligado a reducir nuestro léxico, en particular, un servidor “optimista de nacimiento”, se calcula que hasta en un 20%, si no es que mucho más.
Verbo, adjetivo, sustantivo, exclamación… el significado siempre dependerá del contexto en el que esté presente. Desde el siglo pasado y a lo largo de toda la región mexicana se han usado derivados de esta palabra como parte del vocabulario diario, no importa como sea utilizado, siempre habrá una situación para poder aplicar este conocimiento.
Nosotros podemos presumir de dominar a la perfección la conjugación del verbo “chingar”, así como las diferentes maneras de llegar a “la chingada” y las diferentes situaciones en las que uno se dice “chingón”, pero de lo que no podemos jactarnos es de conocer todas las aplicaciones del mismo o bien sus definiciones.
Como bien dice en una de sus páginas: No es lo mismo decir “ah, qué la chingada” que decir “oh que la chingada”. La diferencia radica en que en que en la primera tienes la opción o no de seguir chingando. En la otra no hay opción, te aguantas y te chingas; son dos situaciones que evocan a la euforia de “sentirse liberado”, de poder sacar lo que se lleva dentro.
Citando a el Maestro Octavio Paz en “El laberinto de la soledad” las malas palabras son <<palabras prohibidas, secretas, sin contenido claro y a cuya mágica ambigüedad confiamos la expresión de las más brutales o sutiles de nuestras emociones o reacciones. Palabras malditas que solo pronunciamos en voz alta cuando no somos dueños de nosotros mismos>>. Lo que me hace pensar, ¿acaso nunca somos dueños de nosotros mismos?
De la A a la Z, del “chingo” al “chingamadral”, no importa cómo se lea, lo que sí, es que este libro es bastante recomendable para los que deseen aprender más de esta palabra, pero sobre todo, uno de las novedades más aconsejables para pasar un buen rato, en lo personal y opinión de un humilde servidor, el libro carece de aportación literaria, no deja de ser un libro de definiciones, que nos muestra el lado divertido y pícaro de una palabra, pero que no deja de ser eso.
Recomendable para aquellas personas que gusten de un lenguaje altisonante o “vulgar”, que desean enriquecer su léxico con algunas si no es que todas las definiciones posibles de esta palabra, y por qué no es lo mismo “a la chingada, me voy” que “me voy a la chingada” dejo entre visto que este, “es un trabajo bien chingon”.
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