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Cronica Galapagos


Enviado por   •  26 de Noviembre de 2014  •  1.477 Palabras (6 Páginas)  •  247 Visitas

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Terremoto y tsunami en Japón. A lo lejos las Galápagos no sabían que hacer.

Afuera, el viento soplaba con inusual fuerza. Acompañado de mi amiga Soledad, la cual ya por dos semanas acompañaba en el apartamento. Mama y mi hermano menor ya estaban en sus deliciosas vacaciones disfrutando en la montañosa Serranía. Papa hace ya tiempo dejo de vivir con nosotros ya que se separó de mama. El reloj marcaba las 12:20 AM. Cómodamente acostado en el colchón de mi habitación me acomodaba para descansar. Cuando el teléfono celular empezó a vibrar, una llamada de mi padre. Tanta era la insistencia de las vibraciones que el aparato cayó al piso. “hijo, necesito que subas de inmediato a la finca donde tu abuela” no escuche mas ya que corto la llamada. Al hablarme lo escuchaba agitado y preocupado.

Lo volví y llamar y me dijo que hubo un terremoto en Japón, exactamente en la región de Tōhoku. La primera alerta amarilla por un posible tsunami en la costa pacífica y hay que actuar rápido. La primera alerta de tsunami en las islas por un terremoto a millas de distancia.

Asombro en realidad fue lo que sentí al principio, imaginándome tantas películas y lo catastrófico que puede llegar a ser un desastre como este. En realidad Galápagos, el pueblo Puerto Ayora donde vivo, su costa es realmente baja, al nivel del mar totalmente, si era como me lo imaginaba Galápagos iba a desaparecer. Fantaseado con toda mi imaginación agarraba ciertas cosas para subir a la parte alta de la isla. Espere al salir ver total caos y desesperación por la alerta, pero el pueblo permanecía en total silencio, todos dormían, como si no les importara, como si quisieran que la ola abrasante los lleve con ella.

La alerta solo había llegado para las autoridades, los guarda parques del Parque Nacional Galápagos. La Estación Charles Darwin y el alcalde de la isla. Tenían que primero planificar y organizar la evacuación de toda la gente que vivía en Puerto ayora hacia los pueblos altos.

Subí a la finca de la abuela, toda era estrés por la preocupación de que toda la familia estuviese ya junta y segura. Mi padre y su hermano, son guarda parques de nacimiento, y tenían que volver a bajar a ayudar en la evacuación.

Todo automóvil por orden de las autoridades tenía que brindar socorro y ayudar a la gente a que subiese a la parte alta. Mi padre decía que ya había mucha desesperación para esa hora. Ya que con megáfonos y gritos de policías, bomberos y demás socorristas despertaban del profundo descanso que tenía la población santa cruceña. Eran las 4 am y toda la gente con mochilas en mano, sus mascotas y cosas preferidas empezaban a caminar por la única vía que tiene la isla para subir a bellavista, el sitio seguro establecido.

Los rumores y falsos testimonios o verdades de que la ola que venía hacia las islas podía llegar a medir casi 8 metros espanto a todas las personas, creando de una u otra forma caos y el orden quedando a un lado. Quien iba a imaginar que en un paraíso como las islas Galápagos estuviese pasando esto.

Quien iba a imaginar que en las islas gente te suplicase para subir a tu auto implorando ayuda. Era realmente traumático. Cabe recalcar que nunca ningún municipio hizo simulacro alguno para poder prevenir este tipo de desastre. Aquí cabe la historia de la titánic, “el titánic nunca se va a hundir”, en este caso las Galápagos nunca podrían tener alerta de tsunami. La verdad era irónica. Esa noche pude observar cualquier tipo de incoherencias, creencias, actos o actitudes. La desesperación sí que vuelve distinta a la gente. El más cuerdo siempre actúa con más locura que un loco en tratamiento.

Al subirse mi padre a la camioneta para bajar a brindar ayuda, le pedí que me llevara. De verdad quería ayudar, aunque lo único que logre fue estorbar. Pero tanta fue mi insistencia que baje con él. Las islas Galápagos que en realidad a las 4 am deberían ser calladas, el único sonido que se debía escuchar era el de las olas, la vrisa o alguna animal, ah y de los ebrios tirados en el sector del mercado municipal

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