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Crítica De La Crítica De Hume Y Kant Al Principio De Causalidad


Enviado por   •  7 de Noviembre de 2014  •  4.939 Palabras (20 Páginas)  •  336 Visitas

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Por “principio de causalidad” entendemos la proposición que dice que “todo ente contingente es causado”, o bien alguna de sus consecuencias, como por ejemplo: “todo lo que comienza a existir es causado”, “todo lo que acontece es causado”, “todo lo que cambia es causado”.

Tanto Hume como Kant niegan que este principio tenga validez respecto de las cosas en sí mismas consideradas, independientemente de nuestro conocimiento. El primero, porque tal consideración de las cosas simplemente no tiene lugar en su filosofía, centrada toda ella en la experiencia entendida como afección vivida. El segundo, porque restringe el conocimiento humano al “fenómeno”, a pesar de aceptar la existencia de la “cosa en sí”.

Pero Kant, a diferencia de Hume, acepta la validez universal Y necesaria del principio en cuestión, mientras que está de acuerdo con Hume en que la necesidad de este principio no procede de los conceptos del sujeto Y del predicado del mismo; es decir, en lenguaje kantiano, el principio de causalidad no es “analítico”.

Dice Hume:

"No podemos demostrar nunca la necesidad de una causa para toda nueva existencia, o nueva modificación de la existencia, sin mostrar al mismo tiempo la imposibilidad que hay de que una cosa pueda comenzar a existir sin algún principio productivo; Y en caso de que la última proposición no pudiera probarse, deberíamos desesperar de poder probar la primera. Ahora, podemos asegurarnos de que la última proposición es totalmente incapaz de prueba demostrativa considerando que como todas las ideas distintas son separables unas de otras, Y las ideas de “causa” Y “efecto” son evidentemente distintas, será fácil para nosotros concebir cualquier objeto como no existente en este momento, Y existente en el siguiente, sin agregarle la idea distinta de una causa o principio productivo. La separación, por tanto, de la idea de una causa de aquella de un comienzo de existencia es claramente posible para la imaginación, Y por consiguiente, la separación actual de estos objetos es tan posible, que no implica contradicción ni absurdo, Y por tanto, no puede ser refutada por ningún razonamiento basado en meras ideas, sin el cual es imposible demostrar la necesidad de una causa”. [1]

En la misma línea, dice Kant:

"Sea la proposición: Todo lo que acontece, tiene su causa. En el concepto de alguna cosa que acontece, yo concibo, Y es verdad, una existencia que precede, un tiempo, etc., Y de todo ello derivaré juicios analíticos. Pero el concepto de una causa (fuera de este concepto) enseña alguna cosa diferente de la que acontece, Y no está jamás contenida en esta última representación. ¿Cómo llegar entonces a decir, de lo que acontece en general, alguna cosa que le sea enteramente distinta, Y a conocer el concepto de causa, aunque no contenida, desde luego, en aquello de que procede, a él perteneciente, sin embargo?"[2]

Hume simplemente niega la necesidad del principio de causalidad, mientras que Kant la adjudica a las categorías a priori de nuestro entendimiento, lo cual es una de las razones para restringir su validez al “fenómeno” Y negarla respecto de la “cosa en sí”.

En este trabajo nos vamos a centrar en esa negación del carácter “analítico” del principio de causalidad, de lo cual sin embargo se siguen consecuencias importantes para la cuestión de su validez o no para las cosas en sí mismas consideradas.

Kant da dos definiciones de “juicio analítico”: una dice que es aquel en el que el predicado está contenido en el sujeto, otra dice que es aquel que no puede ser negado sin contradicción. Qué cosa quiera decir “contenido en el sujeto”, Kant lo aclara en parte cuando admite que un juicio pueda ser “mediatamente analítico”, es decir, si el predicado está contenido en otro concepto que a su vez está contenido en el sujeto. Eso quiere decir, al menos, que el predicado de un juicio analítico no tiene por qué estar explícitamente contenido en el sujeto como en el juicio “El caballo blanco es blanco”.

Es claro que los juicios en los que el predicado es la definición o forma parte de la definición del sujeto son “analíticos” según la definición kantiana. En todo caso, Kant dice que es analítico todo juicio cuyo predicado sale del solo análisis del sujeto, Y es claro por lo menos que la definición del sujeto (y eventualmente, de las partes de esa definición) es un ejemplo de ese tipo de análisis.

De hecho, cuando Kant analiza su versión del principio de causalidad, “todo lo que acontece tiene causa”, dice que en la definición del sujeto “algo que acontece” él ve solamente primero la no existencia, luego la existencia de ese algo, pero no, evidentemente, el que ese algo tenga que tener una causa. Por eso sostiene Kant que el principio de causalidad no es analítico, pero, como a diferencia de Hume, sostiene su carácter universal Y necesario, concluye que es “sintético a priori”, es decir, que debe su universalidad Y necesidad a una forma a priori de nuestra mente, con lo cual su validez queda restringida al “fenómeno”, sin podérsela extender a la “cosa en sí” o “noúmeno”.

Lo que sostenemos en este trabajo es que Hume Y Kant han pasado por alto una de las dos formas de juicio universal Y necesario que hay en la tradición filosófica que viene de Aristóteles, la cual enseña[3] que el juicio “esencial”, que la escolástica vino a llamar per se, puede ser de dos maneras: per se primo modo, que es cuando el predicado está contenido formalmente en el sujeto, Y per se secundo modo, que es cuando el sujeto está contenido en la definición del predicado.

Aristóteles apunta aquí a predicados como “par o impar”, cuyo sujeto, el número, forma parte de la definición de esos predicados, Y que así disyuntivamente planteados pertenecen también necesariamente a ese sujeto. En estos casos, dicen los escolásticos, el predicado no está contenido formalmente en el sujeto, pero sí virtualmente.

“Formalmente” contenido en el sujeto, quiere decir que el predicado forma parte de la comprensión del sujeto, Y eventualmente, de su definición, o de la definición de una parte de esa definición. Así, “animal” está formalmente incluido en “hombre”, Y también “viviente”, que es parte de la definición de “animal”.

“Virtualmente” contenido en el sujeto, quiere decir que el predicado no es la definición ni parte de la definición, ni parte de una parte de la definición, del sujeto, pero se sigue necesariamente de ese sujeto sobre la base de algún principio universal Y necesario. Así,

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