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Cuento Fantástico


Enviado por   •  1 de Mayo de 2014  •  1.922 Palabras (8 Páginas)  •  280 Visitas

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Nada

“¿Quieres que te prepare algo de desayunar, Vale?”

“Nada mama, nada, estoy bastante tarde, me llevo una barra de granola”

Valentina, la hija de Silvana, rápidamente se despidió de su madre llevándose consigo sus libros de la escuela que estaban en la mesa de la cocina.

“Tengo un examen final esta tarde, mi examen final de Inglés, Me voy a reunir con Alejandra para repasar antes del examen” Valentina bostezó y agarro su barra de granola.

“No deberías quedarte hasta tan tarde estudiando. Deberías descansar más y comer mejor”

“Te preocupas por nada” Ella se río y besó a su madre en la frente. Paso la puerta y se paró un momento “Mama, tengo dieciocho… ¡Soy casi invencible! No necesito más, que esta barra de granola y pasar mi examen final… Por cierto, feliz cumpleaños mama, que tú y mi papa se la pasen hermoso en Cuenca.”

Valentina salió, subió al carro donde Alejandra, sin embargo se sorprendió al ver que otra chica también estaba al lado de Alejandra. En ese momento sintió como Daniel, su marido le tocaba el hombro.

"Oye, ¿porque estas tan nerviosa? Odio cuando discutimos. ¿Todavía estas enojada por lo de anoche?"

"Te lo dije, Daniel, no quiero hablar de ello."

"No tiene ningún sentido, mi amor. Pero como has dicho, ¡No hay nada de qué hablar, nada!”

Daniel entonces tomó café de una taza que tenía grabado La mejor hija del mundo, Daniel saltó y maldijo, el café estaba demasiado caliente.

"Sabes, ese café está bastante caliente. Lo serví para Vale"

"Nada va a bien por la mañana cuando te vas a la cama enojada... nada", murmuró Daniel.

"¿Qué quieres decir con eso?"

"Nada... mejor olvídalo, te llamo de la oficina más tarde cariño, a ver si has cambiado de opinión", respondió Daniel. Se dirigió a la sala para coger su maletín, y entonces salió por la puerta principal.

Silvana suspiró, inclinándose para limpiar un poco de café en el piso. 'A lo mejor tiene razón', pensó. 'Después de todo, es mi cumpleaños. Vale se puede cuidar sola. No hay ninguna razón por la que no podamos ir'

Cuando se levantó, el sonido de la puerta de madera la hizo saltar. Entonces vio hacia afuera desde la ventana de la cocina. "Eso es raro..." dijo en voz alta. Observó cómo su hija se metió en la parte trasera del auto de Alejandra. Una chica que Valentina no conocía se sentó en el asiento del pasajero. Y entonces el auto se marchó. Silvana sintió un beso en la parte posterior de su cuello.

Su marido Daniel sonrió mientras se giraba le dijo "Buenos días, hermosa." Sacó una flor amarilla y se la entregó. "Feliz cumpleaños... esto es por lo de anoche."

Silvana miró perpleja. Ella tomó la flor y se la puso a la nariz. La dulce fragancia inundó sus sentidos, haciendo que se sintiera mareada.

"¿Estás bien, cariño?"

"Sí, no es nada... sólo uno de esos sentimientos locos de déjà vu. ¿No sigues enojada por lo de anoche? "

"¿Enojada? ¿Por qué habría de estarlo? "Daniel miró con recelo a su esposa. "¿Seguro que estás bien? ¿Si acuerdas lo que pasó anoche? "

Ella negó con la cabeza. "No... sí... quiero decir... no lo sé..."

Daniel pasó un brazo por la cintura de su mujer tirando de ella hacia él. "Oye... esa no es manera de tratar con el ego de un hombre." Él la besó en la oreja y sonrió, como hacía siempre. Cogió la taza que tenía grabado la mejor hija del mundo.

"¡No... no lo hagas! Esa está... "

"Fría", dijo, haciendo una mueca y tomar otro trago. "Está bien, cariño. No me importa." Puso la taza en la mesa, sonrió y miró el reloj. Volveré en una hora. Alístate. Tenemos un largo viaje".

Daniel dio un pellizco a Silvana suavemente, y le guiñó un ojo, recogió su maletín de la silla de la cocina, y salió por la puerta de madera. Y la cerró de un golpe, Silvana volvió. Su codo chocó algo sobre la mesa. La taza de café de Valentina estaba en pedazos, destrozada en el piso de la cocina.

"No, yo pedí la ensalada César. "

"Lo siento." El camarero cambió cuencos, sonrió nerviosamente y se fue.

"Honestamente, no sé por qué insistes en venir aquí. Siempre se tarda tres o cuatro intentos para hacer las cosas bien."

"¿Yo? Tú eres el que tiene que tener su dosis semanal de sopa de cebolla.”

"Estás loca, Liz. Ha sido ya un mes o dos desde la última vez que vinimos."

La amiga de Silvana Lizet se detuvo a medio bocado, inclinando la cabeza hacia un lado. “Silvi, ¿Estás segura de que están bien? Este es tu restaurante favorito. Carlos, Daniel, tú y yo estábamos aquí para tu cumpleaños”.

"No seas tonta, Liz. Mi cumpleaños fue hace más de dos meses”.

"Amiga ", Liz tocó la mano de Silvana y la miró. “Yo sé que este ha sido un tiempo terrible y estresante para ti. No me puedo imaginar cómo lo debes estar llevando... después del accidente y todo... Pero nosotros aquí hace dos... la noche antes de tu cumpleaños. Antes de Daniel y tú se fueran a Cuenca".

Silvana miró a su alrededor, luego otra vez a Liz. "¿Cuenca... estás diciendo... que estábamos aquí?"

"¿No te acuerdas?" Ella señaló con el tenedor. "Nos sentamos allí mismo, en la mesa de la esquina."

Silvana miró sin comprender.

"Realmente no lo recuerdas, ¿verdad?"

"No, " Silvana respondió: "Nada"

"Deberíamos irnos... tal vez es demasiado pronto... "

"No, no seas ridícula, Liz. Vamos a comer".

Las dos mujeres continuaron comiendo

...

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