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Cuento nariñista

Fest TimeTrabajo9 de Marzo de 2023

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CUENTO NARIÑISTA

GABRIELA GOMEZ 9B

INSTITUTO ANTONIO NARIÑO

BARRANCABERMEJA SANTANDER

2021

ESE DÍA

Todavía recuerdo ese día, ese momento en el que me diagnosticaron mi enfermedad, ese instante en el que sentí que mi mundo se acababa, que todo estaba perdido, no se me olvida el llanto desesperado de mi madre y de mi padre; porque a pesar de que el doctor nos comentó que existían tratamientos para tratar y curar esto que padecía, yo creía que no. Pasaron así unos días en los que no me sentía bien, me sentía sin ilusiones, sin ganas de vivir, pero de todas formar empecé a ir a las citas que me programaban ya que mi mamá insistía; eran semanas difíciles, mi cabello se empezó a caer, me sentía diferente a los demás y sentía que nadie me apreciaba en realidad, que todo lo que hacían por mi o decían era por compasión, y eso no me agradaba.

Intentaba mil cosas para regresar a mi aspecto natural, ya que faltaban pocos meses para regresar a clases y no quería que me vieran así; pero nada funcionaba, así que un día salí al centro comercial, y había un local de pelucas, me probé varias y encontré una que se parecía mucho a mi cabello, la compré y me empecé a sentir mejor conmigo misma, estaba recuperando mi apariencia y eso me emocionaba.

Cuando retomé mis actividades escolares, ya estaba más acostumbrada, ya había aprendido a vivir con todo lo que algún momento fue nuevo, así pasaron más o menos 2 años y medio, entre citas, tratamientos, procedimientos, días completos en la clínica, y en las múltiples actividades que hacía.

Pero todo cambió ese 25 de mayo, con tan solo una llamada, sentí que volvía a nacer, era mi doctor, informándome que tenía el último chequeo, para quedar libre de todo lo que, para mí, a pesar de haberse vuelto normal, siempre lo iba a considerar como una pesadilla.

Tal habrá sido mi felicidad, que recuerdo que me arreglé como nunca lo hacía, me monté al carro con mis padres, y al llegar al hospital abrazaba a todo el mundo, así no conociera a más del cincuenta por ciento de personas. Le dije a mi mamá que iba a ir al baño y a la cafetería a comprar un dulce antes de entrar a la cita, ella me dijo que no me demorara, yo asentí. Así que pase por el baño y cuando entre a la cafetería había un chico, la verdad yo no recordaba haberlo visto nunca por ahí, por eso no le di mucha importancia, y me dirigí hacia donde estaban los chocolates y mientras estaba escogiendo unos, él se acercó y me empezó a preguntar cosas, tengo presente ese momento en mi memoria, su dulce voz, su lindo rostro y la facilidad que tenía para hablar. Se me pasó el tiempo hablando con él y no me acordaba del encuentro que tenía con el médico, mi teléfono empezó a sonar, al ver que eran mis padres, le dije que tenía que irme, el me pidió mi número, y me fui.

Tuve mi cita, todo salió muy bien, al salir me regalaron globos, dulces, y me sentía plenamente alegre; al llegar a casa, recibí un mensaje, era el, comenzamos a hablar, así por varias semanas, y mientras nos conocíamos, descubrí que también estaba pasando por el mismo proceso que yo, así que esto nos generó como un espacio en el que podíamos sentirnos libres al hablar del tema, y apoyarnos  mutuamente.

 Después de un tiempo me invitó a salir, fuimos por un helado, a cine y al parque, y estando allí me dijo: ¿Puedo ser tu novio?, yo le dije que sí sin pensarlo. Mis días eran más bonitos con él, me hizo creer que el amor si existía y te podía hacer sentir viva, afortunada, dichosa. Ambos nos complementábamos, llevamos casi 8 años de relación, y en el momento más inesperado, me dijo tenía una sorpresa, había planeado un picnic, la tarde estaba muy bonita, llegamos al lugar nos sentamos y me tapó los ojos con una venda, contó hasta 3, me la quitó, y cuando los abrí, había una caja con huequitos alrededor, la destapé y era un perrito con un moñito y una carta, la leí y cuando volteé estaba el arrodillado con un anillo,  sus estaban llenos de lágrimas , y me dijo: : ¿Quieres ser mi esposa?, yo no aguanté y empecé a llorar también, estaba en un estado de choque, no me salían las palabras de la boca, solo fui capaz de asentir. Pasaron unos meses, por cierto, se me hicieron muy largos, no veía la hora de formar un hogar con mi persona favorita; finalmente nos casamos, y empezamos nuestra vida juntos.

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