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El Cuento

zero_trainer23 de Octubre de 2013

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Llegando al siglo XIX, el cuento despegó con apoyo de la prensa escrita, entonces tomando aun más fuerza y modernizándose. Corresponde señalar que Washington Irving (1783-1859) fue el primer cuentista estadounidense de importancia, descollando por sus obras Cuentos de la Alhambra (1832), El jinete sin cabeza (1820), Rip van Winkle (1820), etc. Los hermanos Grimm (Jacob 1785-1863, y Wilhelm 1786-1859) por su parte, publicaron Blancanieves, Rapunzel, El gato con botas, La bella durmiente, Pulgarcito, Caperucita Roja, etc. Nótese que los hermanos Grimm escribieron muchos cuentos que ya habían sido contados por Perrault, pero aun así, fueron tan importantes para este género literario, que André Jolles dijo al respecto:

O conto só adotou verdadeiramente o sentido de forma literária determinada, no momento em que os irmãos Grimm deram a uma coletânea de narrativas o título de "Contos para crianças e famílias"; o sea, el cuento en formas simples en cierta medida surgió con los hermanos Grimm.

El siglo XIX fue pródigo en verdaderos maestros de la literatura: Nathaniel Hawthorne (1804-1864), Edgar Allan Poe (1809-1849), Henry Guy de Maupassant (1850-1893), Gustave Flaubert (1821-1880), Liev Nikoláievich Tolstói (1828-1910), Mary Shelley (1797–1851), Antón Chéjov (1860-1904), Machado de Assis (1839-1908), Arthur Conan Doyle (1859-1930), Honoré de Balzac (1799-1850), Henri Beyle (Stendhal, 1783-1842), José Maria Eça de Queirós (1845-1900), Aluísio Azevedo (1857-1913).

Tampoco podemos dejar de mencionar a Ernst Theodor Amadeus Wilhelm Hoffmann (uno de los padres del cuento fantástico, que más tarde influenciaría a autores tales como Edgar Allan Poe, Joaquim Maria Machado de Assis, Manuel Antônio Álvares de Azevedo y otros), ni tampoco olvidarnos de escritores como Donatien Alphonse François de Sade (Marqués de Sade), Adelbert von Chamisso, Gérard de Nerval, Nikolái Gógol, Charles Dickens, Iván Turguénev, Robert Louis Stevenson, Rudyard Kipling, entre otros.

Críticas[editar • editar fuente]

Aun cuando se tienen tantas historias para contar, el cuento continúa siendo blanco de preconceptos, al punto que por ejemplo algunas editoriales en lengua portuguesa tienen como política no publicar nada en el género, y esto ciertamente no es una decisión caprichosa sino un asunto de mercado. Lo cierto es que el cuento no vende.

¿Y cuales son los motivos? Posiblemente la excesiva oferta que se tiene a través de diarios y revistas, e incluso a través de Internet. Tal vez la falsa idea de que el cuento sería una literatura más fácil, secundaria, o de menor importancia.20

Véase lo que piensa el escritor y periodista argentino Mempo Giardinelli

Considero siempre que el cuento es el género literario más moderno y el que mayor vitalidad posee, por la simple razón de que las personas jamás dejaron de contar lo que sucede, ni de interesarse por lo que les cuentan bien narrado.21 22 23

Ya René Avilés Fabila, en la obra Assim se escreve um conto, dice que

Comecei escrevendo contos, mas me vi forçado a mudar de rumo por pedidos de editores que queriam romances. Mas, cada vez que me vejo livre dessas pressões editoriais, volto ao conto… porque, em literatura, o que me deixa realmente satisfeito é escrever um conto.

Henry Guy de Maupassant, quien escribió cerca de trescientos cuentos - decía que escribir cuentos era más difícil que escribir novelas. Joaquim Machado de Assis, citado por Nádia Battella Gotlib, en Teoria do Conto, también afirmaba que no era fácil escribir cuentos: É gênero difícil, a despeito de sua aparente facilidade, y algo similar pensaba William Faulkner:

quando seriamente explorada, a história curta é a mais difícil e a mais disciplinada forma de escrever prosa… Num romance, pode o escritor ser mais descuidado e deixar escórias e superfluidades, que seriam descartáveis. Mas num conto… quase todas as palavras devem estar em seus lugares exatos (citado por Raymundo Magalhães Júnior en A arte do conto: sua historia, seus gêneros, sua tecnica, seus mestres, Edicoes Bloch [1972], 303 páginas).

El escritor gaúcho Moacyr Scliar, más conocido como novelista que como cuentista, también revela su preferencia por el cuento:

Eu valorizo mais o conto como forma literária. Em termos de criação, o conto exige muito mais do que o romance… Eu me lembro de vários romances em que pulei pedaços, trechos muito chatos. Já o conto não tem meio termo, ou é bom ou é ruim. É um desafio fantástico. As limitações do conto estão associadas ao fato de ser um gênero curto, que as pessoas ligam a uma ideia de facilidade; é por isso que todo escritor começa contista (en Folha de São Paulo, febrero 4 de 1996, pág. 5 y 11).

Por su parte, Italo Calvino (1923-1985) dice:

Pienso que, no por casualidad, nuestra época (años 1980), es la época del cuento, de la novela corta (cf. Por que ler os clássicos).24

Y en un artículo sobre Jorge Luis Borges (1899-1986), Calvino dice:

Leyendo a Borges le veo muchas veces tentado a formular una poética de escritura breve, alavando sus ventajas en contraposición a escribir largo..25

Tal vez la última gran innovación de un género literario a la que hemos asistido en los últimos años, nos la ha dado un gran maestro de la escritura breve: Jorge Luis Borges, quien se inventó a sí mismo como narrador, un huevo de Colón que le permitió superar el bloqueo que por cerca de 40 años le impidió pasar de la prosa ensayista a la prosa narrativa (cf. Italo Calvino, Seis propostas para o próximo milênio).26

En el curso de una vida dedicada principalmente a los libros, he leído muy pocas novelas y, en la mayoría de los casos, apenas el sentido del deber me dio fuerzas para abrirme camino hasta la última página. Al mismo tiempo, siempre fui un lector y relector de cuentos… La impresión de que grandes novelas tales como Don Quijote y Huckleberry Finn son virtualmente amorfas, me sirvió para reforzar mi gusto por el cuento, cuyos elementos indispensables son la economía, así como un comienzo, un conflicto, y un desenlace, claramente determinados. Como escritor, pensé durante años que el cuento estaba por encima de mis poderes, y solamente fue luego de una larga e indirecta serie de tímidas experiencias narrativas, que fui tomándole la mano a escribir historias propiamente dichas. (cf. Jorge Luis Borges, Ficciones: Un ensayo autobiográfico).27 28

Influencia[editar • editar fuente]

Es evidente la identificación del cuento con la falta de tiempo de los habitantes de los grandes centros urbanos, donde a partir de la revolución industrial imperaron e imperan los largos recorridos en los desplazamientos, así como las complejidades del tráfico y las largas jornadas laborales impuestas por la industrialización y por la globalización. Finalmente, fue gracias a la prensa escrita, que el género cuento se popularizó en Brasil en el siglo XIX: los diarios importantes y también otras publicaciones periódicas, allí siempre tenían espacios para este género.

Es así como Antônio Hohlfeldt en Conto brasileiro contemporâneo resaltaba: pode-se verificar que, na evolução do conto, há uma relação entre a revolução tecnológica e a técnica do conto. Y por su parte en la introducción de Maravilhas do conto universal, Edgard Cavalheiro decía:

A autonomia do conto, seu êxito social, o experimentalismo exercido sobre ele, deram ao gênero grande realce na literatura, destaque esse favorecido pela facilidade de circulação em diferentes órgãos da imprensa periódica. Creio que o sucesso do conto nos últimos tempos (anos 1960 e 1970) deve ser atribuído, em parte, à expansão da imprensa.

Además de crear un gran mercado de consumo y la necesidad de una alfabetización en masa, la industrialización también creó la necesidad de servirse de informaciones más sintéticas y concretas. Y en el siglo XX, ese estilo de informar sin duda fue impulsado por el periodismo y por el libro. Y hacia el último tercio del siglo XX y principios del siglo XXI, las vías privilegiadas agregadas fueron el cine, la radio, y la televisión. Así por tanto, en su inicio, el cuento logró impacto a través de la prensa escrita (siglo XIX y buena parte del siglo XX), aunque hoy día este espacio se está reduciendo frente a algunos cambios de hábitos. ¿Será que el cuento se adaptará a las nuevas tecnologías?: TV, Internet, etc. Indudablemente es por lo expresado que en su inicio, tanto en Brasil como en EEUU y como en otros países, la mayoría de los escritores de cuentos también eran periodistas.

Sea como sea, la vía de la prensa escrita sin duda ha sido positiva para el cuento, aunque también es culpada por acentuar el preconcepto negativo en relación al género. Se tiene la impresión que no se paga por un cuento publicado en una revista, lo que indirectamente resta valor a este tipo de literatura. Además, luego de cierto tiempo una revista en muchos casos se tira, y con ella el o los cuentos allí contenidos; en cambio, una novela en formato libro suele guardarse en una biblioteca, o en algún otro lugar de la casa. En definitiva, una revista popular o el suplemento de algún diario no son un buen soporte para la difusión de cuentos, pues está involucrada con una comercialización no muy adecuada en relación a literatura seria y de valor.

En resumidas cuentas, en la era industrializada del capitalismo americano, el cuento pasa a ser arte padronizado (con excesivas reglas en cuanto a extensión y estructura), impersonal o de autor poco conocido, de producción veloz, barata, y de baja o media calidad. Estas preocupaciones y estas reflexiones, a su vez acentúan

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