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El Libro


Enviado por   •  30 de Marzo de 2014  •  Ensayos  •  2.625 Palabras (11 Páginas)  •  180 Visitas

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El libro:

Un libro es una obra impresa, manuscrita o pintada en una serie de hojas de papel, pergamino, vitela u otro material, unidas por un lado (es decir, encuadernadas) y protegidas con tapas, también llamadas cubiertas.

Según la definición de la Unesco,1 un libro debe poseer 49 o más páginas (25 hojas o más), pues desde 5 hasta 48 páginas sería un folleto (desde tres hasta 24 hojas), y desde una hasta cuatro páginas se consideran hojas sueltas (una o dos hojas).

También se llama "libro" a una obra de gran extensión publicada en varias unidades independientes, llamados "tomos" o "volúmenes". Otras veces se llama también "libro" a cada una de las partes de una obra, aunque físicamente se publiquen todas en un mismo volumen (ejemplo: Libros de la Biblia).

Un libro puede tratar sobre cualquier tema.

Hoy día, no obstante, esta definición no queda circunscrita al mundo impreso o de los soportes físicos, dada la aparición y auge de los nuevos formatos documentales y especialmente de la World Wide Web. El libro digital o libro electrónico, conocido como e-book, está viendo incrementado su uso en el mundo del libro y en la práctica profesional bibliotecaria y documental. Además, el libro también puede encontrarse en formato audio, en cuyo caso se denomina audiolibro.

Formas de comunicación

Comunicación oral y formas rudimentarias

Las señales gestuales fueron la primera forma de expresar y transmitir mensajes. La palabra hablada es la manera más antigua de contar historias. Mediante fórmulas de valor mnemotécnico2 se estructuraban narraciones, que pasaban de generación en generación como valiosa herencia cultural de los más diversos grupos humanos. Dichas reglas mnemotécnicas ayudaban tanto a la memorización como a la difusión de los relatos. Es el caso de los poemas homéricos, que han merecido valiosos estudios sobre el particular. Posiblemente, gran parte de las tradiciones y leyendas han tenido semejante inicio. Esta transmisión oral tenía el inconveniente de los «ruidos» que deformaban el mensaje. La mayoría de las veces era el narrador (rapsoda, aeda, juglar) quien en función de sus intereses la deformaba de una u otra forma.

La escritura

Cuando los sistemas de escritura fueron inventados en las antiguas civilizaciones, el hombre utilizó diversos soportes de escritura: tablillas de arcilla, ostraca, placas de hueso o marfil, tablas de madera, papiros, tablillas en cerradas, planchas de plomo, pieles curtidas, etc.

La escritura fue el resultado de un proceso lento de evolución con diversos pasos: imágenes que reproducían objetos cotidianos (pictografía); representación mediante símbolos (ideografía); y la reproducción de sílabas y letras.

Los más antiguos vestigios de escritura se encuentran, hacia finales del IV milenio a. C., en el Antiguo Egipto, con jeroglíficos, y la antigua Mesopotamia, mediante signos cuneiformes (escritura cuneiforme; utilizaban una varilla con sección triangular, que al hendir en placas de arcilla, dejaba una marca en forma de cuña). La usaron los sumerios, acadios, asirios, hititas, persas, babilonios etc. La escritura egipcia, que perduró más de tres milenios, mediante jeroglíficos, representaba ideas abstractas, objetos, palabras, sílabas, letras y números. Evolucionó en las escrituras hierática y demótica. Otros pueblos, como los hititas y los aztecas también tuvieron tipos propios de escritura.

El auge del libro

No es sino hasta mediados del siglo XVIII, una vez que el libro ha superado las dificultades tecnológicas que le impedían convertirse en una mercancía, que este inicia su rápido ascenso dentro del gusto de las minorías ilustradas de la sociedad.

La invención de la imprenta y el desarrollo del papel, así como la aparición de centros de divulgación de las ideas, permitieron la aparición del escritor profesional que depende de editores y libreros principalmente y ya no del subsidio público o del mecenazgo de los nobles o de los hombres acaudalados.

Además, surge una innovación comercial que convierte al libro en una mercancía de fácil acceso a los plebeyos y los pobres, que consiste en las librerías ambulantes, donde el librero cobra una cantidad mensual para prestar libros, que al ser devueltos le permiten al lector-usuario recibir otro a cambio.

El mismo libro, se convierte en un avance que da distinción a los lectores como progresistas en un siglo en que el progreso es una meta social ampliamente deseada y a la que pueden acceder por igual nobles y plebeyos, creando una meritocracia de nuevo cuño.

A pesar de lo anterior, la minoría que cultiva el gusto por el libro se encuentra entre los nobles y las clases altas y cultivadas de los plebeyos, pues sólo estos grupos sociales saben leer y escribir, lo que representa el factor cultural adicional para el inevitable auge del libro.

La censura de libros

Otro importante factor que fomentó el aprecio por los libros fue la Censura, que si bien solía ejercerse también en periodos anteriores a los siglos XVII y XVIII, es precisamente en esta época cuando adquiere mayor relevancia, puesto que los libros se producen por millares, multiplicando en esa proporción la posibilidad de difundir ideas que el Estado y la Iglesia no desean que se divulguen.

En 1757 se publicó en París un decreto que condenaba a muerte a los editores, impresores y a los autores de libros no autorizados que se editarán, a pesar de carecer de dicha autorización. La draconiana medida fue complementada con un decreto que prohibía a cualquiera que no estuviera autorizado a publicar libros de tema religioso. En 1774, otro decreto obligaba a los editores a obtener autorizaciones antes y después de publicar cada libro y en 1787, se ordenó vigilar incluso los lugares libres de censura.

Estas medidas lo único que lograron fue aumentar el precio de los libros y obligar a los libreros ambulantes a no incluirlos en su catálogo, con lo cual incrementaron el negocio de los libros prohibidos, que de esta manera tenían un mayor precio y despertaban un mayor interés entre la clase alta que podía pagar el sobre valor, con lo cual se fomentaron en el exterior, en Londres, Ámsterdam, Ginebra y en toda Alemania, las imprentas que publicaban libros en francés. Así fueron editados hasta la saciedad Voltaire, Rousseau, Holbach, Morell y muchos más, cuyos libros eran transportados en buques que anclaban en Le Havre, Boulogne y Burdeos, desde donde los propios nobles los transportaban en sus coches para revenderlos

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