El Miedo

El Miedo

En un pequeño pueblo llamado Azumbilla por el año de 1978, vivían unas cuantas familias, en su mayoría se dedicaban al cultivo de flores, a la cría de gallinas y producción huevos; todos se trataban de manera muy familiar, se llevaban muy bien, siempre cooperaban en las tareas de limpieza del parque, de la iglesia, del pequeño salón de fiestas que había en el pueblo y todas las mañanas cada quien barría el frente de su calle para mantener su pueblo limpio. En este pueblo vivía don Erasmo y su esposa, la señora Matilde, eran una de las familias fundadoras. Por décadas estaban dedicados al cultivo de flores y a la cría de gallinas; las demás personas de este poblado aprendieron de ellos a vivir de estas actividades, por otra parte en este pueblo la gente se enfermaba muy poco, debido a que siempre lo mantenían muy limpio, comían huevos, hortalizas que ellos producían, bebían agua de un río cristalino que descendía de la montaña.

Cada lunes don Erasmo, su sobrino Celso, Martín, José y Santiago iban a la ciudad de Tehuacán a vender flores y huevos al mercado; toda su producción de flores se la llevaban a don Genaro, quien tenía una florería muy grande y los huevos los vendían con doña Ema una señora muy repelona, pero buena persona.

Al llegar al mercado don Erasmo le dijo a sus acompañantes – mientras Celso y yo llevamos las flores a don Genaro ustedes lleven los huevos a doña Ema. –está bien respondió Martín.

Al llegar el señor Erasmo con don Genaro este preguntó – ¿Cómo estas Erasmo, que flores me traes esta vez? –Rosas, claveles, alelíes y nubes. Respondió. Bajaron las flores y don Al llegar el señor Erasmo con don Genaro este preguntó – ¿Cómo estas Erasmo, que flores me traes esta vez? –Rosas, claveles, alelíes y nubes. Respondió. Bajaron las flores y don Genaro les pagó. Se estaban despidiendo cuando el comerciante interrumpió. –por cierto; ¿es verdad que por tu rumbo se está muriendo la gente de una extraña enfermedad? –que yo sepa no, y menos en Azumbilla ahí nos morimos de viejos. Respondió don Erasmo. –pues de Vaquería han traído como a 15 personas y de Llanos de Apan como a 10, dicen que nada más empiezan con un catarro dolencia en el pecho, no aguantan ni 5 días y se mueren. Comento don Genaro. –pues no sé nada pero nosotros en el pueblo estamos bien. Apunto don Erasmo; ofreciendo su mano para despedirse. –vámonos a ver si ya terminaron le indico a Celso. Así los dos se dirigieron hacia el puesto de doña Ema para ver si Martín, José y Santiago habían terminado; Iban casi llegando cuando se dieron el encuentro. -¿Cómo les fue? Preguntó Celso. –pues ya saben doña Ema siempre repelando; que si el huevo está muy chico, que si es fresco, revisando que no estén estrellados; pero al final nos pagó

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