El Miedo
isabelitanzolaPráctica o problema12 de Mayo de 2015
4.368 Palabras (18 Páginas)194 Visitas
¿Cómo es que sentimos miedo?
“El miedo es más temible cuando es difuso, disperso, poco claro; cuando flota libre, sin vínculos, sin anclas, sin hogar ni causa nítidos; cuando nos ronda sin ton ni son; cuando la amenaza que deberíamos temer puede ser entrevista en todas partes, pero resulta imposible de ver en ningún lugar concreto, Miedo es el nombre que damos a nuestra incertidumbre: a nuestra ignorancia con respecto a la amenaza y a lo que hay que hacer ―a lo que puede y no puede hacerse― para detenerla en seco, o para combatirla, si pararla es algo que está ya más allá de nuestro alcance”
Zygmunt Bauman
Para enseñar lo que es el miedo, y para que los niños aprendan cómo es que sentimos miedo, sería una locura transmitirles el espanto y la intranquilidad. Para hablar del miedo, como lo vamos a hacer ahora, no hay necesidad de que nos pongamos nerviosos y estemos a punto de gritar o salir corriendo. En una novela colombiana titulada La Vorágine cuentan que un campesino del llano agitó la piel de un tigrillo para que un gran hato de ganado, cientos de vacas se asustaran, bramaran, se atropellaran y escaparan pasando unas encima de otras. Cosas como estas son posibles también entre las personas: sin saber si algo es real o irreal, si es una broma o si es en serio, se sienten miedos horribles que recorren el cuerpo de los pies a la cabeza. Tenemos aquí lo primero que debemos aprender del miedo. Escúchenlo bien: EL MIEDO ES ALGO QUE NO NOS DEJA PENSAR. Saber esto es importante porque para lo que somos buenos es para pensar y calcular, para analizar, para asociar una cosa con otra y sacar conclusiones. Cuando podemos pensar, es como si nos anticipáramos a lo que va a pasar. Por eso es a veces tan difícil asustar a las personas mayores, que no muestran miedo cuando nos disfrazamos de fantasmas o cuando les ponemos en la pierna una araña grande y peluda que en realidad es un juguete. Pero quien no aprenda a pensar rápido, que se cuide porque UNA EMOCIÓN LLAMADA MIEDO lo puede paralizar.
Vamos entonces a HABLAR DEL MIEDO. Pero ya está claro que aquí nadie va a provocar un incendio, ni nos va a atacar una fiera. ¿QUÉ HAREMOS? Dos cosas: Primero, que cada niño vaya recordando qué es lo que pasa cuando siente miedo. Segundo, que veamos cómo y por qué se manifiesta el miedo, si es algo que se reduce a (mi miedo – tu miedo – el miedo de ella - el miedo de él), o si puede ser un sentimiento que experimentan muchas personas a la vez. Ya sé que lo bueno sería contar aquí una historia que nos ponga los pelos de punta; así se aprende mejor. Entonces pongan atención: Medellín hace años era una ciudad sumergida. Vivíamos como ranas. No estaba mal movernos en el agua, pero lo que más queríamos era penetrar en los bosques tupidos de las montañas para buscar dónde fundar otra vez la ciudad. El problema era que siempre que alguien se arriesgaba a salir del agua, se oían unos ruidos escabrosos que venían de los árboles; las ramas se movían como brazos peludos y los troncos se estrechaban. El miedo que se sentía era espantoso y había que saltar rápido al agua para volver a la ciudad sumergida…
Ahora podemos preguntar: ¿cómo es que sabiendo mucho sobre el miedo, de todas formas sentimos miedo cuando nos cuentan historias o cuando vemos películas de miedo? Pienso que esta pregunta puede ser difícil responderla. Lo primero es que MUCHAS VECES EL MIEDO ES INDUCIDO (¡ah, qué palabra más extraña!). Esto quiere decir que la manera como cuentan las historias o como avanzan las películas NOS VA METIENDO EL MIEDO. Estamos atentos, llenos de intriga, queriendo saber qué va a pasar, y estamos tensos a la vez, como una bomba que de tanto inflarla, se va a estallar. Digamos que el miedo es como el aire que le echamos a esa bomba. Y si la historia o la película se cargan más y más de suspenso, falta muy poco para estallar dando un grito porque, ya es suficiente, de verdad tenemos miedo.
Lo otro es que cuando seguimos una historia o una película de miedo, sucede que es como si nos metiéramos en ella a sufrir lo que están sufriendo los personajes. Y si son niños, adolescentes o jóvenes con mayor razón. Pensamos confusamente, como si no importara QUE SE TRATA ES DE LO QUE LE PASA A OTROS. Seguro que todos quieren preguntar por qué se da que en esos casos vivimos la misma angustia de estar atrapados, el mismo terror de que algo nos hará daño, o el miedo de no poder sobrevivir. Tengo una respuesta para que la pensemos ahora y más adelante: todo esto ocurre porque somos CUERPOS FRÁGILES.
Por eso las películas muestran siempre a personas con los nervios alterados, que se asustan fácilmente cuando escuchan ruidos extraños, que están atrapadas, gritan todo el tiempo y no se pueden defender de la amenaza del mal. Siguiendo la historia, pensamos confusamente y nos atormentamos, PARECE QUE OYÉRAMOS lo que ellos oyen. TEMEMOS que algo súbito ocurra en cualquier momento. Así las cosas, el miedo nos enseña que para los seres humanos ha sido siempre posible vivir lo que los otros viven: de un lado, ser feliz porque otros son felices, pero de otro lado, sentir los miedos y padecer las angustias que otros tienen. Si no fuera así, no entenderíamos que el amor es un valor o que la protección que se le debe dar a los niños es una responsabilidad de todos. Pero lo más importante es que todo esto nos dice que NO SOMOS INSENSIBLES, NI SOMOS PIEDRAS.
Los científicos hablan de la importancia del miedo en todos los seres vivos. Puede ser que hasta las plantas, y por supuesto los animales sienten miedo ante cualquier amenaza. Hasta los animales feroces, seguro que tienen miedo cuando los hombres los atacan, los hieren y los acosan. Otros animales parecen más bien tranquilos, pero a la menor alarma se alteran y se echan a correr. En nuestro caso, nos gusta pensar que cuando corremos lo hacemos como un acto libre que nos transmite emoción, pero CUANDO CORREMOS DE MIEDO CORREMOS MÁS, Y DE MANERA MÁS DESORDENADA. En los juegos olímpicos deberían dejar que los corredores se preparen con calma, que cada quien tome su lugar para la carrera, y que cuando todos estén listos, hagan aparecer súbitamente algo que los espante; así sabríamos quién es el que corre más (¡ah, por supuesto, no faltará el que, antes que echarse a correr, se quede paralizado!)
Para los científicos es fácil responder entonces ¿por qué sentimos miedo? PORQUE ESTAMOS VIVOS. Y tienen razón. Es como si con el miedo jugáramos a estar vivos y a estar muertos; unas veces el miedo se presenta como la agitación más tremenda (el cuerpo se pone como un motor a la máxima revolución). Mientras que otras veces nos quedamos como estatuas, sudando frío. En los animales sucede lo mismo: unos se espantan y vuelan como flechas, otros corren, saltan, y otros nadan a toda velocidad; pero también hay otros que se paralizan: la tortuga se traga la cabeza y se queda solo concha; el escarabajo contrae las patas y toma la forma de una cosa dura. Ahora quiero ver si saben lo que le pasa a otros animales. ¡VENGAN LOS EJEMPLOS!
En realidad todo ser vivo es un CUERPO FRÁGIL que puede quedar atrapado por el miedo. A su modo, cada cual huye o aguarda el tiempo que sea necesario, hasta que desaparezca el peligro. Pero decir que sentimos miedo porque estamos vivos es una respuesta a la que le faltan algunos detalles para poder saber ¿CÓMO ES QUE SENTIMOS MIEDO? Esto nos intriga y queremos saber más.
No olvidemos que ya tenemos una tarea: recordar cada uno y analizar los miedos que ha vivido. Si ya lo están haciendo, seguro que al arañar en la memoria, un miedo trae el recuerdo de otros miedos, hasta que se llega al momento cuando cada uno vivió el miedo más terrible. ¡Qué cosa más curiosa!, es como si EL OLVIDO NOS AYUDARA A ALEJARNOS DEL MIEDO QUE HEMOS VIVIDO. Si lo que sigue ahora es escuchar esas historias, vamos a ver cómo todos hemos sentido miedo y que por esta razón somos muy semejantes. Pero las historias van a ser bien distintas (unas dramáticas, otras terribles, otras menos intensas), lo que quiere decir que POR LA EXPERIENCIA DE CADA UNO CON EL MIEDO, SOMOS BIEN, PERO BIEN DIFERENTES.
También nos podemos preguntar ¿por qué los bebés parece que no sienten miedo, por ejemplo, cuando su mamá se asoma a su cuna con una horrible máscara de Halloween? El bebé es un aguafiestas, eso es seguro, pero en realidad lo que sucede es que ha vivido tan poco que no entiende qué pasa cuando una cosa fea como una máscara suplanta la cara amable de la mamá. Para nosotros sería terrible que en vez del amigo apareciera un monstruo, o que el profesor empezara a transformarse en una araña gigante. Nos llenaríamos de terror porque algo anormal está sucediendo: se está presentando una suplantación de alguien que conocemos bien, por algo deforme y espantoso. Aquí tenemos una clave: PARA ESCAPAR DEL MIEDO, HAY QUE CONSIDERAR CON CALMA SI SE TRATA DE UNA BROMA, O SI ES UNA HORRIBLE SUPLANTACIÓN.
Algo más sobre los bebés. Pero ¿por qué lloran tanto? Si observamos con cuidado, no es difícil reconocer que muchas veces su angustia se debe a que escuchan ruidos fuertes, estrepitosos, como gritos, golpes, cosas que caen. Su cuerpo tiembla, lloran sin consuelo. Sólo el afecto de alguien que los carga y los consuela les devuelve la tranquilidad. Esto nos permite entender que EL BEBÉ ESTÁ VIVO Y SIENTE MIEDO PORQUE OYE EN OTRA DIMENSIÓN; es como si hacer un ruido en la madera de la mesa rascando con las uñas, lo tomaran como un tren que se acerca a toda velocidad.
Sabiendo cosas como estas, podemos empezar a identificar algunas claves que tienen que ver con el miedo. Veamos:
...