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El Miedo

ChbautistaEnsayo2 de Octubre de 2014

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El miedo es la perturbación del ánimo que surge con la percepción de que se aproxima algo que puede dañar nuestra integridad física, mental, social o espiritual. El miedo percibe el peligro, presume que algo malo puede suceder, y nos mueve a protegernos. Nuestro ánimo se perturba por un mal que realmente nos amenaza o también por alguno que se finge en la imaginación.

El miedo profundo del ser humano es a la muerte (daño total a nuestra integridad física), pero como la muerte no se conoce y no se sabe de qué manera llegará; ese miedo se presenta entonces como una experiencia de lo abstracto y desconocido, la pantalla se pone en blanco y como el hombre necesita darle una imagen a esa experiencia de amenaza de muerte, dice algo más concreto: "Tengo miedo a ser vulnerable a ti, porque me hieres y me rechazas" o "tengo miedo de que entren los ladrones y me dañen". "Me siento vulnerable y expuesto a la agresión externa" o "tengo miedo a abrir mi corazón y confiar en alguien, porque me puede traicionar y eso me dolería" o "tengo miedo a dejar de ser bueno, a poner mis límites, porque en el fondo tengo miedo a quedarme solo".

Lo que está a la base en estos ejemplos es el miedo a extinguirse; y el miedo generalmente aparece como una intensa experiencia que penetra en la profundidad del cuerpo; pero como esa experiencia es algo que no se puede tocar, ni oler, ni mirar, sólo sentir (por eso es tan intensa y desagradable la sensación), necesitamos recurrir a lo ya vivido, nuestro pasado, para poder darle forma y nombre. Se dice que el miedo es ver el futuro con los ojos del pasado y con un lente de aumento.

Miedo y supervivencia (miedo y cuerpo)

El miedo es el gran aliado de la supervivencia. Si no tuviéramos miedo ya estaríamos muertos, porque el miedo percibe los peligros, y tiene como objetivo defender nuestra vida y nuestra integridad. El miedo toma su fuerza de nuestro ser y de nuestra voluntad de vivir; toma su fuerza de la exigencia biológica y existencial de auto-conservación.

La defensa de la vida es la gran tarea del miedo. En ese sentido continúa en el nivel psicológico y social lo que hace el sistema inmunológico a nivel biológico, porque protege al cuerpo de las enfermedades identificando y matando células patógenas.

Para sobrevivir y tener una buena vida necesitamos un cuerpo sano y bien desarrollado. Necesitamos protegerlo de todo lo que lo pueda dañar.

Actualmente vivimos una situación de miedo, estamos en peligro como especie, porque nuestro modo de vida ha contaminado intensamente el agua, el aire y la tierra que necesitamos para vivir. Los tres elementos mencionados están reduciendo cada vez más su papel renovador y purificador y se han ido convirtiendo, poco a poco, en agentes transmisores de tóxicos.

Sería interesante analizar quién y qué nos está poniendo en peligro y qué medidas estamos tomando para defendernos de ese peligro: ¿estamos huyendo?, ¿no estamos haciendo nada?, ¿nos estamos aliando con otros y generando un gran movimiento ecologista? ¿Nos estamos sometiendo a la voluntad de quienes degradan el ambiente? Etc.

La supervivencia no es un acto inocente. El sobreviviente se alimenta de otras vidas. El ser humano se alimenta, por ejemplo, de otros seres vivientes: los animales y las plantas. Para sobrevivir, a su vez, evita convertirse en alimento de animales o insectos. En otras épocas históricas los hombres se convertían con mayor facilidad en alimento de lobos, leones, lagartos, etc. La relación de fuerzas entre animales y hombres no estaba tan desequilibrada como en la actualidad y esos animales inspiraban mucho miedo a la gente. Después del invento de las armas de fuego, esos animales se hicieron menos peligrosos. Una leona tenía más probabilidades de ganarle a un hombre que lo enfrentaba con arco y flecha que con un rifle. Al dejar de temer a los animales grandes, por las nuevas armas que adquirió, el hombre los despreció, los devaluó y pudo organizar matanzas en serie, enormes carnicerías, como si no estuviera matando nada. El animal impotente se convirtió en animal que no merecía respeto el respeto humano.

El invento del DDT y sus similares favoreció también el desprecio del hombre a los insectos. Pero el miedo a los animales se trasladó a los microbios: a los virus y a las bacterias. Por ese miedo se han multiplicado los cazadores de microbios y la industria farmacéutica en un arsenal de antibióticos contra ellos.

Los seres humanos han sobrevivido y se han fortalecido gracias a formas de organización cada vez más ricas, complejas y eficientes que han ido inventando a lo largo de la historia. Los hombres han aumentado su dominio sobre la naturaleza y por eso, en la actualidad, lo más peligroso para un ser humano ahora es otro ser humano.

La mayoría de los seres humanos se encuentran en una situación de miedo respecto a otros seres humanos. Esto es así porque la organización política de los países está hecha para que ganen unos pocos (riqueza, poder, conocimientos, fama, etc.) y pierdan muchos (la mayoría son pobres, impotentes, ignorantes, desconocidos, etc.). En general, los perdedores le temen tanto a sus pérdidas como a los ganadores; y los ganadores temen que otros ganadores los desplacen de las posiciones que han obtenido y se conviertan así en perdedores, porque la competencia es interminable.

Hay mucho miedo a la pobreza, a la impotencia, a la ignorancia y al no reconocimiento (a la no valoración social), porque cada una de estas carencias puede poner en peligro la supervivencia.

Mecanismos de defensa (miedo y psique)

Para defendernos, a nivel biológico el cuerpo cuenta con el sistema inmunológico, a nivel psicológico el individuo cuenta con “mecanismos de defensa”. Estos son métodos que las personas usan para protegerse de representaciones de hechos que le producen dolor, sufrimiento o inseguridad.

El temor al conocimiento de sí mismo es muy a menudo isomórfico y paralelo al temor al mundo exterior. Este tipo de temor es defensivo, porque protege el amor propio, nuestro amor y respeto por nosotros mismos. Tendemos a sentir miedo de cualquier conocimiento que puede hacernos sentir desprecio por nosotros y que nos haga sentirnos inferiores, débiles, cobardes, malos, avergonzados. Nos protegemos nosotros mismos y nuestra imagen ideal por medio de la represión y otras defensas similares.

Algunas de estas maneras psicológicas de defenderse no necesariamente son exitosas, en muchos casos son contraproducentes, es decir, logran lo contrario de lo que se proponían, pero de manera inmediata pueden dejar un alivio y por eso se utilizan.

Por ejemplo se puede hablar de un hecho muy penoso de una forma intelectual, desconectando el discurso del sentimiento. Alguien habla de la muerte de una persona entrañable para él y lo hace de manera muy fría como si no le hubiera dolido. O se minimiza un hecho como si no fuera realmente significativo: “no es nada” se suele decir para quitarle la importancia a algo que nos duele.

Para evitar que se presente un pensamiento o un comportamiento doloroso, se puede encubrir un rechazo o un odio con manifestaciones exageradas de afecto. O también: algo que no puede ser satisfecho se transforma en su contrario, por ejemplo: el amor a una persona que no nos corresponde se transforma en odio. El amor no correspondido duele, el odio, no.

También puede hacerse que una emoción o un sentimiento se transfieren de una representación muy dolorosa a otra sustituta más admisible. Por ejemplo: la agresión que despertó alguien que tiene una posición superior resulta menos peligroso descargarla con alguien que tiene una posición inferior. O el temor que se le tiene a una persona se transfiere como fobia a algún animal o cosa. También sucede que las personas desquitan sus frustraciones con sus mascotas.

Sucede también que el subconsciente nos hace olvidar hechos o pensamientos que serían muy dolorosos si acceden a nuestra conciencia. Por ejemplo: olvidamos la humillación de una maestra en la primaria.

La inhibición interrumpe o disminuye una conducta que se considera inapropiada en una situación determinada. Suele utilizarse sobre todo respecto a la agresividad o la sexualidad.

Para defenderme del rechazo y buscar la aceptación, hago lo que hace otro que ha sido aceptado. Cambio mi manera de peinarme, de vestir o de hablar, porque así se peina, viste o habla la persona que me consta que es aceptado y admirado. Así, me apropio de algo que o es mío (creencias, valores, pensamientos, rasgos de personalidad, etc.)

Puedo “defenderme” ilusoriamente de algo, actuando como si no existiera, negándolo. Por ejemplo: se ha demostrado y se sabe que fumar daña al cuerpo pero la persona lo niega e incluso estima que es favorable para la salud al ser placentero.

Como puede verse, la mayoría de los mecanismos de defensa son juego de representaciones. Las representaciones que nos producen dolor y sufrimiento tendemos a evitarlas o a cambiarlas por otras.

En la regresión, por ejemplo, ante una situación de mucha tensión en la que el individuo va sintiendo inseguridad e impotencia, acude a formas de conducta que en etapas pasadas le dieron mucha seguridad y confianza. Por ejemplo: una mujer que se da cuenta que las relaciones con su marido van de mal en peor, puede actuar regresivamente buscando darse seguridad. Se comporta de manera infantil para pedir y sentirse atendida y cuidada como en la infancia.

Miedo y obediencia (miedo y sociedad)

El miedo es también el gran instrumento de todos aquellos

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