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El Tigre Y La Princesa


Enviado por   •  8 de Junio de 2014  •  963 Palabras (4 Páginas)  •  426 Visitas

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La dama o el tigre

En tiempos muy remotos, vivía un rey bárbaro, fantasioso y autoritario, que tenía una forma caprichosa de administrar la justicia. Había mandado construir un gigantesco circo público donde se castigaba el crimen y se recompensaba la virtud por medio de azar.

Cuando se acusaba a un individuo de un crimen de importancia suficiente para interesar al rey, se daba aviso público del cao, señalado el día en que se decidiera en el circo real el destino del acusado.

Cuando el público estaba en las galerías, del circo llegaba el rey, acompañado de su sequito y se sentaba en su trono, enfrente del cual se veían dos puertas iguales, una al lado de la otra. A una señal del rey, el acusado salía a la arena y tras de hacer una reverencia al monarca, tenía que dirigirse sin vacilar hacia esas puertas y abrir una de esas dos; la que quisiera. Atrás de una de las puertas se encontraba un tigre hambriento, más fiero y el más cruel que se hubiera podido conseguir en aquellos dominios. Si el acusado abría esa puerta, era de esperarse que el tigre saltaría sobre él y lo devorara. Eso significaba que el acusado había sido culpable. Sonaba entonces lúgubres campanas y el vasto auditorio, con las cabezas inclinadas y corazones doloridos, se retiraban lentamente

Pero si el acusado abría la otra puerta, salía de allí una hermosa dama, seleccionada entre las más hermosas mujeres del reino. El acusado era entonces considerado inocente y la boda se celebraba con alegría en ese mismo momento. Las campanas echaban a vuelo sus sones de felicidad el pueblo estallaba de hurras, y el inocente, precedido por niños que arrojaban flores a su paso, conducía a la novia a su hogar.

Este era bárbaro método del rey para impartir justicia. E El acusado no sabía de qué puerta saldría la dama; abría la que as le gustaba, sin tener la más ligera idea de si en el próximo instante seria devorado por un tigre feroz o estaría casado con una hermosa mujer. Sobra decir que en algunas ocasiones el tigre salía por una puerta y en otras, por la contraria:

Este rey tenía una hija muy bella: Su alma era ardiente, imperiosa y tan bárbara como la de su padre. La hija era para el rey como la niña de sus ojos y la amaba por encima de la humanidad.

Entre los súbditos de aquel reino, había un joven con una hermosura de cuerpo y esa dignidad propia de la baja posición que aman las doncellas reales. La princesa se sentía muy satisfecha de su amado, porque era apuesto y valiente. Este amor fue feliz durante varios meses, hasta que un día el monarca descubrió su existencia. No vacilo en cumplir con su deber. El joven encarcelado enseguida y una mañana se anunció su juicio en el circo real. Por supuesto, esta era una ocasión especial. Nunca antes había ocurrido un caso semejante: nunca un individuo de baja posición había aspirado el amor de la hija del rey.

Las

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