El abrazo de la serpiente.

El Abrazo de la Serpiente

El Abrazo de la Serpiente es una película colombiana producida por Cristina Gallego y dirigida por Ciro Guerra, y que actualmente está nominada al Oscar como mejor película extranjera, después de haber sido uno de los filmes más aplaudidos en el Festival de Cannes en Francia. Esta película fue rodada en blanco y negro en la jungla del Vaupés, con planos largos y lentos en un ambiente alucinante como es el de las selvas amazónicas.

 La película muestra la identidad indígena a través de un viaje fascinante por las selvas amazónicas, jugando con el tiempo y el espacio, el filme cuenta en paralelo las relaciones y choques que tuvo el chamán Karamakate, último superviviente de su tribu, con el etnólogo alemán Theodor Koch-Grünberg y, años después, con el biólogo estadounidense Richard Evans Schultes. Los personajes y las historias del biólogo el etnólogo, y el Karamatate se ven entre mezcladas y entre tejidas donde el pasado, el presente y el futuro se confunden hasta que finalmente cada uno de ellos de una forma u otra logran sus objetivos.

El rio dentro de la película tiene un papel importante ya que se convierte un ser mítico que abraza con una energía que va y viene y al mismo tiempo acompaña al hombre amazónico en su vida entera. El filme es un homenaje a las poblaciones indígenas que habitaron y a las que aún subsisten en esta región olvidada, de ahí que los idiomas que se hablan en ella sea el español, portugués, alemán, latín, catalán, cubeo, wanano, tikuna y huitoto, y fue protagonizada por los actores internacionales Jan Bijvoet (Borgman) y Brionne Davis. Además, la película busca un mensaje de diversidad cultural que mezcla dos extremos de las culturas enfrentadas: Por un lado, la visión científica, exploradora, curiosa, del culto occidental, obsesionado no solo por la riqueza cultural y natural de la región, sino también por los misterios encerrados en sus plantas únicas, de poder sanador y mágico. Del otro lado, la visión mágico-iluminada-chamánica, igualmente culta, desarrollada, respetuosa y temerosa, del indígena que es maestro y guía. Ambas visiones se comunican y se complementan en busca de una planta alucinógena, viajes con una diferencia de   cuarenta años en el tiempo, en los cuales los dos exploradores extranjeros se hacen acompañar de indígenas, personificados por actores nativos, en actuaciones de gran nivel.

La película también transmite un mensaje audible en el mundo superpoblado actual, en el que, según las propias palabras del cineasta "si uno no cuida a su ambiente uno puede terminar como un ser vacío. El conocimiento amazónico le habla muy profundamente a la gente de hoy en día".

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