El bajo nivel de crédito en zonas rurales
LoboMatrixTutorial23 de Septiembre de 2013
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INTRODUCCIÓN
El bajo nivel de crédito en zonas rurales es una de las limitaciones para el desarrollo
rural. Este bajo nivel de crédito no puede asociarse sólo con problemas por el lado de
la oferta, pues existen también problemas por el lado de la demanda. Usualmente se
justifica la ausencia de crédito en zonas rurales porque no hay recursos suficientes en
estas zonas y/o porque los rendimientos de estos créditos no son atractivos para los
intermediarios, ya se por los riesgos de las actividades productivas o por las
dificultades para monitorear y seleccionar a los prestatarios. Sin embargo, y de modo
adicional a este razonamiento, hay que considerar problemas por el lado de la
demanda. La demanda de créditos es una demanda derivada que depende de la
rentabilidad de la producción y de otros factores económicos e institucionales.
Los estudios existentes sobre crédito rural en el Perú no permiten obtener un
panorama global sobre la situación del crédito, más bien se han centrado en estudiar
aspectos o tipos específicos de créditos (Gonzales, 1995). Esta situación exige a los
investigadores del tema coordinar esfuerzos para comprender el problema del crédito
y su importancia en el desarrollo rural del país. A ciencia cierta nadie sabe a cuánto
asciende la demanda de créditos en las zonas rurales del país, igualmente ignoramos
la oferta total de fondos para cada región, ya sea por las grandes diferencias
regionales y/o por la existencia de un gran sector de prestamistas informales en el
campo.
En el caso de la oferta de créditos, los determinantes suelen identificarse con
problemas de rentabilidad y riesgo, sin embargo en el medio rural, donde no siempre
existen todos los mercados, se observan factores adicionales como las relaciones
personales que afectarían las decisiones de ofrecer créditos. La demanda, por su lado,
vendría determinada por las necesidades de las actividades productivas y por la
capacidad de los productores de autofinanciarse. Sin embargo, oferta y demanda
deben encontrarse y para ellos se requiere de un mercado que funcione y conecte a
ambos sectores. Cuando este mercado no existe o tiende a ser imperfecto o
incompleto, oferta y demanda no logran operar en el mismo plano. Es en este contexto
de mercados incompletos o inexistentes donde suceden la mayor parte de las
transacciones de crédito en el ámbito rural peruano, lo que nos lleva a pensar que las
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limitaciones del crédito rural vienen dadas por el lado de la oferta en algunos tramos y
por la demanda en otros. El principal problema de esta hipótesis es cómo delimitar
estos tramos.
El crédito puede resultar dependiendo de factores que no necesariamente se derivan
de la lógica de asignación de capital entre actividades alternativas. El peso de las
relaciones personales, los sistemas alternativos de garantías y las posibilidades del
prestamista de monitorear sus préstamos, pueden resultar centrales en la asignación
de fondos. Así, este trabajo busca identificar qué factores o características de los
hogares rurales determinan el acceso a fuentes de financiamiento. Se busca
incorporar variables no convencionales (distintas de las garantías típicamente exigidas
por los prestamistas) como determinantes del acceso al crédito para avanzar en la
definición de lo sería una demanda de créditos en el medio rural. Este trabajo
constituye el primer paso de una larga agenda de investigación pendiente sobre este
tema. La principal utilidad de este primer esfuerzo de investigación será dar pistas
sobre los determinantes del acceso al crédito en las zonas rurales del Perú.
El trabajo consta de cuatro secciones. La primera presenta un breve recuento de las
nuevas aproximaciones teóricas sobre el tema del crédito en el medio rural y la
propuesta de determinadas relaciones entre acceso al crédito y la posesión de un
determinado portafolio de garantías. En la segunda sección se revisa la situación del
crédito rural en el Perú, evolución y principales características de su oferta. Se
presenta también una revisión sobre el acceso a los créditos en el ámbito rural y una
caracterización de los hogares rurales para 1994 a partir de la información recogida
por la Encuesta de Niveles de Vida. En la tercera sección se presenta un ejercicio
econométrico para identificar aquellas variables que estarían afectando positivamente
la probabilidad que un hogar acceda a algún crédito en el ámbito rural. Finalmente en
la cuarta sección se presenta un conjunto de conclusiones y pistas para
investigaciones futuras.
Deseo agradecer la valiosa colaboración de Hildegardi Venero en la realización de
este trabajo. Asimismo, quiero agradecer el apoyo de los miembros del IEP y en
especial el de los miembros del Área de Economía. Etapas preliminares de la
investigación, así como versiones parciales este documento se beneficiaron con los
comentarios de Efraín Gonzales de Olarte, Francisco Verdera, Roxana Barrantes y
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Pedro Llontop, a quienes estoy sumamente agradecida. Dos lectores anónimos
hicieron valiosas sugerencias a una versión previa del texto. Todos los errores y
omisiones de este trabajo son de mi entera responsabilidad.
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CAPITULO 1
MOTIVACIÓN Y PROPUESTA
Existe un bajo nivel de acceso a fuentes de intermediación financiera en el sector
agropecuario. Las razones de este bajo nivel de acceso al crédito tienen que ver con un
número de factores, tanto por el lado de la oferta como por el lado de la demanda. Las
medidas de política sectoriales se han centrado en dos aspectos: la tenencia de garantías
colaterales (básicamente tierra) y en el manejo adecuado de flujos de información entre
prestamistas y prestatarios.
El acceso al crédito suele identificarse con la posesión de garantías reales. En el caso
del crédito para el sector agropecuario o, en general, para el ámbito rural, la necesidad
de garantías cobra mayor fuerza dado el alto nivel de riesgo e incertidumbre asociado
a la mayor parte de las actividades productivas en el medio rural. Asimismo, las
garantías resultan importantes también dados los altos costos de monitorear a los
prestatarios, ya sea por su dispersión geográfica o por la amplia variedad de
actividades productivas, mercantiles y no mercantiles, en las que los pobladores
rurales participan regularmente (Hoff et al., 1993; Beseley, 1994).
Numerosos estudios han relacionado el acceso al crédito con el régimen de tenencia
de la tierra (Feder y Feeny, 1991; Hoff y Stiglitz, 1993). Casi consensualmente la
seguridad en la tenencia de la tierra resulta garantía ideal para obtener créditos en el
medio rural, no sólo por las propiedades de la tierra como bien inmueble y durable,
sino también por la existencia de una asociación positiva entre inversión en el predio y
seguridad en la tenencia (Hoff et al., 1993; Feder et al., 1988).
Sin embargo, una serie de estudios realizados en el Perú, en zonas donde el mercado
de tierras no es activo o donde la posesión del título de propiedad no garantiza la
seguridad en la tenencia de la tierra, muestran que la relación entre tenencia de la
tierra y acceso al crédito se ve truncada (Barrantes y Trivelli, 1994; Alvarado, 1994;
Valdivia, 1995). Si no existe un mercado de tierras activo, la tierra se vuelve un activo
de lenta realización por lo que pierde atractivo como garantía para los prestamistas.
En estos casos los prestamistas exigen la posesión de otras garantías para otorgar
créditos.
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Una característica de los sistemas de intermediación en el medio rural es la existencia
de sistemas de crédito “informal”. Informales porque el crédito proviene de
prestamistas no especializados en el negocio de la intermediación, que no cuentan
con la supervisión, ni el respaldo del Estado o de las agencias de supervisión y
regulación financiera. Es decir, se denomina crédito “informal” al crédito que proviene
de una institución no financiera, aun cuando sea ofrecido por una empresa formal (no
financiera). El conjunto de prestamistas informales es heterogéneo, incluyendo desde
parientes y amigos hasta comerciantes, transportistas e industriales transformadores
de productos agropecuarios, lo que trae como consecuencia que las condiciones de
estos créditos sean también heterogéneas y por ello se pueda estar generando una
segmentación del mercado por fuentes1.
Tanto los prestamistas formales como los informales necesitan mecanismos para
reducir el riesgo de no obtener la devolución de los créditos otorgados, por ello exigen
garantías. En el caso de los prestamistas formales estas garantías deben ser
garantías reales que, ante la falta del prestatario en la devolución del préstamo,
puedan realizarse de tal modo que el prestamista recupere el capital prestado. En el
caso de los prestamistas informales, si bien es deseable contar con garantías reales
esto no es condición
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