Ensayo "Crear o Morir" de Andrés Oppenheimer

Latinoamérica en el mundo que se viene

Andrés Oppenheimer en su libro Crear o Morir dice que: los países más prósperos no son los que tienen más petróleo, más cobre o más oro; es decir, que la prosperidad de un país no se encuentra en los recursos naturales que este posea, sino en la capacidad que tiene para generar innovación, nuevas tecnologías, en la eficacia de su sistema educativo y en el valor agregado de sus productos.

Nada más lejos de la realidad. No es de extrañarse que países como Singapur, Estados unidos o Luxemburgo (en especial Singapur) que sin contar con ningún tipo de recursos naturales; sean de las naciones más ricas del mundo, que, gracias a sus grandes innovaciones tecnológicas, se han colocado en la cúspide de las naciones más ricas, con las empresas más grandes y con la mejor calidad de vida.

Cada vez más, nuestra economía se basa en el conocimiento y en el desarrollo tecnológico, pero ¿qué es lo que realmente le da la capacidad a un país para generar innovación y desarrollo? Si bien, influyen muchos factores. La calidad de la educación y el desarrollo del liderazgo son dos factores fundamentales para el avance económico, político y social de un país. En Latinoamérica el panorama en cuanto a educación es un tanto turbio. En general, nuestros sistemas educativos están mal estructurados, nuestras escuelas se enfocan en el aprendizaje por medio de la memorización en vez de estimular la creatividad y la capacidad de innovar, no logran dar un enfoque aplicado a las materias, provocando desinterés por parte de los alumnos para desarrollarse académicamente, y, por consiguiente, una baja tasa de titulación de profesionistas que genera un retraso tecnológico en relación con otros países.

La inversión en educación es clave para garantizar que las personas reciban las competencias profesionales necesarias, así como la formación en valores, y de esta forma puedan desempeñarse mejor social y laboralmente, si eso no se proporciona, el crecimiento económico del país en cuestión no es sostenible en el largo plazo.

Por otra parte, es evidente que los países de Latinoamérica, con la corrupción de las instituciones públicas que favorecen la ilegalidad, la desigualdad social y con una tradición de dirección política claramente paternalista y caudillista; Requieren del desarrollo de un liderazgo responsable, humanista y a todos los niveles.

En nuestra sociedad solemos pensar que el líder siempre es el más inteligente, el más famoso o el más fuerte; que un líder es aquella persona que vendrá a solucionar todos nuestros problemas sin nosotros tomar acción, y esto se ve claramente reflejado en los políticos o jugadores de futbol, acaudalados por todas las poblaciones. Esto es un grave error, aunque ser inteligente o buen comunicador sean características de un líder, no necesariamente lo convierte en uno. Un líder es aquella persona que tiene la capacidad de guiarnos a un objetivo específico, pero no con autoritarismo, sino, con influencia, motivación, trabajo en equipo y valores, todo esto con una visión de permanencia en las personas involucradas.

Gracias a la globalización los jóvenes tienen acceso a nuevas tecnologías, información y corrientes de pensamiento. Los nuevos líderes deben adaptarse rápidamente a la transformación a la que nos estamos enfrentando. La gran oportunidad para los jóvenes de cualquier país y en especial para los líderes de Latinoamérica es tener éxito a través de la tecnología, ya que, gracias a esta, hoy en día ya no se necesita ni siquiera de un local o un espacio físico para emprender un negocio, basta con una computadora, una conexión a internet y las ganas de salir adelante.

Existen muchas maneras en las que un líder puede generar innovación a través de internet, como crear un blog, un canal de YouTube, podcast, tiendas online de productos digitales, crear tutoriales de paga, etc.

Conclusión

Hoy estamos midiendo el éxito a mediante cuantas personas logras influenciar a través de una red social, pero de igual forma debemos comprender, que, aunque el liderazgo se puede medir a través del número de personas que se está influyendo, no podemos dejar de lado dos grandes factores: la conducta ética y el sentido humano. Por ello, independientemente de qué “canal” utilizamos para liderar un proyecto, es importante siempre buscar ser íntegros y éticos en nuestros proyectos, de esta forma logramos un impacto positivo en la sociedad.

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