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Examen Eso


Enviado por   •  21 de Febrero de 2014  •  1.494 Palabras (6 Páginas)  •  218 Visitas

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EL MENSAJE DE JESÚS: el Reino de Dios

Reino de Dios y Reino de los Cielos, como lo llama el evangelio de Mateo, son los mismo, ya que los judíos nunca pronuncian el nombre de Dios -ni lo mientan siquiera-, y utilizan sustitutivos para referirse a Él. Con toda probabilidad, el evangelio de Mateo fue escrito para cristianos provenientes del judaísmo que vivían en el área de Antioquía, en Siria

Me interesa mucho subrayar lo siguiente: el Reino de Dios es Dios. Es un genitivo epexegético, es decir, un genitivo explicativo

Cuando yo digo: «la lagarta de Luisa» o «el tonto de mi hermano», no estoy diciendo que Luisa tenga una lagarta ni que mi hermano tenga un tonto en casa, sino que Luisa es una lagarta o que mi hermano es tonto. El «Reino de Dios» es Dios mismo; Dios mismo desde un punto de vista concreto: el de su actuación en este mundo y en esta historia nuestra. La cuestión planteada a los contemporáneos de Jesús, especialmente a los imbuidos de la mentalidad apocalíptica, es si Dios actúa en este mundo y en esta historia o no; y si actúa, cuándo lo hace o lo va a hacer y bajo qué condiciones.

Jesús predica que la llegada del Reino de Dios es inminente. Esto quiere decir que la esperada actuación de Dios en este mundo comienza ya, que ya se nota su presencia.

Jesús nunca describe el Reino de Dios. No dice qué es, ni qué significa esa actuación de Dios en el mundo. Por una razón sencilla: todo ello está descrito con suficiente claridad en el Antiguo Testamento. Algo que con frecuencia se oye decir, hasta en la predicación (que el Dios del Antiguo Testamento es un Dios del castigo, del temor y de la Ley, y que el Dios del Nuevo Testamento es un Dios del amor y del perdón) es en gran medida falso. El primero que lo sostuvo, Marción, es quizá el primer hereje de importancia en la historia de la Iglesia. El Dios del Antiguo Testamento es el mismo Dios del perdón y del amor que el Dios del Nuevo Testamento. Lo que Jesús predica no es que, frente a un Dios del castigo, haya un Dios del perdón y del amor, sino que este Dios del perdón y del amor del Antiguo Testamento empieza a actuar «desde ya». Que ese Dios está cerca.

Ahora bien, ese Reino de Dios tiene unas características concretas. Creo que tres son las principales. La primera es que el Reino de Dios está vinculado a la persona de Jesús. De aquí va a surgir un punto de conflicto en la vida de Jesús. La pertenencia al Reino de Dios, es decir, el dejar que Dios actúe sobre uno, se vincula a la aceptación de esta predicación que Jesús hace.

Fijémonos con qué frecuencia aparece en el evangelio la siguiente pregunta de los judíos a Jesús: «Tú, ¿con qué autoridad haces eso?» (Mt 21, 23-27). Tenemos aquí recogida una realidad histórica sufrida por Jesús, ya que está atestiguada en todos los escritos: la actitud de los judíos que piden a Jesús una prueba que legitime su mensaje como procedente de Dios.

Frente a esa actitud de los judíos está la vivencia de filiación respecto a Dios por parte de Jesús. (Es ésta una pregunta que todo el mundo hace, en cuanto se inicia en el estudio de la persona de Jesús, y que ahora no voy a tratar: ¿sabía Jesús que era Dios? Podemos decir que Jesús sabía que era Hijo de Dios. El hombre Jesús va adquiriendo a lo largo de su vida, cada vez de manera más clara, una conciencia más viva de su relación con Dios, que es una relación de filiación peculiar e irrepetible). En el fondo, ¿por qué sabe Jesús que el Reino de Dios está cerca? Lo sabe porque lo experimenta en su oración, en su relación con Dios. En el colegio me enseñaron que Jesús nos había dado ejemplo de todas las virtudes, menos de dos: la castidad matrimonial y la fe. De la castidad matrimonial no tratamos ahora, pero de la fe sí. Si la fe es precisamente una relación con Dios, Jesús es el hombre que más fe ha tenido, porque es el que ha tenido la relación más estrecha con Dios.

La segunda característica es que Jesús subraya especialmente un aspecto: que el Reino de Dios llega para todos y llega gratuitamente. Eso, en parte, está ya en el Antiguo Testamento. La novedad de Jesús consiste en que hace una interpretación sesgada del Antiguo Testamento, mientras que otros (por ejemplo, los saduceos y fariseos) lo interpretan también sesgadamente, pero en otra dirección. La idea de Jesús es que Dios nos quiere independientemente

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