Globalizacion Y Multiculturalismo
yeismin8 de Septiembre de 2012
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Globalización y multiculturalismo: ¿son posibles las democracias multiculturales en la era del globalismo? (resumen).
La globalización y el multiculturalismo son dos realidades relacionadas. El aumento de las desigualdades económicas en el mundo ha conllevado la emigración desde las zonas menos desarrolladas hacia las más prósperas, lo que ha supuesto la llegada a los países occidentales de gentes con diversas culturas. Pero, al mismo tiempo, la globalización, en tanto encarnación del neoliberalismo económico, ha supuesto la erosión del Estado del Bienestar y de muchos derechos sociales y, en consecuencia, ha aumentado las desigualdades en el interior de los países desarrollados. De esta forma la integración socioeconómica y cultural de los inmigrantes se ve dificultada. Como resultado, se perfila un escenario con muchas sombras para la convivencia multicultural y la justicia social.
Palabras clave: globalización, multiculturalismo, inmigración, neoliberalismo.
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Globalization and Multiculturalism: Are Multicultural Democracies Possible in the Age of Globalism? (Abstract).
Globalization and multiculturalism are two interconnected realities. Emigration from underdeveloped regions of the world to more developed ones is partly caused by growing economic inequalities. As a result, people with very different cultural backgrounds have come to, and settled in, Western societies. At the same time, globalization, as embodiment of economic neoliberalism, provokes the erosion both of the Welfare State and of social rights. As a consequence, inequalities are growing too inside developed countries. This means that cultural and socioeconomic integration of immigrants is hindered. On the whole, we may expect a setting where social justice and multicultural coexistence are threatened.
Key words: globalization, multiculturalism, immigration, neoliberalism.
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La globalización económica es uno de los fenómenos que más debate suscita en las ciencias sociales en la actualidad. Su relación con el multiculturalismo y las implicaciones que todo ello tiene para las democracias liberales constituyen el eje de las reflexiones del presente artículo*.
En el primer apartado se considera la relación que existe entre globalización, desigualdad económica y neoliberalismo, y cómo ello afecta a los procesos migratorios. En el análisis se tienen en cuenta datos relativos a la inmigración que ha recibido España a lo largo de la última década. Se intentará ver hasta qué punto la inmigración supone el establecimiento de una sociedad multicultural.
En el segundo apartado se presentan los dos grandes planteamientos acerca de la globalización cultural. Por un lado, aquellos puntos de vista que postulan la creciente homogeneidad del planeta y analizan, en consecuencia, los movimientos de reafirmación local de un modo dialéctico (como oposición, como resistencia). Por otro lado, las perspectivas que consideran la globalización como un fenómeno más complejo, que implica no sólo homogeneización, sino también heterogeneización. La proliferación de movimientos locales (étnicos, nacionalistas) es vista como parte del propio proceso de globalización, y no como algo opuesto e inesperado.
En el tercer apartado se propone un esquema teórico con el que dar respuesta a algunos de los desafíos que plantea la presencia en un mismo espacio social de grupos con códigos culturales diversos. Se rechaza el relativismo cultural (o la imposibilidad de juzgar prácticas ajenas a la propia cultura y, por tanto, la legitimidad de todas ellas) y se propone la distinción entre restricciones internas y protecciones externas como marco general para realizar tal juicio.
Podemos sintetizar las hipótesis que dan forma a este trabajo como sigue. Primero, el mundo ha caminado, y seguirá caminando, hacia una creciente desigualdad entre los países. En este proceso desempeña un papel fundamental la globalización económica (aunque no sólo la económica). Segundo, lo anterior inducirá a un número creciente de habitantes del Tercer Mundo a emigrar en busca de oportunidades vitales. Una parte importante de esta emigración llegará a los países desarrollados. Tercero, esta realidad planteará retos de primer orden a las sociedades de recepción. La estabilidad de sus democracias dependerá, en buena medida, de que sepan dar respuesta a las nuevas situaciones. Cuarto, la globalización económica favorece la creación de sociedades multiculturales a través de la inmigración. Pero, al mismo tiempo, dificulta el establecimiento de tales sociedades al aumentar las desigualdades en el interior de los países receptores y, en consecuencia, favorecer procesos de exclusión social.
El papel de la globalización en los procesos migratorios.
La aceleración del cambio social constituye uno de los rasgos definitorios del actual período histórico. Los viejos conceptos devienen obsoletos con rapidez, y nuevos términos han de ser acuñados con el fin de describir e interpretar el mundo en que vivimos. En nuestra opinión, dos términos destacan de entre este arsenal conceptual, a saber: globalización y multiculturalismo. Dentro del esquema analítico que proponemos, la inmigración desempeña un papel fundamental, ya que conecta estas dos realidades. Intentaremos justificar esta afirmación tan abstracta en las líneas que siguen.
Empezaremos por aclarar tres malentendidos generalizados acerca de los fenómenos migratorios: 1) que las migraciones son una característica definitoria y distintiva del actual período histórico; 2) que el mundo occidental es el único destinatario de la inmigración proveniente de los países pobres; y 3) que sólo recibe inmigrantes del Tercer Mundo.
En primer lugar, los movimientos poblacionales han sido una constante en la historia humana. La especial relevancia que adquieren en la actualidad no se debe, por tanto, a su carácter novedoso. La diferencia con otras épocas que más nos interesa resaltar aquí, más allá de la intensidad de los flujos, es la relativa a los lugares de origen y destino. Antes, lo común era que Europa fuera el continente de salida de la inmigración. En la actualidad, Europa occidental se configura como lugar de recepción, y no de origen.
En segundo lugar, conviene dejar claro que es falso pensar que se trata de un fenómeno que sufren sólo los países desarrollados. Los movimientos poblacionales también se dan entre los países del Tercer Mundo, y con una intensidad notable, como demuestra el caso especial de los refugiados (véase Cuadro 1).
El Cuadro 1 muestra, por tanto, que los desplazamientos de población por causas extraordinarias (hambrunas, sequías, conflictos interétnicos) no tienen como destino principal occidente, sino los países del entorno geográfico. De este forma, Asia y África se convierten en los principales receptores de población refugiada, muy por encima de los países desarrollados, a pesar de la insistente retórica que sitúa a Europa como principal afectada por las olas migratorias.
Cuadro 1.
Cálculo aproximado de refugiados por grandes regiones (en miles).
1990
1995
1999
Asia
7.943,8
4.819,9
4.781,8
África
5.891,4
5.692,1
3.523,1
Europa
1.468,4
3.095
2.617,7
América del norte
617,6
771,3
649,6
Oceanía
109,7
67,6
64,5
Latinoamérica y el Caribe
1.197,4
127,7
61,1
TOTAL
17.228,5
14.573,6
11.697,8
Fuente: ACNUR (2000) Elaboración propia.
En tercer lugar, existe una realidad que tiende a olvidarse: que una parte muy importante de los movimientos migratorios se da entre los países desarrollados. Más adelante desarrollamos en más detalle esta realidad (véase el cuadro 3, que ejemplifica este proceso para el caso español).
Conviene tener en cuenta estos puntos al analizar fenómenos tales como la psicosis de la invasión, o las imágenes de oleadas de habitantes del Tercer Mundo invadiendo el Primero que suelen transmitir los medios de comunicación [1]. Este tipo de discurso ha calado, y la percepción de la inmigración como uno de los principales problemas a los que se enfrenta España es una realidad. Así lo atestiguan los barómetros del CIS [2] : desde septiembre de 2000 hasta noviembre de 2002 (fecha del último barómetro disponible) aparece ininterrumpidamente, oscilando entre los extremos del 5,5% de noviembre de 2000, y del 31,1% de febrero de 2001.
Como casi siempre suele suceder, pues, la realidad es bastante más compleja y menos unidireccional de lo que ciertos estereotipos muy difundidos sugieren.
En todo caso, lo que nos interesa en este trabajo es analizar por qué Occidente se configura como lugar de recepción y, sobre todo, qué consecuencias tiene ello para sus sociedades, con especial énfasis en el caso español. Así, nos plantearemos preguntas como las siguientes: ¿Por qué se da esta emigración? ¿Cuáles son las causas? ¿Cómo afecta a España? ¿Qué desafíos le plantea?
La globalización, al aumentar las diferencias entre países
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