Había Una Vez....

Había una vez un joven llamado Patricio. Su sueño siempre fue ser un gran constructor. De chico, veía en sus libros las grandes obras en distintas partes del mundo: edificios de gran altura, monumentos extraordinarios, casas perfectamente diseñadas. Pero cada vez que le preguntaban que quería ser cuando sea grande, sus mayores le contestaban que eso no iba a ser posible, que era una carrera muy costosa, que debía mudarse a otra ciudad, que le iba a costar mucho dinero.

Patricio decidió trabajar desde muy joven: iba a la escuela a la mañana y a la tarde realizaba distintos trabajos. Por las noches terminaba muy cansado, pero siempre recordaba que debía realizar ese sacrificio para llegar a su meta.

A los 18 años, cuando terminó sus estudios, decidió irse de su pueblo y emprender camino hacia la gran ciudad. Para eso, tuvo que recorrer más de 1516 kms, un largo viaje que duró más de 20 horas.

Al llegar vio un mundo de gente: gente en las calles, movilizándose en distintos vehículos, trabajando, estudiando. En la capital del país viven nada más y nada menos que 2.890.151 habitantes, en tan sólo una superficie de 203,3 km². Además, Patricio notó que otras personas de distintas ciudades trabajaban y circulaban por la ciudad: hombres y mujeres provenientes del conurbano, lugar que concentra casi 10. 300. 000 habitantes.

Con muchos nervios, ansiedad y entusiasmo, Patricio comenzó sus estudios. Fueron unos largos 6 años. Cada día se le hacía más difícil adaptarse al ritmo de la ciudad, los largos viajes para llegar a la universidad, lo costoso que era vivir ahí ya que hasta debía comprar agua mineral porque el agua potable abundaba en cloro, y con tanta gente que jamás conocía a nadie.

Al culminar sus estudios se dio cuenta que no era feliz, pero no todo era en vano. Decidió volver a su pueblo donde las riquezas eran otras más valiosas y dedicó su vida para construir casas con mucho amor a esa gente que tanto apreciaba.

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