Internet, Una Intervención Literaria Por Pablo Escandón M
loveely12 de Junio de 2013
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Muchos años después, frene al pelotón de fusilamiento el coronel Aureliano Buendía habría de recordar aquella remota mañana en que su padre lo llevo a conocer el hielo.” (1990). Así inicia la maravillosa obra de García Márquez que acaba de cumplir cuatro décadas de ver la luz editorial y que, a pesar de haber llegado al millón de libros impresos, muchos de los jóvenes nacidos, amamantados y criados frente a un monitor de computador no conocen ni la han leído.
Esta aseveración se la constata cada semestre con los estudiantes universitarios a quienes al inicio del curso se pregunta si han leído Cien años de soledad y por lo menos el 80% no lo ha hecho. De ese porcentaje, el 100% ha navegado en Internet y cuenta que prefiere la lectura en pantalla a la que se realiza en papel, ya que con el ratón y el cursor puede hacer saltos, avances, retrocesos y paralelismos que el libro les impide realizar. En efecto, el libro, heredero del códice, es una herramienta físicamente estática que no puede competir con la espectacularidad del monitor, pero que genera mayor interactividad mental.
La obra máxima de García Márquez realiza una interacción infinita con el lector, mediante la cual se reconstruye la historia del Macondo: desde su esplendor se hace un retroceso hasta los orígenes del poblado, para desembocar en su ocaso. Esta novela establece un gran desafío para el lector, ya que la saga de los Buendía está poblada de Aurelianos y José Arcadios.
¿Qué tiene que ver una novela publicada en soporte papel, en formato libro, hijo del códice, con la Red Internet y sus aplicaciones? Todo, puesto que las estructuras narrativas que rompen con la linealidad del tiempo y de la acción en una historia son las que organizan a los sitios web del mundo cibernético, a los juegos de video y a los de realidad virtual.
Internet se plasmó digital y tecnológicamente con la invención del browser, pero de manera mental, se estructuró con las historias construidas por Sterne, Cervantes, Flaubert, Faulkner, Borges, Vargas Llosa, entre otros, quienes eliminaron de su narrativa la linealidad y propusieron la tabularidad asociada al pensamiento leonardiano, expresada en el entramado de la historia, mediante la cual se realizan asociaciones, evocaciones e interpretaciones de diversa índole, similares a las mismas que realizamos cuando damos clic sobre un hipertexto. De esta manera, establecemos una interactividad mental y asociativa entre nuestros conocimientos y el texto.
Así entonces, veremos cómo Internet utiliza las mismas estructuras narrativas que por centurias, los escritores han desarrollado y aplicado para contar sus historias, por ende podemos afirmar que Internet es un invento de la ficción literaria. Para ello abordaremos los conceptos de linealidad y tabularidad; conoceremos que es el pensamiento leonardiano y como se aplican al hipertexto, luego nos centraremos en cuatro obras literarias que ya utilizaron un hipertexto mental y estructural, pero no informático Linealidad y tabularidad
Una historia que desde su inicio hasta el fin respeta la lógica temporal y el orden preestablecido de las acciones tienen una escritura lineal, mientras que las obras que no ciñen a este orden y crean una ruptura de tiempo y espacio, son tabulares.
La linealidad la encontramos en la base fundamental de todo texto pues una historia tiene que estar constituida desde su inicio hasta su final, de manera lógico-temporal, pues como dice Christian Vandendorpe (1999) en Del papiro al hipertexto, ensayo sobre las mutaciones del texto y la lectura: “A primera vista, el relato es el prototipo de una masa verbal lineal y de una tabularidad débil o nula” (39), pero no todo relato merece ni tiene que ser contado con esta estructura, lineal, pues de lo contrario se banalizaría el hecho artístico, que propende a romper las estructuras de lo canónico y a alejarse de la linealidad “De hecho, la noción misma de texto, que viene del latín textus, remite originalmente a la acción de “tejer entrelazar, trenzar”, lo cual supone el juego de varios hilos sobre una trama determinada, y, por su retorno periódico, la posibilidad de crear motivos”. (40)
Es importante recordar los conceptos de trama y argumento, desarrollados por los formalistas rusos. De Aguiar e Silva en su obra Teoría de la literatura (1986) expone la diferencia:
La trama está indisolublemente ligada a los procedimientos artísticos utilizados por el narrador, a la manera de presentar personajes, al modo de describir los acontecimientos, al tratamiento del espacio y del tiempo, etc. El argumento puede resumirse en breves palabras, pero la trama no puede sintetizarse más o menos parafrásticamente, so pena de mutilar la complejidad de la obra novelesca. (476)
Construir y distinguir el entramado de una historia es lo interesante, ya que como escritores, quienes trabajamos con palabras y figuras etéreas que mueven las acciones, construimos de manera rústica y artesanal un andamiaje que pasa casi desapercibido por el lector, a quien le interesan los motivos de los personajes, las consecuencias y las relaciones. Lo lineal se conforma con la estructura básica de presentar el conflicto, desarrollarlo, llegar a su clímax y resolverlo, forma persistente en todo relato, pero que varía y se rompe en las grandes obras de la literatura universal.
Es así que autores como Cortázar y Borges buscan nueva formas narrativas para abolir la linealidad del relato y hacerlo tabular, con la finalidad de que el lector recree, reestructure y reorganice su pensamiento para configurar la historia, que no le ha sido contada como un cuento folclórico o una narración oral, es decir, de principio a fin. Romper con la unidireccionalidad propuesta por Aristóteles en su Poética es generar un texto tabular que a su vez produce múltiples motivos, originados por similares causas, que de igual manera establecen nuevas formas de presentar la historia, de leerla y de comprenderla.
No todas las historias lineales son completamente predictivas, pues entre ellas tenemos al relato policial o de enigma, ni tampoco todas las tabulares son muy inteligentes, pero si simulan, mucho más, los ejercicios mentales que hacemos a diario en nuestra vida, pues representan un desafío para nosotros.
Pensamiento leonardiano versus pensamiento aristotélico
En “Correspondencias”, Luis Racionero (1997) estableció dos tipos de pensamiento: el lógico de causa y efecto, el aristotélico, y el de la analogía, el isomorifismo y las correspondencias, el leonardiano. En este brevísimo ensayo, explica que el pensamiento aristotélico es cuantitativo y se expresa en ecuaciones matemáticas, mientras que el leonardiano de sincronicidad es cualitativo y se expresa en imágenes simbólicas que comparan cada cosa con una de las ideas en sí mismas, sin reducirlas a unidad común, como en la metáfora. “Ahí está el trabajo, ahí la obra: conectar, siempre conectar, todo con todo; significativamente: imaginación” (Racionero 1997:118).
Estas conexiones mentales son tomadas por Internet y materializadas con el hipertexto. Así, esta herramienta informáticase constituye en la concreción de lo tabular y leonardiano, pues permite anular lo lineal y establece conexiones con las analogías y correspondencias.
Hipertexto
El hipertexto, mediante el cual se erige Internet, es una herramienta informática que enlaza textos, fotografías y gráficos entre sí o entre ficheros almacenados. El hipertexto, base fundamental de todo documento en la Red, rompe con la linealidad y con la lógica de causa-efecto o acción-reacción y unifica las nociones de espacio y tiempo, por ello Internet es un medio tabular, pues “permite el despliegue en el espacio y la manifestación simultanea de diversos elementos susceptibles de ayudar al lector a identificar sus articulaciones y encontrar lo más rápidamente posible las informaciones que le interesan” (Vandendorpe 1999:114)
Con el hipertexto se rompe la linealidad y se acaba con el pensamiento aristotélico, ya que al utilizarlo, el usuario de la Red puede acceder de manera tabular, bajo una concepción leonardiana a cualquier información diseminada en el ciberespacio, sin necesidad de ir desde un inicio hasta un final.
1. Selección. El caso más sencillo de selección es aquel en que el lector escoge en una lista o determina por una entrada en el teclado el bloque de información que está interesado en leer. Los diversos bloques de información constituyen otras tantas unidades distintas entre las cuales no hay ningún enlace esencial. El lector es guiado por una necesidad de información muy precisa que se agota no bien logro la satisfacción. (…el modo más frecuente de selección lo ofrecen las “hiperpalabras”, denotadas por un color particular, y sobre las cuales el usuario es invitado a cliquear para explorar el contenido que encubren.
2. Selección y asociación. El lector escoge el elemento que quiere consultar, pero también puede navegar entre bloques de información dejándose guiar por las asociaciones de ideas que surgen con el fluir de su navegación y de los enlaces que se le proponen. Este modelo es típico de la enciclopedia.
3. Selección, asociación y contigüidad. Además de los modos precedentes, los bloques de información son accesibles de manera secuencia, como lo son las páginas de un libro. Este modelo convienen a un ensayo o a un artículo científico y sobre todo será utilizado para adaptaciones sobre CD-ROM de obras impresas sobre papel. Corresponde a una transposición simple del formato códice al formato electrónico (…).
4. Selección, asociada, contigüidad y estratificación. Además de ser accesibles mediante los modos precedentes, los
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