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LA NAVIDAD DE ANTONINO


Enviado por   •  12 de Noviembre de 2017  •  Ensayos  •  3.535 Palabras (15 Páginas)  •  204 Visitas

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LA NAVIDAD DE ANTONINO


PERSONAJES:
Narrador
María
José
Pueblo de Nazaret
Fray Serafín
Fray Pacífico
Doña Buru
Antonino
Arcángel Gabriel
Serafín
Querubín
Satanás
Famabal
Playbel
Tomaté
Moneybu
Bartoldo
Bato
Cenobio
Celfo
Toribio
Fileno

PRIMER ACTO: LA CHOZA DE ANTONINO

(Un bosque con una casa cuyo interior y cuya puerta se perciben)

NARRADOR: Hace ya bastante tiempo, cuando los frailes menores andaban aun por los caminos predicando el Evangelio y pidiendo limosnas de casa en casa, sucedió que dos frailecillos llevaban ya varios días sin comer. Caminaban por un espeso bosque, la nieve cortaba sus pies ensangrentados y el frío les penetraba por los huesos.

FRAY SERAFÍN: Llevamos ya más de tres días caminando hermano Pacifico, ojalá el Señor se dignara regalarnos un lugar donde pasar la noche, aunque sea este día que celebramos su nacimiento. Me siento desfallecer.

FRAY PACÍFICO: Ten fe hermano Serafín, el buen Dios del pesebre y nuestro amado Padre san Francisco no nos dejaran morir aquí solos en medio del frío.

FRAY SERAFÍN: Pero mira hermano, el Altísimo ha escuchado nuestros ruegos, ahí hay una pequeña choza y por la luz encendida parece que está habitada.

FRAY PACÍFICO: ¡Alabado sea Dios! Vamos hermano, toquemos a la puerta, con suerte nos dan algo de comer y nos hacen un lugar junto al fuego.

(Los frailes tocan a la puerta de la casa)

FRAY SERAFÍN: ¡Hey!, paz y bien, ¿Hay alguien aquí?

DOÑA BURU: ¡Váyanse! No tenemos nada, déjenos en paz.

FRAY PACÍFICO: Somos los hijos de san Francisco, ¿podría compartirnos un poco de alimento y calor?

FRAY SERAFÍN: Llevamos más de tres días sin comer, tenemos hambre, frío, sed. Por amor de Dios, tenga caridad.

DOÑA BURU: (Asoma por un extremo de la puerta) ¿Los hijos de san Francisco? ¡Qué alivio!  Pasen, pensé que era el cobrador, es que como están las cosas le debo a las once mil vírgenes: a Coppel, Soriana, Farmacia Lupita, Ferretería Núñez ¡Ah! Y a Fray Severiano. Pero pasen, pasen no se queden ahí, lo único que nos queda es un poco de pozole congelado de la fiesta patronal del año pasado, siéntense junto al fuego, la casa es pobre pero acogedora.

(Los frailes se introducen en la pobre casa, en el fuego una olla, una mesa con dos sillas y en la única cama yace un niño enfermo, ellos se sientan en el suelo)

ANTONINO: ¿Mamá? ¿Se han ido? Tengo miedo, ¿si nos quitan lo poco que nos queda?

DOÑA BURU: No hijo, estate tranquilo, son amigos, dos frailes franciscanos, se quedaran a cenar y a dormir con nosotros.

ANTONINO: ¿Son los hijos de san Francisco? ¿Aquel santo del que me contaste que hablaba con las aves y los lobos, y que amaba a todos los hombres, también a los malos?

FRAY PACÍFICO: Sí, esos somos nosotros. Hemos venido a celebrar con ustedes la Navidad. A propósito no nos hemos presentado.

DOÑA BURU: Me llamo Burundunfara, como mi abuela, que en gloria esté.

FRAY PACIFICO: (Murmura) ¡Pobre mujer!

DOÑA BURU: ¿Qué ha dicho?

FRAY PACIFICO: (Nervioso) Nada, nada, digo que sí, que Dios tenga en gloria a su abuela.

DOÑA BURU: Bueno, como mi nombre es largo, me pueden decir doña Buru, y él es mi hijo Antonino. El  pobrecito está muy enfermo, lleva ya muchos años en cama, y lo hemos perdido todo en doctores, pero nada de nada, espero que ustedes puedan hacer algo por él.

ANTONINO: ¿Qué es Navidad? ¿Qué celebramos este día?  

FRAY SERAFÍN: Esa es una historia muy bella, si quieres te la contaré.

ANTONINO: Si, Cuéntala.

FRAY SERAFÍN: Pues veras. Esta historia comienza hace muchos años, en un pueblo muy pobre y pequeño, que se llamaba Nazaret…

(Se cierra el telón)

SEGUNDO ACTO: NAZARET.

(Un pueblo común y corriente, los habitantes realizan sus oficios mientras bailan, al centro María y José se quedan solos)

JOSÉ: ¿Cómo es posible que me hayas engañado de esa forma María?, yo confié en ti.

MARÍA: Entiende, por Dios, José, este Hijo es un enviado de Dios, es suyo, el Ángel me lo ha dicho.

JOSÉ: Pues yo no creo esos inventos del ángel, y ¿sabes qué? se acabó. No quiero volver a verte, sin embargo diré que yo soy el culpable. Ahora vete por favor, quiero estar solo. (María sale, José se sienta en el suelo, entra el arcángel Gabriel) Dios, Dios, ¿Cómo es posible que me haya visto la cara así? ¿Yo la creí tan buena, tan pura, tan fiel?  ¿Y… si María tuviera razón?

GABRIEL: ¡Pues claro que tiene razón! Menso, ella es fiel, buena, pura, santa, casta, bella, limpia, pulcra.

JOSÉ: ¿Y tú quién eres?

GABRIEL: Dr. Gabriel Nubes altas en los cielos. Para servirte, que no te digan, que no te cuenten, no te dejes engañar por charlatanes, soy el único, el irrepetible, el inigualable Gabriel, le devuelvo a la persona que más ama, le quito obstáculos en el camino, velo por su salud de cuerpo y alma, comuníquese conmigo al 01800 777777. Y en un abrir y cerrar de alas estaré a las puertas de su hogar. ¡Taran! Ya hombre, no sufras José, María te ha dicho la verdad, lo que ha concebido es fruto del Espíritu Santo.

JOSÉ: Si, pero que hago, la despedí, la rechacé, como le hago para que regrese (Cantado) ¿Y qué puedo hacer?

GABRIEL: (Cantado) Entrega todo.

JOSÉ: (Cantado) Todo se lo di.

GABRIEL (Cantado) Inventa  un modo. (Tose) No hagas novelas José, María es una mujer superhiperespecial. Ella ya te ha perdonado, pero hay va lo bueno, tú tienes una misión especial.

JOSÉ: ¿Ah sí? ¿De manera que me vas a poner a trabajar en mi día libre? Válgame Dios. Oye. ¿De casualidad no eres el maestro de postulantes? No, no creo, el maestro ha de andar organizando una caminata al cerro de la cruz más cercano. Bueno, ¿Cuál es la tarea que me vas a dejar?

GABRIEL: Tu tarea, José, será cuidar de María y de ese niño. Naturalmente, es el Hijo de Dios, él te acompañará y guiará tu misión. Ahora, anda a buscar a María que mañana a primera hora, en el burro de las cinco y media tienen que partir a Belén.

(Se cierra el telón)

TERCER ACTO. EL INFIERNO. LOS DIABLOS BAILAN UNA CANCIÓN CARIBEÑA DISFRUTANDO DE UNA FIESTA PLAYERA. SATANÁS LLEGA DE IMPROVISO.

SATANÁS: ¡Paren inútiles! ¡Paren! No los puedo dejar un momento solos porque inmediatamente se ponen a hacer desorden, de ahora en adelante, nada de ruido a la hora de la siesta, y nada de andarse bañando antes del levanto. Que conste que como dice sss, ssssannnn Pablo: “Les quise dar alimento sólido pero no lo pudieron digerir, de ahora en adelante pura lechita”.

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