La Abuelita Del Pueblo

LA ABUELITA DEL PUEBLO

Erase una vez, en un pueblo lejano, una viejecita que vivía sola en su choza, los niños del pueblo la llamaban la bruja, porque su choza estaba descuidada y estaba en medio del bosque.

Un día, la viejecita va al pueblo a comprar algunos víveres y observando por los vidrios de la tienda hacia la calle ve un grupo de niños jugando y gritando a lo que la viejecilla le comenta al señor de la tienda y otras personas que estaban ahí:

- Fíjense que tengo el presentimiento de que sucederá una tragedia en este pueblo.

A lo que la señora Petra le dice:

- No diga eso señora, este pueblo es muy tranquilo y la gente es buena solo algunos pequeños traviesos que andan por ahí, usted está loca.

La señora sale de la tienda con su canasto, voltea a ver a los niños, y continua su camino hacia su pequeña choza.

- Ahí va la bruja- grita Juanito

- Bruja, bruja- gritan todos los niños

- Cállense, no les vaya a echar una maldición – le dice María

El señor pasa por un lado de los niños escuchando sus comentarios.

- Claro que no, ella es solo una anciana solitaria –les dijo -Déjenla en paz-

Pasan los días y llega el día de la fiesta del pueblo todo mundo asiste y los niños del pueblo comienzan a jugar:

- A que no te atreves a entrar a casa de la bruja – dice Juanito

- Si me atrevo. Solo es una anciana- contesta Luis.

- Pero esperemos a que la bruja salga al pueblo así no nos embrujara- replica María.

Pasan las horas cuando ven que pasa la viejecita al pueblo a comprar sus víveres, ya que ella no asistía a la fiesta:

- Es el momento perfecto dice, Juanito

- Si vamos, vamos- exclaman los demás.

Llegan a la casa de la viejecita y los niños se acercan con desconfianza.

- Vas a entrar o tienes miedo- dice Juanito

- Claro que entrare- dice Luis

- Yo también entro contigo- Exclama Pedrito el más pequeño

- Y yo, también quiero saber cómo es la casa de la bruja- comento Miguel

De tal modo que terminan entrando todos los niños a la choza.

Al entrar se dan cuenta que la viejecita vivía con muchas carencias, solo tenía un catre donde dormía, una sillita de madera ya a punto de quebrarse, y su mesa era una caja de madera, sus ventanas estaban tapadas con papeles y retazos de telas.

Al estar el lugar tan oscuro uno de los niños exclama- mira aquí a un lado del

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