La Comunicación y el liderazgo.
Laura073Trabajo24 de Agosto de 2018
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La comunicación y el liderazgo
¿Los líderes nacen o se hacen?, esta es una pregunta que se han hecho muchas personas a través de la historia y para la mayoría la conclusión es que los líderes nacen; sin embargo, en ciertas circunstancias el líder se puede hacer, puede presentarse una situación en la que se requieran los conocimientos y las habilidades de una persona para resolver una determinada problemática. En ese momento es escogido porque es la persona más capacitada para resolver determinada situación.
No obstante, independiente de la manera en que surge un líder o de las circunstancias, hay una habilidad que todos deben poseer y es la comunicación. La comunicación es el proceso en que se transmite y se recibe información, por lo tanto, si la comunicación entre un líder y su equipo es asertiva y eficaz, las tareas encomendadas se desarrollaran de manera exitosa.
Un líder debe ser esa figura que inspire a su equipo a seguir adelante, con su actuar, demuestra no solo conocimiento, sino capacidad para transmitirlo, y competencias para guiar y trabajar en y con equipos multidisciplinarios.
Sin duda alguna, estas capacidades más una comunicación asertiva, hacen que un líder minimicen las brecha entre la visión y la misión, que pueda transmitir de manera eficaz el objetivo propuesto y que su equipo pueda percibir con interés todo aquello que se les comunica.
Un líder no solo necesita de estas habilidades especiales para llevar acabo su propósito, los líderes necesitan seguidores, y no cualquier clase de seguidores, sino aquellos que de manera voluntaria se convierten en colaboradores, en alguien que también ejerce influencia en el líder no tan sólo como receptor de mensajes sino como creador de respuestas y nuevos mensajes que afectan o modifican al líder.
El liderazgo es un proceso social que depende en gran medida de la comunicación, porque implica una relación con otros, una interacción entre las partes. A través de este proceso, el líder puede afectar los pensamientos y conductas de sus colaboradores, mediante la persuasión.
Para que la comunicación sea efectiva, el mensaje debe ser claro y coherente, tocar las emociones de los receptores y que permita construir un espacio con un significado compartido.
La comunicación es el factor de desequilibrio en el liderazgo, porque da la oportunidad de capturar el interés de los interlocutores y convertirlos en seguidores y logra la posición o el objetivo deseado.
La comunicación más allá de un proceso cognitivo es un proceso emocional, vence la resistencia al cambio y plantea soluciones de cara al futuro. Es precisamente lo que plantea Robert McKee, quien especifica que “las historias llenan una profunda necesidad humana por captar los patrones de la vida, no meramente como ejercicio intelectual, sino como una experiencia muy personal, emocional” (2003).
El liderazgo es una invitación a crear una interpretación del mundo, lo anterior refleja el rol esencial que juegan las emociones tanto en la interpretación del mensaje como en la adopción del cambio de actitud o comportamiento que éste conlleva. Nelson Mandela así lo pronunció, en el momento de ganar las elecciones en Sudáfrica en 1994: “Nuestro temor más profundo no es que somos meramente idóneos. Nuestro temor más profundo es que tenemos poder más allá de toda medida. Es nuestra luz, no nuestras tinieblas, lo que nos atemoriza.
Nos preguntamos: ¿quién soy para ser brillante, maravilloso, talentoso y fabuloso?
En realidad, ¿quién eres para no serlo? Sois los niños de Dios. Si actuáis de forma pequeña de nada le sirve al mundo. No es un acto iluminado encogerse para que las otras personas a vuestro alrededor no se sientan inseguras.
Hemos nacido para manifestar la gloria de Dios que se halla en nosotros. No en algunos de nosotros; está en todos.
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