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La Evolución De La Narrativa Española Desde 1939 Hasta Los años 80


Enviado por   •  11 de Marzo de 2014  •  1.494 Palabras (6 Páginas)  •  280 Visitas

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La evolución de la narrativa española desde 1939 hasta los años 80

1ª parte del TEO 4 presentado por: Ntinta Stavroula

Al terminar la fratricida guerra civil, España se quedó arruinada tanto económica como socialmente. El país se dividió en vencedores y vencidos. La miseria, el hambre y la angustia por el porvenir prevalecían, creando un clima de inseguridad y frustración entre la población. Se inició la primera, devastadora etapa del franquismo, que suponía el estancamiento cultural del país, debido al aislamiento de España del mundo exterior, la falta de libertad de prensa y sobre todo, la férrea censura del régimen cuyo lema era: ¨Una poética, una política, un Estado¨. Asimismo cabe añadir, la marcha de eminentes autores al exilio (R. Sender, Max Aub, Fr. Ayala etc.) para rescatarse de las represalias, quienes desarrollaron la narrativa ¨trasterrada¨ o ¨peregrina¨. (Alexiou, 2001: 157, 158, 168). Así pues, en los primeros años de la posguerra, la novela española, comparándola con la europea, se sitúa al margen de los cambios novelísticos. Entonces, nuevas promociones aparecieron, diferenciándose entre sí, y reflejando las alteraciones sociopolíticas de cada década.

En la década de los cuarenta brotó una nueva generación, la denominada primera promoción de la posguerra, cuyos representantes más distinguidos fueron: Torrente Ballester, Camilo José Cela, Carmen Laforet y Miguel Delibes. Dichos escritores pretendían presentar la realidad desoladora de España, tras la guerra, basándose en sus vivencias pero sin ejercer una denuncia social directa. Por ello, sus temas principales eran la soledad, la angustia, la inadaptación, la frustración y la muerte, es decir, los conflictos existenciales del individuo. De ahí que estas obras las denominaran novelas existenciales. La novela Nada de Laforet, es la más típica de dicha corriente (Premio Nadal), publicada en 1945. La escritora nos presenta tanto la vida rutinaria y sin sentido de una estudiante en Barcelona como sus emociones surgidas por el ambiente familiar y universitario. (Barroso, IV, 2006: 260, 261, 269). Otra obra representativa es La sombra del ciprés es alargada (1947) de Delibes, cuyo tema es la obsesión por la muerte. Asimismo, estaba en boga la novela tremendista (neonaturalista), cuyo punto de empuje fue la publicación de La familia de Pascual Duarte de Cela en 1942. El escritor nos relata con objetividad, los crímenes y las atrocidades del protagonista, revelando un mundo lleno de pasiones salvajes. Pascual era un nuevo pícaro cuya conducta estaba determinada por su entorno familiar y social. (Ibídem: 263, 264) Pues, el tremendismo era una corriente que se caracterizaba por la deliberada crueldad en la presentación de hechos repugnantes y asquerosos (crímenes, adulterios, violencia), ejercidos por unos personajes marginados y desorientados, en un ambiente sórdido y miserable. (Alexiou, 2001: 170, 171).

En la década de los 50, en España se notó una recuperación económica (desarrollo industrial y de turismo), ya que el régimen inició una apertura hacia el extranjero, incorporándose en organismos internacionales. Así, empezó la difusión de la literatura estadounidense, italiana y francesa lo que ayudó al surgimiento de una nueva promoción, ¨la generación del medio siglo¨, cuya meta era no solo reflejar la realidad, sino explicarla y reformarla. Su lema era que ¨la novela debe ser utilitaria y ponerse al servicio del hombre¨. Pues, el existencialismo y tremendismo se reemplazaron por la corriente del realismo social que se inauguró con la publicación de las novelas – La colmena de Cela, La noria de Luis Romero y Las últimas horas de Suárez Carreño- cuyos cambios notables fueron: el personaje colectivo (clase social o grupo), la narración simultánea, la visión objetiva del autor y la reducción del tiempo y del espacio. Cabe agregar que se daba más importancia en el contenido que en la forma, ya que el realismo comprometido intentó acercarse a la clase obrera. (Alexiou, 2001: 158, 172, 173, 175, 193). El auge del realismo social se notó entre 1954 y 1962 y abarcó dos vertientes: el objetivismo, es decir, la escueta descripción -casi fotográfica- de la sociedad sin la aparición de

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