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La Labor De Leer Y Escribir


Enviado por   •  26 de Junio de 2013  •  2.705 Palabras (11 Páginas)  •  338 Visitas

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Es para todos preocupante que, a pesar del esfuerzo de docentes, padres de familia y alumnos, la educación que se imparte a nivel de secundaria no tenga los resultados esperados. Sabemos que el problema es multifactorial. Es lamentable, por ejemplo, que existan alumnos de sexto de primaria que tengan mejor desempeño en lectura que sus compañeros de tercero de secundaria. Asimismo, estamos convencidos de que en nuestro país hace falta potenciar las habilidades estéticas en las aulas, pues la población tiene cualidades musicales y plásticas notables. La secundaria es un periodo de grandes retos para los docentes y cambios relevantes para los jóvenes, por ello merece especial atención.

Estamos convencidos de que la danza clásica produce placer, en particular para quien la ejecuta, incluso durante una clase formal. Creemos que si se emplea el gozo como herramienta para enseñar, el aprendizaje será más efectivo y redituará más a largo plazo. Pensamos que los jóvenes de secundaria deben estar expuestos al arte para tener una preparación armónica; la razón es que están en la edad de los grandes sueños, y el conocimiento favorece que perdure el deseo de tener una vida plena. Sería deseable que la educación se transformara de tal manera que se privilegien las habilidades sobre el conocimiento, debido a que este último está en cambio continúo.

El dominio de las habilidades

Los artistas pretenden trascender mediante sus obras, persiguen durante todas sus vidas un ideal. El arte debe de favorecer la diversión y los intercambios sociales.

El ideal del ballet clásico es la perfección. Se espera que, a lo largo de la interpretación, el espectador disfrute de una sucesión de imágenes acompañadas de música, donde la estética fluya de manera ininterrumpida. En los bailes populares, el nivel de dominio de la danza suele ser menor. Esto no impide que el intérprete se divierta y baile largas horas.

Existen grandes diferencias entre la lectura en voz alta de una poesía o de una noticia deportiva a la hora del desayuno. Lo mismo sucede con las matemáticas: casi cualquier alumno aprende a sumar, sobre todo si tiene acceso a una calculadora; en cambio, le resulta más complicado demostrar un teorema. Y ni se diga de la pintura, sólo los artistas son capaces de elaborar una obra de arte, después de años de ejercicio.

El docente en el aula entrena a sus estudiantes en una serie de materias que todos deben hacer suyas. Sólo en algunas disciplinas permite actos de creación, como en el arte o la redacción. Los actos de creación se producen cuando las personas unen colores, conceptos, formas, ideas, palabras o sonidos que antes parecían desconectados. Así, un pintor como Rufino Tamayo unió colores y formas que lo hicieron grande o Jaime Sabines logró fascinar al público con sus metáforas. Y muchas investigaciones científicas resultan tan estéticas como una obra de arte.

Lo que está en el fondo de lo narrado es la búsqueda del placer a través del conocimiento y el dominio de una habilidad: la danza por las figuras acompañadas de música, la poesía por lograr sintetizar sentimientos y cadencias de manera estética, y las matemáticas cuando se logra resolver un problema que parecía complicado de manera sencilla y elegante.

El cerebro, la música y la felicidad

Los seres humanos somos parte de la evolución de la vida en la Tierra. Para garantizar la preservación de la especie, la naturaleza emplea varias estrategias, como el placer, el juego y el trabajo. Por consiguiente, los elementos que son vitales para la supervivencia de la humanidad están acompañados de placer. Dos ejemplos son la comida y el sexo. Otros son la superación de un reto o la fascinación al observar objetos brillantes en movimiento: pensemos en los juegos pirotécnicos o una función de ballet.

La felicidad requiere renovación. Por más delicioso que esté un manjar o por más fascinante que sea un encuentro amoroso, por más satisfechos que hayamos quedado, por más sublime que haya sido la experiencia, después de cierto tiempo queremos más. Por supuesto, existen otras fuentes poderosas de felicidad como las redes familiares y sociales de amigos: éstas requieren dedicación para ser eficaces.

En otras palabras, a la vida le ha tomado millones de años llegar hasta donde está ahora. Lo ha hecho paulatinamente; cuando un ser vivo sufre una mutación, si ésta es favorable, se reproduce; de lo contrario, lleva a la extinción. Así, abusando del lenguaje, una de las estrategias de la vida es el placer.

Existen muchos medios de expresión que emplean el placer, uno de ellos es la música. Esto no es de sorprender, aun cuando nuestro cerebro proviene de cazadores recolectores, somos capaces de disfrutar de la música clásica, porque es una manera de comunicar, en suma, una fuente de placer. La poesía tiene esa virtud, la cadencia con la cual se recita produce satisfacción. Incluso si no comprendemos todas las palabras ni los sentidos ocultos, la poesía es capaz de producir felicidad; por eso es tan importante que nuestros alumnos aprendan a leerla bien.

Los teoremas matemáticos son elegantes, sintéticos, lo mismo sucede con las demostraciones de las hipótesis. Probablemente el placer que producen esté relacionado con la búsqueda de ahorro de energía. Pensemos en las toneladas de comida que consumimos durante nuestra existencia. Si ahorramos energía, esta cantidad disminuye. Por eso hay características tales como la pereza, es decir, técnicas de ahorro de energía de un individuo. Así que el docente de matemáticas puede remarcar la manera en que las matemáticas nos simplifican la vida, al contrario a lo que se piensa, es decir, que la dificulta. Podemos resolver problemas si practicamos la manera de hacerlo y entre más simple sea la forma nos producirá mayor satisfacción y un menor gasto energético.

En una clase de ballet se repiten una y otra vez ejercicios: las posiciones, el equilibrio, los pasos y sus combinaciones con ciertos ritmos y a distintas velocidades, y la respiración. Lo mismo sucede con la lectura o las matemáticas. Se deben, primero, ejercitar las palabras y los números, y después las oraciones y la aritmética. Es decir, el alumno debe estar familiarizado con los conceptos básicos y manejarlos con holgura para seguir avanzando. Es muy difícil que un joven lea un poema y lo disfrute si no comprende las palabras y lee con tropiezos o no respira en los momentos adecuados. Asimismo, resulta complicado para un estudiante comprender las fracciones si no ha adquirido cierta práctica con las sumas, divisiones e igualdades.

Esta satisfacción se logra con un buen maestro, que debe tener varias características:

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