La Mujer Moderna Según Darío Y Agustini

Un tema muy popular del modernismo fue la mujer en la sociedad Latinoamericana. Los poetas Rubén Darío y Delmira Agustini tienen opiniones diferentes sobre el papel y las capacidades de la mujer moderna. Esta diferencia revela dos corrientes distintos en el modernismo. Por un lado, tenemos a la mujer “Dariana,” que llega de tradición clásica y tiene una cierta aura de enigma y un ser incontrolable. Con referencias a Diana y otras mujeres de mitología, Darío sugiere que esta cualidad es intemporal e intrínseca en la mujer. Por otro lado, Delmira Agustini describe a una “mujer” más moderna, quien puede experimentar su deseo sexual al igual que los hombres. Ella quebró las reglas de su sociedad cuando le dio voz a la actitud sexual de las mujeres. Mientras la mujer dariana es misteriosa y el objeto del deseo de los hombres, la de Agustini es la mujer Americana de la época moderna, con sentimientos iguales a los hombres. Estas dos ideas representan dos corrientes distintas del modernismo.

Un atributo que tienen todas las mujeres “Darianas” es un aura de enigma. “Misteriosa y cabalística, puede dar celos a Diana, con su faz de porcelana, de una blancura eucarística” (Darío, Para una Cubana). La mujer dariana no es solamente misteriosa, pero también tiene algunas cualidades de pureza física y encanto divino. Describirla con una “faz de porcelana” connota que la belleza de esta mujer es perfecta y pura. Además, él atribuye esta perfección a una fuente sagrada, haciendo referencia a la eucarística y a la hostia en “Ite, missa est.” En el poema “Era un aire suave…,” Darío añade un sentido de poder que su mujer tiene sobre los hombres del mundo. Este poder viene con la idea que la mujer dariana es inalcanzable. También, su representación de la mujer como Diana u otro dios mitológico sugiere que no es una criatura del mundo real, sino una metafísica y etérea. Según eso, no habita el mismo mundo de una señora del siglo veinte.

Mientras tanto, Delmira Agustini representa a todas las mujeres Latinoamericanas con sus revelaciones sobre la mente femenina. Criado en una región de tradición católica de España, el estatus social de las mujeres Latinoamericanas era muy rígido. No eran criaturas con deseos sexuales, sino más iban objetos de los deseos de hombres todopoderosos. Por adoptar la voz de su sexo, Agustini quebró todas las normas sociales al vocalizar su propio erotismo. En “Otra estirpe,” Agustini describe ese erotismo muy explícitamente, diciendo, “Para sus buitres en mi carne entrego.” La referencia a carne afirma que en sentir esos sentimientos del deseo, Agustini habla de la mujer real, no la ideal, no la dariana. No solo menciona carne como una imagen física, sino que también le pone énfasis a su propia sumisión. Entregarse a un amante no es obligatorio, sino una elección deliberada. Por eso, la mujer de Agustini tiene un poder diferente al de la dariana. Tiene poder en elegir lo que le pasa. Para satisfacer sus deseos, Agustini tiene que entregarse a la pasión, describiendola como “ardiente,” “fuego,” y “electica.”

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