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La Obligacion Moral


Enviado por   •  8 de Mayo de 2015  •  2.643 Palabras (11 Páginas)  •  1.564 Visitas

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LA OBLIGACION MORAL.

NOCIONES INSUFICIENTES DE OBLIGACION MORAL:

a) Es muy común hablar de obligación cuando se siente una presión externa, que de algún modo está coaccionando para que el sujeto actúe en determinado sentido. Por ejemplo: "Fulano se vio 'obligado' a renunciar a su empleo en vista de las continuas críticas que le hacía su jefe"; o bien: "Fulano estudia medicina 'obligado' por sus padres". Si se quiere, se puede seguir usando dicho lenguaje para expresar casos semejantes a éste, pero téngase entendido que esa "obligación" a que se alude, es una coacción física, y aun psicológica, pero no es, ni mucho menos, la auténtica obligación moral que vamos a justificar en este capítulo. Efectivamente, existe poco mérito moral en una persona que actúa por coacciones externas. Como lo subrayaremos al final de este capítulo y en el próximo, y de acuerdo con todo lo explicado hasta aquí, el valor moral sólo se inscribe en los actos libres, y, en la medida en que falta libertad en un acto, se pierde la condición indispensable para el valor moral. Ya explicaremos de qué manera la auténtica obligación moral no es incompatible con la libertad.

6) Tampoco debe confundirse la obligación moral con el deseo del premio y el temor al castigo. Por ejemplo: "Con esa recompensa materialmente obligaron a los jugadores a ganar el partido". O bien: "Con tales sanciones estoy obligado a cumplir los requisitos de la 14'. Es un hecho que el deseo del premio, o el temor del castigo constituyen un estímulo que induce u obliga a la mayoría de la gente al cumplimiento de sus deberes. Pero esa "obligación" no es todavía la auténtica obligación moral. El mérito moral necesita no sólo de la libertad, sino también de una intención recta, enfocada al bien en cuanto bien. Haremos notar que la auténtica obligación moral no desvía o contamina la elevada intención de un acto honesto. c) La obligación moral tampoco es la acción del Super Yo, que desde el inconsciente está impulsando hacia el cumplimiento de normas inflexibles y, las más de las veces, inadecuadas. Por ejemplo: La Sra. Xdice que no puede ir a misa este domingo porque su marido salió de viaje, se le fue la sirvienta, y tiene que atender a un hijo enfermo. Ella sabe que está dispensada de ir a misa en tales circunstancias. Sin embargo, dice que no puede dejar de ir porque tiene la impresión de cometer pecado si acaso falta a esa obligación. Una educación sumamente rigurosa le ha introducido esa norma cuyo incumplimiento, en cualquier tipo de circunstancias, le produce un sentimiento de culpabilidad, irracional, pero necesitante. La auténtica obligación moral no es, ni mucho menos, ese tipo de coacción psíquica originada en el propio inconsciente. Como hemos estudiado ya, la conciencia moral, la que verdaderamente nos indica nuestras obligaciones, no es el Super Yo freudiano, sino que, en todo caso, es una actividad consciente y racional, y por consiguiente, basada en razones, no en impulsos. También se ha visto que la verdadera obligación moral puede estar en conflicto con la acción del inconsciente, como es el caso del ejemplo anterior. d) Por último, aun sin la intervención del inconsciente, es necesario distinguir el sentimiento de obligación y la obligación moral. Sucede que no siempre coinciden. Fulano dice que no siente obligación de pagar ciertos impuestos; pero eso no significa que efectivamente carezca de tal obligación. Casos como éste muestran que no siempre coincide la obligación que de hecho se siente, y la que efectivamente tiene un sujeto. La educación correcta logrará que la persona vaya modelando su conciencia para que sea consciente de obligaciones reales, y no ficticias.

LA AUTÉNTICA OBLIGACION MORAL. Lejos de ser una presión originada en la autoridad, o en la sociedad, o en el inconsciente, o en el miedo al castigo, la verdadera obligación moral es de tipo racional. Se define así: 'Es la presión que ejerce la razón sobre La voluntad, enfrente de un valor." Cuando una persona capta un valor con su inteligencia, se ve solicitada por dicho valor, y entonces la inteligencia propone a la voluntad la realización de tal valor. Pero la inteligencia presiona suavemente, sin suprimir el libre albedrío; simplemente, ve una necesidad objetiva, y como tal la propone a la voluntad para su realización. Se trata de una exigencia propia de la razón, con fundamento en un valor objetivo, pero nacida en lo más íntimo y elevado de cada hombre: su propia razón. Es, por tanto, autónoma y no incompatible con el libre albedrío. Esta descripción coincide con las expresiones corrientes: "actuó por propio convencimiento", o bien: "se decidió por sí mismo, fue una elección originada en el fondo de su persona'. Efectivamente, cuando una persona ha captado un valor, es ella misma quien se impone obligaciones, se compromete consigo misma, actúa de modo espontáneo, no tiene necesidad de que otros la empujen en determinada dirección. Si un estudiante capta el valor de la cultura y de su profesión, él mismo se obliga a estudiar, sin necesidad de coacciones externas. Si un joven capta el valor de una muchacha, él mismo se obliga a las atenciones que ella se merece. El matrimonio es un auténtico compromiso y obligación que se echa a cuestas la pareja de novios, y, por supuesto, no por coacciones externas, no por presiones de la sociedad (tales motivaciones en todo caso no tendrían valor moral), sino por propio convencimiento, en vista del valor del amor que se profesan y que los llama a la realización plena del mismo. Esto tiene importantes aplicaciones en la práctica. Por lo pronto, está en pleno acuerdo con lo que se ha dicho acerca de la esencia de la educación: "Lograr que una persona haga lo que debe hacer por sí misma." También concuerda con lo dicho acerca de la formación de la conciencia basada en razones en la medida en que el nifio sea capaz de comprenderlas. Justamente, un curso de Ética en Bachillerato es la culminación de ese proceso racional educativo, a la edad en que la mente del joven pide las razones profundas de lo que debe hacer. Seguir "obligándolo", exclusivamente a base de premios y castigos, sería tratarlo como nifio. Por supuesto, los premios y castigos, así como la acción del inconsciente, y una ligera coacción como impulso en ciertos casos especiales, también deben ocupar un lugar en la educación del nifio y del adolescente. La razón es que el hombre no sólo es razón, también es pasión, también cuenta con un temperamento que es necesario domar. La razón debe tratarse con razones, y mientras el resto de las facultades no se someta a la razón, se deben utilizar procedimientos

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